La justicia es un concepto fundamental en la teoría política y ética. A lo largo de la historia, diferentes filósofos han propuesto diversas teorías sobre cómo se debe distribuir la justicia en una sociedad. Dos enfoques destacados son la justicia rawlsiana y la justicia utilitaria. Aunque ambos buscan abordar la cuestión de la justicia, difieren en sus fundamentos, principios y enfoques para resolver los dilemas éticos.
La teoría de la justicia de John Rawls se basa en el concepto de la justicia como equidad. Rawls argumenta que la justicia debe asegurar un resultado justo para todos los miembros de la sociedad, independientemente de sus características o circunstancias particulares. Su enfoque se centra en la idea de que la distribución de los recursos y oportunidades debe beneficiar a los menos privilegiados y garantizar un trato justo para todos.
Rawls propone dos principios fundamentales de justicia. El primero es el principio de igualdad básica, que establece que cada persona debe tener igual acceso a los derechos y libertades básicas. El segundo es el principio de diferencia, que permite las desigualdades socioeconómicas siempre que beneficien a los menos privilegiados y estén vinculadas a oportunidades abiertas para todos.
La teoría de Rawls se basa en el velo de la ignorancia, un concepto imaginario que representa una posición original desde la cual se toman decisiones justas. Se argumenta que, bajo el velo de la ignorancia, las personas elegirían principios de justicia que protejan los intereses de todos los miembros de la sociedad, sin conocer sus características o circunstancias personales. Esto promueve una distribución equitativa de los recursos y oportunidades.
Por otro lado, la justicia utilitaria se basa en el principio del utilitarismo, que sostiene que una acción es justa si maximiza la felicidad o el bienestar general de la sociedad. En la perspectiva utilitaria, el objetivo principal es alcanzar la mayor suma de felicidad posible para el mayor número de personas. La justicia se determina por el resultado neto de las acciones y sus consecuencias en términos de bienestar.
La justicia utilitaria se rige por el principio de maximización del bienestar general. Según este enfoque, una sociedad justa es aquella en la que las acciones y las instituciones promueven la mayor felicidad para el mayor número de personas posible. El criterio para evaluar la justicia es la utilidad o el bienestar general, y no hay un énfasis específico en la igualdad o los derechos individuales.
La justicia utilitaria se centra en el cálculo de las consecuencias de las acciones. Es importante destacar que el enfoque utilitario tiene críticas y limitaciones, como la posibilidad de que se puedan ignorar los derechos individuales o que ciertos grupos puedan ser sacrificados en beneficio del bienestar general. Sin embargo, el cálculo de las consecuencias y la maximización de la utilidad son aspectos centrales de la metodología utilizada en el enfoque utilitario para resolver problemas éticos.
POR MARIO FLORES PEDRAZA