2 julio, 2025

2 julio, 2025

Sale a la luz la barbarie de los narcosatánicos

La desclasificación del caso permite conocer detalles de los crímenes cometidos por esta banda que tuvo su origen en Matamoros, Tamaulipas y que provocó un escándalo internacional

A finales de la década de los ochenta, una historia con epicentro en Tamaulipas, cimbró a la opinión pública del país y, como en otros casos ocurridos en la frontera, trastocó las relaciones binacionales entre México y Estados Unidos.

Hoy, los crímenes de los narcosatánicos vuelven a estar en el reflector gracias a la desclasificación de los expedientes que se abrieron para investigar sus fechorías.

La periodista Laura Sánchez Ley fue la responsable de obtener esta información que detalla, más allá de la cronología de los hechos, los niveles de saña y de barbarie que alcanzaron estos criminales bajo el mando del cubano Adolfo de Jesús Constanzo, alias “El Padrino”.

A través de publicaciones periodísticas y de un podcast especializado se desentraña el nacimiento de esta agrupación que operó en Matamoros y en la Ciudad de México.

De acuerdo con la información hecha pública por la periodista, el matamorense Álvaro de León Valdez, “El Duby”, afirma que fue protegido por el mismo diablo, quien le aseguró que con un “trabajo especial” estaría protegido incluso contra las balas y podría caminar con libertad por toda su ciudad, después de haber matado a dos personas afuera de un bar por una discusión.

Tras ese crimen, “El Duby” corrió a pedirle ayuda a su jefe en el rancho Santa Helena, quien lo puso en contacto con un hombre que ya era famoso en esa región por hacer trabajos de “protección”.

Se trataba de Adolfo de Jesús Constanzo, “El Padrino”. Álvaro confió en el trabajo que le atizaron pues regresó a Matamoros y se paseó por la ciudad sin problemas.

A partir de entonces “El Duby” se hizo un gran seguidor del culto y pasó de presenciar sacrificios de gallinas a sacrificios humanos, en los que según los expedientes, las víctimas eran hombres jóvenes a los que previamente “El Padrino” violaba y torturaba.

“El Duby” detalla que estuvo presente el día que torturaron y asesinaron a Mark Kilroy, estudiante de Texas.

Este crimen, fue el que a la postre dio inicio a la persecución de los narcosatánicos por las implicaciones internacionales que tuvo.

De acuerdo con “El Padrino”, el secuestro y asesinato del joven estadounidense era una petición expresa del diablo. Mark Kilroy era uno de los muchos jóvenes texanos que en aquellos pasaban a Matamoros para disfrutar del “springbreak”.

“Lo empezaron a torturar en sus cinco sentidos, cortando primeramente una oreja con un cuchillo, lo cual realizó Adolfo, y enseguida con el cuchillo estuvo picándole las piernas, atravesándolas varias veces para que se desangrara”, dice el relato de Laura Sánchez Ley.

Después de dos machetazos en la cabeza, le sacaron la columna vertebral para hacerse un collar. No fueron los únicos asesinatos: “El Padrino” aprovechó para sacrificar a 12 narcomenudistas que le debían dinero por el tráfico de droga.

“Todos en una casita en el rancho Santa Elena. Ahí, 13 personas quedaron sepultadas bajo la tierra de árido lugar”.

La persecución y cacería de los narcosatánicos los llevó hasta un departamento de la colonia Cuauhtémoc en la Ciudad de México.

En un departamento, estaban escondidos Adolfo de Jesús Constanzo, sus seguidores y amantes Omar Francisco Orea Martin Quintana, Álvaro de León y Sara Aldrete, una joven mexicoamericana que estudiaba en la Texas Southmost College, que conoció al “Padrino” en Matamoros, y pronto se incluyó en su grupo.

“En Matamoros se acostumbraba andar por la Avenida Alvaro Obregón. Así lo conocí… Me dijeron que venía de Miami, que estaba de paseo. Me empezó a leer la baraja española y siempre que la leía me decía la verdad. Me regaló unas vírgenes y unos santos y me dijo que me encomendara a ellos. Me dijo que su familia tenía mucho dinero y que se había venido de Miami porque había tenido un disgusto muy grande con su familia”.

Según el relato que se hizo público, Aldrete pronto se fue a la Ciudad de México con “El Padrino”. Así narra la ceremonia en la que fue “bautizada”: “Yo estaba de blanco. Me bañaron, me sacaron y me llevaron a una recámara, a la cual nunca antes había entrado, me hincaron en el piso, escuchaba a unos gallos. En la ceremonia olía mucho a ron y aguardiente y Adolfo empezó a hablar un dialecto. Alcancé a escuchar el ruido que hacen los gallos cuando los matan, no sé cuánto duró la ceremonia pero se me hizo un tiempo muy largo. Cuando me quitaron la venda de los ojos, alcancé a ver mi ropa manchada de sangre. Adolfo me regaló dos semillas conocidas como ojo de buey y tres collares de cuentas de colores”. El día que los encontraron en la Ciudad de México, luego de la presión internacional, “El Padrino” quemó aproximadamente 21 mil dólares: “Este dinero no será de nadie”, dijo.

Le solicitó a sus amantes que lo mataran pero ninguno quiso, así que le entregó el arma a “El Duby”. “¡Mátame!, ordenó, pero su seguidor de Matamoros se negó. “Si no lo haces, nos vamos a ver en el infierno y te va a ir peor”, alcanzó a decirle.

Álvaro siguió órdenes y mató a “El Padrino”, después con un trapo blanco se entregó a las autoridades. Desde ese momento, Álvaro ha estado recluido en varias cárceles mexicanas donde ha sido diagnosticado con esquizofrenia.

Actualmente se encuentra en una prisión de la Ciudad de México, donde, aseguran, sigue hablando con su “padrino”.

POR STAFF

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