Casi sin excepción, la mayoría de los integrantes de la 65 Legislatura tienen su dosis de responsabilidad en la virtual parálisis que sufre el Poder Legislativo de Tamaulipas.
Dicho eso, también vale la pena hacer memoria para recordar dos asuntos que ayudan a explicar la crisis política que vive el Congreso.
Primero: los resultados en las urnas de la elección de junio del 2021, otorgaban a Morena la facultad de presidir la Junta de Coordinación Política por los tres años de esta legislatura.
Fue el chapulineo de las diputadas Leticia Sánchez Guillermo y Lidia Martínez -hoy célebres por su participación en la agresión al comunicador José Inés Figueroa- lo que permitió, primero que el PAN accediera a la Junta de Coordinación Política rotativa y luego, que se hicieran del control de ese órgano de dirección con una mayoría simple, solo para que unos días después modificaran la ley para que la presidencia fuera intocable, a menos que alguien obtuviera la mayoría calificada.
Segundo: este periodo inédito en la historia del Legislativo en Tamaulipas también es consecuencia de las chicanas legislativas que comenzaron desde el momento en que el PAN perdió la mayoría en las urnas hace dos años.
Tras los resultados electorales que pondrían a Morena al frente del Congreso a partir del mes de octubre, las bancadas del PAN y del PRI en la Legislatura 64 comenzaron una carnicería a la Constitución Política del Estado y a la Ley sobre la Organización y Funcionamientos Internos del Congreso de Tamaulipas, que causaron serios daños a la legitimidad institucional del Poder Legislativo.
Eran los tiempos del “sálvese quien pueda” que orilló a diputados panistas y priístas -Tino Sáenz en un lamentable papel protagónico- a legislar contrarreloj para proteger a los funcionarios de la administración saliente, de cara a una elección por la gubernatura que ya se veía muy cuesta arriba.
Después, ya en la 65 Legislatura vinieron todo tipo de operaciones de politiquería desde el grupo parlamentario blanquiazul, a las que se sumó la ineficiencia de la bancada morenista.
Ambos factores causaron la tormenta perfecta que hoy vivimos, y que en los hechos ha cancelado toda posibilidad de diálogo parlamentario, a más de un año de que concluya sus funciones la Legislatura 65.
Américo y los maquiladores
Las maquiladoras asentadas en la frontera de Tamaulipas generan 140 mil empleos, y una derrama económica de 3 mil millones de pesos anuales. De ese tamaño, es la fortaleza de este sector industrial.
Por eso, esta semana cobró relevancia el diálogo que con ellos sostuvo el gobernador Américo Villarreal Anaya, que pasó de un encuentro rutinario, a una reunión de trabajo en la que se definieron acciones necesarias para apuntalar el desarrollo económico y la seguridad en la región.
En el encuentro privado se habló sin cortapisas.
Los capitanes de empresa expusieron sus inquietudes y sus demandas, pero también valoraron la presencia de Américo y el diálogo que sostuvieron.
Alfredo Guajardo, vicepresidente de Weldex Industries, por ejemplo, valoró el mensaje positivo que se enviará a Estados Unidos, con un gobierno tamaulipeco que les presta atención.
El director de gestión de riesgos de INDEX Reynosa, Jesús Caballero, se refirió al tema de la seguridad en el corredor que va de Río Bravo a Reynosa, donde más problemas de violencia quedaron como herencia de la anterior administración; y los empresarios pidieron mejoras en la infraestructura vial.
Américo les pidió su colaboración a través de las denuncias, pero al mismo tiempo les ofreció soluciones de fondo y sobre todo, hablarles con claridad sobre la situación general del estado.
Ese fue el compromiso mutuo que se selló en la reunión.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES