CD. VICTORIA, TAM.- Arnulfo Mata Huerta ha visto cada mañana la luz del sol, de manera ininterrumpida, durante casi 87 años, han sido 31 mil 755 días que ha vivido, y el de hoy, tiene algo muy especial.
Puntual, “La Güera” despierta unos minutos antes de las siete de la mañana, en su hogar ubicado en el Fraccionamiento Las Flores.
Después de ir al baño, barrer la casa y ver las noticias, recibe un mensaje que lo pone feliz y que de inmediato le comparte emocionado al amor de su vida, “¡Mira Heladia!, me mandaron un mensaje del Instituto del Deporte, ya me dijeron que le van a poner mi nombre al Campo Sintético de la Villa Olímpica, ya lo confirmó Manuel Raga”, ella lo abraza y celebran. Heladia elige usar el vestido con flores azules y amarillas que tanto le gusta a su esposo, con una sonrisa en el rostro, se sientan y disfrutan de unos ricos huevitos con papas, almuerzo que prepararon juntos y que a los dos les encanta, “Claro, acompañados de nuestra Coca Light….”.
“…Después nos tomamos la medicina, para la presión, la diabetes y la mala circulación; luego nos sentamos a ver noticias y recibimos la visita de “Pinto”, un perrito que se mete como en su casa y se echa a esperar que le demos de comer”.
Tras compartir un momento con el “peludo” visitante, ‘La Güera’ se pone los tenis blancos que le regaló su querido nieto “Paquito”, también se enfunda en su camisa y gorra de los Bravos, uno de sus equipos favoritos de las Ligas Mayores, por que también le gustan los Yankees.
Le da un beso a Heladia, justo frente a la vitrina de la sala, ahí donde hay un montón de trofeos, reconocimientos, la placa que lo acredita como inmortal del deporte tamaulipeco, y en el centro, la foto del día en que se graduó “Paquito”, uno de sus mayores orgullos.
El nacido un 18 de julio de 1935 en el ejido Las Pilas, de Jaumave, Tamaulipas, toma su inseparable bicicleta amarilla y se dirige a la Villa Olímpica de Tamatán, a unas cuadras de su casa; quiere admirar el diamante de pasto sintético que, le prometieron, pronto llevará su nombre.
A su llegada saluda a los niños que acudieron a entrenar, se sabe los nombres de casi todos, les da un par de consejos y sigue su camino hacia “su cancha”.
“Vamos a paso lento, prefiero evitar las escaleras, ya no es lo mismo de antes, pero como quiera yo puedo….”.
Arnulfo Mata se acomoda la gorra y mira fijamente el diamante que se llamará como él, de inmediato lo invaden los recuerdos.
“Yo vivía en el 15 Ocampo y me iba al 17 a practicar béisbol, era con un palo de escoba, la pelota la hacíamos con las medias de las mujeres, usábamos una boleta de cartón y jugábamos, era un juego de tres bases”.
A los once años, ocurrió algo que marcaría su vida, acudió al Campo de El Embarcadero, donde se sorprendió al ver su primer partido de béisbol, “Yo estaba fascinado, desde ahí nunca me perdí ningún partido; muy joven jugué con el equipo Victoria, con muchos peloteros de la vieja guardia, jugué poco, pero aprendí de todos ellos, fue como jugar con mis ídolos”.
“Nulfito” disfrutó de practicar el béisbol y el sóftbol durante 20 años, pero lo tuvo que dejar de hacer debido a los problemas de la vista.
“Cuando dejé de jugar ingresé al programa de Ligas Pequeñas, era 1971, y me he mantenido como entrenador, hemos sido campeones con muchos equipos, durante muchos años y en diferentes ligas, como en la Victoria, la Santa María de Aguayo, la Universitaria y la Naranjera de Santa Engracia”.
“La Guera” suma 52 años dedicando muchas horas a enseñarle a los niños, las bases y fundamentos del Béisbol y el sóftbol, ha dirigido más de 300 equipos y ha formado más de tres mil jugadores, no solo para que sepan jugar “El Rey” de los deportes, sino también para la vida, pues, “Yo siempre les digo a los niños, lo principal es la escuela”.
Mientras aprecia los fildeos que realizan los jóvenes, recuerda que el béisbol le dio la oportunidad de conocer su otra pasión, el periodismo.
“Yo no sabía nada de eso, pero entré a un taller en el 13 Morelos, luego ingresé a El Heraldo de victoria donde aprendí mucho de deportes, gracias a que iba a leer revistas en el estanquillo”.
También trabajó en El sol de Victoria, El mercurio, El Gráfico rojo y el Negro, el Tamaulipeco y en 1976 ingresó a El Diario de Ciudad Victoria, periódico en el que trabaja hasta la fecha, “Ya me siento ahí como jefe de acciones”, explica entre risas.
A “La Güera” se le llenan los ojos de emociones al confesar que en gran medida, mucho de lo que ha logrado, ha sido gracias al gran equipo que formó con Heladia, a quien conoció en un baile popular, “La vi y dije ‘ella es la buena’, y lo fue, formamos una gran familia y somos muy felices”.
“Le doy gracias a Heladia, lo que soy se lo debo en un 99%, mi señora ha sido muy paciente, comprensiva y cariñosa, con todo y mis ausencias, ella ha sido mi brazo derecho y le doy gracias a Dios por permitirme conocerla, me dio la oportunidad de formar una familia muy numerosa y muy unida, ya todos tienen su profesión”.
Antes de salir, Arnulfo no dejaba de ver “su diamante”, hizo una pausa, respiró y anunció con voz entre cortada: “El béisbol ha sido mi vida, no lo voy a dejar por nada, al periodismo tampoco, voy a seguir ahí hasta el día que Dios me llame”, por que “Si no hay galope, se nos para el corazón”.
POR DANIEL RÍOS