Cuando el Caminante conoció a Joel y Trini hace 20 años, la parejita que ya andaba ‘arañando los treinta’, recién había bautizado a su primogénito, David.
La vida parecía sonreírle a los oriundos de Gómez Farías, Tamaulipas. Joel se desempeñaba ejerciendo su carrera de ingeniero agrónomo fitotecnista, y María Trinidad trabajaba en un despacho contable.
Unos años después, nacería su segunda hija, Karlita. “¡Ya tenemos la parejita!” compartía Joel la noticia por teléfono, con su amigo el Caminante.
Mucho tiempo después emigraron a Ciudad Victoria, cuando el joven David ingresó a la facultad de veterinaria.
Lograron acomodarse en trabajos similares, llevando una calidad de vida aceptable. Sin embargo, la pandemia del COVID-19 vendría a trastornar su paz y estabilidad emocional.
Joel se quedó sin trabajo y Trini pasó a ser el sostén de esa familia. Joel se empleó como albañil, limpiando solares, pintor, impermeabilizando techos y cualquier otra chamba que le ayudase a conseguir un ingreso.
Los problemas en casa se intensificaron. Trini empezó a fumar y beber, en tanto que una depresión se iba apoderando de ella.
Un día, un amigo de Joel lo invitó a trabajar en un rancho cercano a Linares, Nuevo León.
El dinero volvió a fluir en las finanzas familiares, pero el daño ya estaba hecho.
Joel iba y venía cada fin de semana y procuraba disfrutar al máximo el poco tiempo qué pasaba con su esposa e hijos.
Sin embargo, el distanciamiento emocional con su pareja era cada vez más evidente. Fue trabajando en Linares, que Joel conoció a Paty, una practicante de contabilidad joven y muy bonita.
Al cabo de unos meses, Joel y Paty iniciaron una relación a escondidas. Trini empezó a intuir que algo pasaba, pues fueron varios los fines de semana que Joel no regresó a Victoria por cualquier pretexto.
Parecía que su aventura podía seguir oculta, pero todo cambió cuando Paty inesperadamente se embarazó. Todo el panorama se complicó para Joel, quién decidió no dejar abandonada a su conquista.
Los meses pasaron rápidamente y del fruto de aquel amor prohibido nació una niña. El hombre no le quedó mas remedio, por el momento, de mantener una “casa chica” y vivir una doble vida.
A la par de todo esto, Joel empezó a progresar en ese trabajo, ampliando sus labores a otros ranchos del mismo propietario. Por el contrario, en Ciudad Victoria, Trini fue desocupada pues la empresa para la que trabajaba quebró debido a la pandemia.
Este acontecimiento vino a agravar el deterioro físico de sus nuevas adicciones, tabaquismo y alcoholismo, los cuáles tocaron fondo cuando la mujer se enteró que su esposo tenía “otra familia”.
Fue entonces que Trini contactó al Caminante para narrarle lo que estaba sucediendo. Por extraño que parezca Joel también lo buscó casi al mismo tiempo para pedirle un consejo.
El vago reportero quedó ‘a dos fuegos’ pues ambos eran sus amigos. – Lo qué pasa es que yo no me quiero divorciar – decía Joel – porque si antes no podía ver a mis hijos, si me divorcio pues menos. – Yo no puedo darte un consejo compi – le respondió el Caminante – tú tienes que sopesar lo que es importante para ti, y que también sea justo para Trini.
Pero además esa niña que acaba de nacer no tiene la culpa de tus decisiones ya sean buenas o malas. Trini tampoco estaba dispuesta a ceder. – Yo no quiero divorciarme compadre – confesaba la mujer – a mis años ya nadie me va a dar trabajo y nomás no he podido dejar el alcohol.
– Pero eso se puede arreglar Trini, hay lugares donde te pueden ayudar, y pues por lo del trabajo podrías autoemplearte – le aconsejaba el Caminante.
– Yo no quiero que mis hijo se queden sin padre, porque una cosa es que trabaje fuera, y otra que simplemente ya no quiera ser parte de esta familia. – Pues si amiga, pero tienes que ser sabia, porque finalmente todo va a salir a flote, y tendrás que decidir por lo que sea menos dañino para tus hijos – dijo el Caminante – te aconsejo que busques ayuda psicológica cuanto antes.
– ¿Pero eso de qué me va ayudar? ¡yo no estoy loca! – Tu mente está muy confundida ahora por tanto daño emocional y por tu alcoholismo, necesitas mejorar tu salud mental y emocional para tomar la mejor decisión para ti y para tus hijos. – ¿Y después? ¿que voy a hacer? ¿de qué voy a vivir? – Un paso a la vez, Trini, No te preocupes por las decisiones que debes tomar después, primero lo primero.
Actualmente, Trini y Joel se encuentran en proceso de divorciarse. Afortunadamente ella empezó a tomar terapia.
Ojalá que todas aquellas parejas que estén pasando por un conflicto así, puedan llegar a un entendimiento y solucionar su situación, por su propio bien y por el de su familia. Demasiada pata de perro por esta semana.
POR JORGE ZAMORA