Diversas fallas en la conectividad de Internet, falta de electricidad en el Cedes de Victoria, así como la inasistencia de un abogado defensor, que se encontraba en otra audiencia a la misma hora, demoraron una vez más el inicio del proceso judicial por el caso Camargo que se encuentra en su etapa de juicio oral.
Pactada a las 9:00 horas en la sala F del Centro Integral de Justicia (CIJ) de Victoria, la audiencia pasó a la sala G, luego que en la primera el aire acondicionado no funcionaba.
Luego, se informó que en el penal de Victoria, donde se encuentran 11 de los acusados, tenían problemas por falta de electricidad, motivo por el cual no podían conectarse a la plataforma Zoom para dar seguimiento al proceso.
A las 9:32 horas, el Juez Patricio Lugo Jaramillo, por fin dio inicio al proceso y se pasó lista de presentes a los fiscales, abogados, acusados, familiares de las víctimas, así como el representante de la autoridad de Guatemala, solicitado por uno de los abogados, para dar fe de la identidad de los familiares, en su calidad de testigos de la Fiscalía.
Sin embargo, la ausencia de ese defensor, Víctor Hugo García, quien a la misma hora se encontraba en otra audiencia, obligó al juzgador a decretar un receso que se prolongó varias horas, hasta que llegó el abogado.
La modalidad híbrida como se celebran las audiencias, ha retrasado el proceso; en la sala de audiencias en Victoria, asisten el Juez que preside, los agentes del Ministerio Público, un asesor victimal, así como tres abogados defensores de los imputados.
Conectados vía Zoom, el resto de los abogados desde diferentes ciudades, los asesores jurídicos de la Red Jesuita en Guatemala y la Fundación para la Justicia y el Estado Democrático de Derecho, que asisten a las familias en Guatemala.
Las familias se encuentran en un lugar en Comitancillo, departamento de San Marcos, Guatemala y en una sala aparte donde van compareciendo uno a uno, el representante de la autoridad de ese país, en este caso el auxiliar Fiscal, William Jeovani Juárez Velásquez, una psicóloga y una traductora de lengua Mam a español.
La Vicecónsul de Guatemala en México, Zulma Lucrecia Vargas García, también estuvo presente de manera virtual, dando seguimiento al proceso, como lo ha hecho en anteriores ocasiones.
En el transcurso de la audiencia, las fallas en la conectividad siguieron presentándose, luego de nueva cuenta, el Centro de Ejecución de Sanciones (Cedes) de Victoria, se quedó sin luz, por lo que se decretó un nuevo receso de 10 minutos, pero esta vez, el Juez pidió no abandonar la sala y esperar a que se reanudara la conectividad.
NARRAN SU HISTORIA
Para este audiencia, la Fiscalía presentaría a ocho testigos, todos familiares de las víctimas y ocho especialistas, entre peritos y policías que participaron en la indagatoria.
El primero en ser llamado a declarar fue Rodolfo Jiménez Marroquín, padre de Ribaldo Danilo Jiménez Ramírez, quien tenía apenas 17 años, cuando murió acribillado y calcinado en una camioneta en Camargo, Tamaulipas.
El joven Ribaldo, era uno de los ocho hijos de Rodolfo y Judith, quienes vivían de lo poco que el campo les daba; por ello, las ganas de Ribaldo de viajar a Estados Unidos, para trabajar y dar una mejor vida a su familia, recuerda su padre.
Nervioso por la batería de preguntas de la Fiscalía y los abogados defensores, el hombre con palabras sencillas, trata de darse a entender, explica que pidió prestado con sus vecinos 40 mil quetzales, para pagar el viaje de su hijo a Estados Unidos, donde se reuniría con su hermana Carmelita, quien lo ayudaría a encontrar trabajo en ese país.
Recuerda que el 12 de enero del 2021 se despidió de su hijo, dos días después habló con él y le dijo que ya estaban en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, sin saber que sería la última vez que escucharía su voz.
Las comunicaciones posteriores las tuvo Ribaldo con su tía Carmen por mensajes de WhattsApp, a quien le indicaba por dónde iba pasando en su travesía junto al grupo de migrantes.
En uno de esos mensajes logra avisarle que policías habían llegado y les habían quitado dinero y celulares; un mensaje de voz señalaba a su tía que estaba cansado y ya no tenía saldo.
La noticia de lo que había sucedido con su hijo y 18 personas más, las escuchó en redes sociales en Facebook e Internet, policías estatales, Gopes, los habían acribillado y luego los calcinaron.
Una pregunta incómoda de uno de los defensores, pone en evidencia la falta de sensibilidad y empatía para con las víctimas, -¿qué hizo usted cuándo escuchó la noticia?., cuestionó.
-“Usted no se imagina, ese dolor sigue aquí en mi corazón”-, responde un padre cansado, quien a otra pregunta, responde con un cuestionamiento, para saber qué fue lo que pasó ese 21 de enero en una brecha del ejido Santa Anita en Camargo, Tamaulipas.
La tragedia que enlutó a la familia de Rodolfo Jiménez, se repite con otras 16 familias de Guatemala y una de El Salvador, además entre las víctimas de ese día, se encontraban dos mexicanos, presuntos “polleros”, que ayudarían a los migrantes a cruzar el río Bravo para llegar a Estados Unidos.
Álvaro Miranda Temaj, padre de Osmar Neftalí Miranda Baltazar, es el segundo en declarar. De oficio albañil, nació, se casó y vive en la aldea de Chicajalaj también en Comitancillo.
Osmar es uno de los seis hijos que procreó con su esposa Martina. De él recuerda que tenía cuatro años trabajando en la capital de Guatemala vendiendo ropa, pero la paga no era buena, por lo que decidió emigrar a Estados Unidos, en busca de una mejor oportunidad de vida.
En la lista de la Fiscalía se encuentran los nombres de Adelina Díaz, Fernando Pablo, Santos Leocadio López y López, Marcos González, Elida Tomás Flores y Romelia Feliciano Vázquez, quienes contarán sobre sus familiares, quienes perdieron la vida en Tamaulipas.
También habrán de declarar policías de investigación, peritos, vecinos del rancho Santa Anita y algunos otros especialistas, además del testimonio del policía Ismael “V”, quien ha declarado que fueron ellos, los policías, quienes asesinaron a las 19 personas, para luego prender fuego a las camionetas en que se trasladaban, además de alterar la escena del crimen.
POR PERLA RESÉNDEZ