Así como en Morena la definición de muchas candidaturas dependerá de cuál “corcholata” se imponga en el proceso interno, también en la alianza opositora pesará el contexto nacional para armar las listas de las boletas en Tamaulipas.
Primero un spoiler: Francisco García Cabeza de Vaca no será el candidato del PAN.
Sus operadores y promotores lo saben bien, pero la clarísima intención detrás de su campaña es el viejo truco político de apuntar al objetivo más alto para conseguir algo en el medio, en este caso, cualquier posición legislativa que le otorgue el ansiado fuero constitucional.
Como difícilmente podría hacer campaña en territorio nacional, la única alternativa que le queda es ser anotado como plurinominal.
Esta meta sí está a la mano del ex gobernador, quien mantiene el control de su partido en Tamaulipas y una buena relación con Marko Cortés, quien inexplicablemente -igual que Alito- todavía sigue al frente del Comité Ejecutivo Nacional.
La influencia de los Cabeza de Vaca en el Comité Estatal y en la dirigencia nacional les alcanza para presionar en la puja por la candidatura al Senado.
Eso explica la hiperactividad mediática de Ismael García Cabeza de Vaca, a quien hasta hace algunos meses pocos le conocían la voz.
La intención es imponerlo en la primera posición de la fórmula junto a Imelda Sanmiguel, a quien no le quedaría otra que conformarse con la segunda, lo que la dejaría fuera de la Cámara Baja, si se cumplen los pronósticos y la alianza no logra vencer a Morena en las urnas.
Así, Ismael tendría otros seis años como senador de primera minoría, y su hermano podría llegar a través de la lista de representación proporcional.
A la diputada local por Nuevo Laredo la volverían a mandar al sacrificio, como en la elección extraordinaria donde fue apabullada en la votación.
Pero nada está escrito todavía.
La suerte del panismo tamaulipeco, igual que la de los morenistas, dependerá de cómo se desarrolle su proceso interno para la Presidencia de la República.
El candidato elegido por el PAN puede ser, por ejemplo, Santiago Creel, quien lidera algunas de las encuestas.
El actual presidente de la Cámara de Diputados pertenece a un grupo político muy distinto al que actualmente manda en el Comité Estatal y tiene vínculos mucho más cercanos con el panismo tradicional de Tamaulipas.
Los operadores del cabecismo como Roberto Gil Zuarth, por alguna razón se la están jugando con Lilly Téllez, a quien buscan vender como una opción mucho más aguerrida que la que representaría Santiago Creel.
A diferencia de la 4T donde el proceso parece mucho más encaminado para que una “corcholata” -Claudia Sheinbaum- sea ungida, en la alianza donde coexisten panistas, priístas, perredistas, empresarios y otros furibundos opositores, la definición no está del todo clara.
Aún falta mucho por ver.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES