Entre junio y agosto del 2021, con la elección perdida unas semanas antes, el entonces gobernador Francisco García Cabeza de Vaca activó su plan para poblar el Poder Judicial del Estado de magistrados afines a su proyecto político.
Fue uno de los pasos más importantes para concretar su protección en el futuro.
Ya sabía que había muchísimas posibilidades de que un año después perdiera la gubernatura, como finalmente ocurrió.
En esa camada de nombramientos que pasaron por el Congreso del Estado sin mayores problemas, están los ahora magistrados Mauricio Guerra Martínez, Javier Castro Ormaechea, y el mismo David Cerda Zúñiga, todos ellos provenientes del Poder Ejecutivo.
Se sumó a esa lista aprobada el 30 de agosto por la mayoría panista el nombre de Andrés González Galván, quien unos meses antes había dejado su cargo como Magistrado en el Tribunal de Justicia Administrativa, al que también fue propuesto por Cabeza de Vaca en el 2017.
González Galván es un curioso personaje que, acaso sin darse cuenta, se ha convertido en la prueba viviente del daño que se le infligió a las instituciones de justicia durante la anterior administración estatal.
Buena parte de su carrera la hizo en el Poder Ejecutivo -en la década de los noventa y 2000 trabajó en la Secretaría de Finanzas del estado- y luego en el ITAIT como Secretario Ejecutivo.
Hoy es Magistrado Regional del Supremo Tribunal de Justicia en Altamira, lo que lo convierte en la figura de mayor rango dentro del ámbito judicial en el sur de Tamaulipas. Ni más ni menos.
Desde esa posición, Andrés busca emular los pasos de su padre, el ex alcalde de Ciudad Madero, Guadalupe González Galván, e intenta desde ahora posicionarse como posible candidato de la alianza PRI-PAN-PRD a la presidencia municipal o a cualquier otro puesto de elección popular de los que estarán en juego el próximo año.
Como integrante del Poder Judicial, la ley no le prohibe buscar una candidatura (sólo tendría que renunciar 120 días antes de la elección) pero la campaña que ha desplegado resulta, por lo menos, cuestionable.
Convertido en tik-tokero, y con un mazo en la mano, desde la cuenta @mgdoandresgonzalezgalvan emite todo tipo de opiniones políticas: lo mismo acusa al Gobierno de la CDMX de proteger a manifestantes, que cuestiona presuntos actos de corrupción en el Gobierno Federal.
Pero además “enseña”, como en un clip que tituló “5 palabras de derecho que debes conocer” y en el que explica: “LA COSA: no es ‘aquellito’ de ‘aquellita’”.
Vulgaridades y mal gusto aparte, en el Poder Judicial de Tamaulipas deberían preguntarse qué aportan estos arranques del magistrado tik-tokero a una institución que debería ser garantía de neutralidad e imparcialidad.
No es un asunto menor que el principal representante del Supremo Tribunal de Justicia en el sur del estado, dedique parte de su tiempo a promoverse en las redes sociales, convertido en creador de contenido político.
No abona ni a la credibilidad de los jueces tamaulipecos, ni a la relación -de por sí compleja- entre el Poder Judicial y el Ejecutivo.
Vale la pena recurrir una vez más a la sabiduría del Divo de Juárez: ¿Pero qué necesidad?
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES