19 abril, 2025

19 abril, 2025

El metaverso en una botella de papel 

CRÓNICAS DE LA CALLE / RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA 

Este es el cielo, vamos rumbo a la Tierra. El camino no va sino que viene. Están todos y sin embargo no hay nadie, es como existe la nada. Este es un sueño, comenzaremos a vivir en cuanto cerremos los ojos.

A lo lejos buscamos lo cercano, si nos acercamos se aleja. No hay nada más cerca del olvido que el recuerdo, pues los polos opuestos se atraen entre ellos. Dos extremos se juntan, son lo mismo, y nadie puede ser enemigo si antes no fue el amigo, por eso nadie es recuerdo si no pasa por el temido olvido. 

Si vamos pronto, llegaremos tarde. La vida y el paraíso será el regreso a las raíces de la Tierra. Estamos afuera y ahora deseamos estar adentro, nadie sabe lo que todos sabemos. La moneda esta en el aire y caerá sello, pero todos pidieron que cayera el águila. No sabremos que afuera es también adentro. 

Como es presente este es el pasado y el futuro, podemos decirlo. Somos viajeros en el tiempo. La confusión es sólo nuestra. La primera carta se parece mucho a la última. 

No es incongruente que lo más frío y lo más caliente quemen los pies, el fuego se parece al hielo donde no se puede guisar un huevo. Un objeto tiene distintas versiones, tiene entonces diferentes realidades. La percepción hace un universo de lo mismo. 

La congruencia nos llena de incertidumbre, quien más temor tiene siempre es el más valiente. Una gota de rocío no es menos que una estrella. Las ciudades están por donde quiera, la nuestra no es más importante que la de las hormigas, según se vea. 

Palabra que para unos es mala, para otros es buena. Una palabra suele decir lo contrario según la ubicación del intérprete. Palabra que es errónea, en otra parte acierta. Luz y sombra. Vida que lleva en los hombros su muerte. 

Ángel y demonio, somos ese otro que odiamos, mentimos con ese propósito, nos necesitamos, uno es el brazo izquierdo, otro es el diestro en el cuerpo. Lo blanco y lo negro, el yin y el yang unidos por un guión. La fuerza y la debilidad en una botella de ron. 

Nada más cerca del amor que el odio. Un paso es suficiente para precipitarse del techo al suelo. Cachetada y beso en Ia misma distancia. 

Vamos al origen, tendremos que pasar por donde llegamos. Por debajo de la puerta, por detrás de las cosas, nos seguiremos negando tres veces porque sólo condenándonos seremos salvos, sólo si enfermamos podremos sanar el daño. 

Encontramos sin buscar y nos pasamos la vida entera buscando lo inhallable. Y el mundo no se detiene aunque solamente da vueltas. 

El espejo no miente, creo estar viendo a la persona equivocada, poeta que se contradice en el último párrafo. Hay más de lo que vemos, menos de lo que pensamos. En el toma y daca escribimos, la verdad surge al final del tiempo.

En el  metaverso mi otro yo es el enemigo perfecto. Estoy por llegar a mi, mientras más lejos. Un hilo une los extremos, siendo ambos lo mismo, la contradicción varía sin esfuerzo, sigo sin moverme del espejo, sigo siendo el mismo que dice que no y sí en el mismo gesto.

Arriba y abajo es lo mismo. El no y el sí, tienen una cita y se juntan. No hay loco que trague lumbre ni ebrio que lo secunde. Hoy la realidad suele ser virtual, siempre lo ha sido, sólo que antes no lo sabíamos. 

Nadie sabe dónde es adelante, nos ponemos la camisa al revés, hemos trocado los zapatos, terminamos y tampoco hemos comenzado. Hay un sitio donde todo converge, ahí estamos todos, ganadores y derrotados, comunidad de locos, como si fuésemos ciertos y verdaderos. Como si no existiéramos. 

HASTA PRONTO 

POR RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA 

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