CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- El amor de una madre no tiene límites, ni físicos o de voluntad, lo cual demuestra diariamente Graciela Flores de 45 años quien tomó como oficio de albañil, uno de los más pesados, para pagar el tratamiento de su hijo que padece esquizofrenia.
Originaria de Matamoros Tamaulipas, Chela, como le dicen de cariño, nos relata que es madre de tres, dos varones y una mujer.
Lamentablemente uno de ellos padece esquizofrenia por lo que ha tenido que hacer lo necesario para conseguir dinero para su tratamiento.
“Tengo cinco años trabajando como albañil y le entro a todo, a resanar, echar un piso, construir un cuarto, un techo, lo que sea yo le entro al trabajo sin importar si es pesado” platica la madre de familia.
Por mucho tiempo, dijo, se dedicó a vender avena y café en la carretera, pero no alcanzaba para sostener a su familia, por lo que decidió ayudarle a su pareja y convertirse en albañil.
“Lo más difícil de ser albañil es cuando toca batir; las batidas, acarrear el material, todo lo cual yo le entro sin problemas. Si hay perros no me meto, porque le tengo miedo a los perros”.
Confiesa que ser albañil no es nada fácil, por lo cual el 91 por ciento del mercado es dominado por varones, ya que se requiere gran resistencia y fuerza, sin embargo desde hace tiempo se quitó el temor de cargar un pico y una pala.
“Algunas personas me ven así, como cualquier cosa, como un ayudante más en el trabajo y mis hijos me dicen que me cuide que tenga mucho cuidado, el más pequeño incluso también es albañil y anda en la obra conmigo”.
En cuanto a las demás madre, ella exhorta a toda mujer a no darse por vencida, a buscar la manera para sacar adelante a sus hijos ya sea en la escuela, una enfermedad o la vida misma sin sentir pena por desempeñar algún oficio.
Si usted necesita un trabajo de albañilería, puede marcar al número 8682259794 o a su Facebook Graciela Flores
Por Raúl López García
EXPRESO-LA RAZON