Durante su fugaz aparición en la Presidencia Municipal de Reynosa, el senador Ismael García Cabeza de Vaca, aseguró que quiere volver a aparecer en la boleta electoral para el Senado.
No sería un intento de reelección pues si el reynosense ocupa un lugar en la Cámara Alta actualmente es porque en el 2018 agandalló su escaño por haber sido colocado primero en la fórmula que integró junto a la tampiqueña María Elena Figueroa Smith, a quien premiaron con la dirección del Instituto de la Mujer.
El escenario político de Tamaulipas era otro: el PRI todavía no caía tan bajo en su crisis y competía en la misma elección con los candidatos Alejandro Guevara Cobos y Yahleel Abdala, entonces furibunda tricolor y hoy recalcitrante militante del cabecismo.
La apuesta de Morena para aquel encontronazo fue una fórmula integrada por Américo Villarreal Anaya y la maestra Guadalupe Covarrubias.
Hoy, el doctor es el gobernador del estado y la senadora es la representante de la pre precampaña de Marcelo Ebrard en Tamaulipas.
La historia es de todos conocida: Ismael no pudo ganar la elección a pesar de contar con todo el apoyo del gobierno estatal, que por aquellos años además, vivía todavía una incipiente luna de miel tras la llegada de los “vientos de cambio”.
La declaración de intención del hermano del ex gobernador para volver a medirse en las urnas parece más un arranque de protagonismo que una decisión bien meditada y calibrada conforme a la realidad del país y del estado.
No hay una sola encuesta de las muchas que han circulado en los últimos días que sitúe a Ismael Cabeza de Vaca siquiera en una posición de competencia contra quien sea el candidato de Morena.
La verdad es que, si en algunas regiones del estado hay condiciones para que la elección pueda tornarse reñida, en el contexto estatal, es decir, en la elección por el Senado, la marca Morena debería alcanzar para refrendar esa posición con cierta comodidad.
Haya sido una confesión o una bravuconada, lo dicho ayer por Ismael implicaría el presagio de un conflicto con César Verástegui, quien ya se mueve por el estado como candidato al Senado, y con quien protagonizó fuertes desencuentros durante la campaña fallida por la gubernatura.
Hay sin embargo, en las más recientes dinámicas políticas del panismo tamaulipeco un modus operandi consistente en alimentar batallas internas que más parecen escenificaciones para el respetable.
Ahora es difícil saber si habrá una pugna por la candidatura del Senado -lo que pelean no es la posibilidad de competir y ganar la elección, sino el acceso a la Cámara Alta por la vía de la primera minoría, es decir, perdiendo- entre Ismael y el “Truko”.
Pero lo cierto es que ambos entienden perfectamente que se necesitan para que el PAN en Tamaulipas no implosione y con ello, no se pierdan sus posiciones de privilegio.
Por más gordos que se caigan, “cabecistas” y “truquistas” deberán tolerarse.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES
