19 abril, 2025

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Los olvidados

EL FARO / FRANCISCO DE ASÍS

Entré en la alcoba de mi casa y encendí el televisor. En la pantalla apareció la imagen del “El Jaibo” un delincuente juvenil quien lleva una pañoleta como cabestrillo para esconder una roca del tamaño de un pequeño melón que súbitamente saca y con una mirada de odio y traición, se la arroja a Julián, otro joven con el que había discutido y que se iba alejando de él, la piedra le pega en la cabeza y Julián grita de dolor y cae, trata de levantarse y no puede, “El Jaibo” toma un tronco y rápidamente se acerca y lo remata pegándole en la cabeza.
Pedro, un niño que acompaña a “El Jaibo” trata de detenerlo y deje de pegarle, “El Jaibo” cuando lo ve inerte, deja de golpearlo, voltea para ver si alguien lo pudo haber observado, le revisa las ropas a Julián, robándole el dinero que traía, le da una parte a Pedro y le dice “vámonos antes de que se recupere”, dejándolo muerto.
La anterior es una de las escenas más dramáticas de la película “Los Olvidados” de Luis Buñuel de 1950 que muestra como la pobreza, la ignorancia, la falta de oportunidades, una estructura familiar disfuncional, pero sobre todo un estado incapaz de proveer a los niños y jóvenes de instituciones que pudieran darles el apoyo adecuado para su formación e inclusión en la sociedad mexicana de la posguerra. Las escenas de violencia, vandalismo, considerar a la mujer como un objeto sexual, abuso de los débiles y crímenes ocurren frente a la estructura gregaria para hacer que se acepten las condiciones que impone el líder.
La película tiene en su inicio, una aclaración contundente: “Esta película está basada íntegramente en hechos de la vida real y todos sus personajes son auténticos”, transcurre en un lugar habitado por personas marginadas y centrado en la vida de un grupo de adolescentes, en algunos casos aún niños, cuya formación los transformara en delincuentes ante la falta total de perspectivas en un entorno nada promisorio, evidenciando que dicha miseria existe por un estado indolente, que no se preocupa por la calidad de vida de los ciudadanos más necesitados, muestra a la miseria urbana como la otra cara del llamado milagro económico mexicano de la época, denuncia a un sistema correccional que no rehabilita.
La respuesta de la sociedad a la película fue de rechazo, inicialmente duró solo 4 días en cartelera, Jorge Negrete propuso expulsar a Buñuel de la ANDA. Una negación completa de aceptar una realidad dura y dolorosa. Hubo inclusive colaboradores de Buñuel, que le reprocharon; “Señor, no todo México es así. Tenemos hermosos barrios como Las Lomas”. El presidente Miguel Alemán la declaró película Non grata. Pero la realidad estaba ahí.
Sin embargo, Luis Buñuel la llevó a Europa y obtuvo el premio al mejor director en el Festival de Cannes, fue nombrada Memoria del Mundo por la Unesco (con el fin de procurar la preservación y el acceso del patrimonio histórico documental de mayor relevancia para los pueblos del mundo), y ganadora de 11 Arieles.
A 73 años de la filmación de Los Olvidados, estos se encuentran más presentes que nunca, son personas marginadas que sufren por la miseria, la ignorancia, la falta de oportunidades y lo más triste, aterrador y que nos debería hacer reaccionar; son explotados por la delincuencia para lucrar puesto que la trata de personas es la tercera actividad ilegal que genera más dinero, después del tráfico de armas y drogas. Los jóvenes y las mujeres de todas las edades en situación de precariedad económica son los grupos más vulnerables.
La trata de personas incluye la explotación sexual, trabajo forzado, mendicidad forzada, sustracción y venta de órganos, sustracción y venta de bebés, secuestro de niños para convertirlos en soldados o sicarios, entre otros fines. De acuerdo con la Organización Mundial del Trabajo, esta actividad criminal produce al menos 150 mil millones de dólares al año.
La CNDH en su informe anual de actividades 2022 establece claramente que “El Gobierno de México no cuenta con una política pública preventiva que haga frente a esta problemática desde sus causas estructurales. Las acciones de prevención implementadas se han dirigido esencialmente a la difusión de información, dejando de lado aspectos indispensables como la implementación de los modelos que permitan combatir dichas causas que generen las condiciones señaladas, frente a los delitos en materia de trata de personas. Aún y cuando existen mecanismos que pueden permitir el desarrollo de acciones para prevenir, combatir y sancionar la trata de personas de forma coordinada, en México se carece de una política de estado para hacer frente a este delito y evitar que siga expandiéndose”.
Ya no tenemos olvidados, tenemos marginados a los que la criminal indiferencia de nuestra sociedad (incluyendo a ciudadanos y al estado), así como la avaricia por lucrar de los delincuentes (donde se encuentran también a políticos y autoridades corruptas) no quieren atender.

POR FRANCISCO DE ASÍS

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