21 diciembre, 2025

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‘Morirá otra música, pero el rock no’: ‘Guillo’ Ensignia

El amor por el rock and roll, no lo puede ocultar, pues lo vive en todo momento, y por si se le llega a olvidar, la gente se lo recuerda a cada instante cuando camina por la calle

Se trata del histórico Guillermo Ensignia, icono del rock and roll en Tamaulipas, género que impulsó cuando tenia 20 años, en la década de los 60’s.

Cómo todos los días, despierta temprano y se prepara para partir hacia el 25 Juárez, donde atiende una tienda de pinturas para autos. Un rockstar, nunca deja de ser un rockstar, así que porta la camiseta negra de los conciertos, los lentes oscuros y la liga para detener su larga cabellera.

Primera acción después de abrir, encender el estéreo con una canción de los Creedence Clearwater Revival, y a atender se ha dicho. ‘Guillo’, nació el once de febrero de 1944, en Victoria, Tamaulipas; “Mis padres fueron quienes trajeron la nieve a Ciudad Victoria, por los años 40, se llamaba la Nieve Isca y posteriormente la nieve Lila, esa ya fue la famosa”.

El negocio se ubicaba en el mero corazón de la capital, el 9 Hidalgo y Juarez y de ahí se distribuía a toda la capital.

La leyenda del Rock reveló que “Mi barrio fue ahí en el centro, me iba todo el tiempo a la plaza, o al Río San Marcos, me encantaba recorrer toda la de Hidalgo; siempre me mandaban a comprar pan a la Panificadora Victoria, yo solo tenía seis años”, platica sonriendo.

Sus pasatiempos favoritos eran jugar al Valero, canicas y trompo, pero un día, acostado en su cama, encontró su gran pasión, la música.

“Yo tuve un hermano que tocaba la guitarra, yo tenía quince años, estudié la secundaria en la casa del Arte, cuando yo regresaba de la escuela, teníamos camas encontradas, él se ponía a tocar y yo me le quedaba viendo, tocaba todos los días lo mismo, hasta que un día me dijo que me enseñaría y ahí empezó todo, se convirtió en mi pasión gracias a mi hermano”.

Recuerda que en todo momento tocaba “la lira”, hasta su madre mejor lo mandaba a la plaza para que allá practicara, “Pues yo ni cantaba, solo medio tocaba”.

Pero pronto cambiaría todo, pues aparecieron en su vida los hermanos Mallozi, “Me dijeron que querían formar un grupo y se armó, nos llamábamos los Excelent Boys, y ahí fui aprendiendo un poco más. Años después me salí y me fui a Matamoros, allá aprendí muchas cosas más modernas, más rock en inglés”.

“En ese momento hice un grupo con mi cuñado Óscar, llegamos a Victoria y había una feria, tocamos en un stand de la corona, ya veníamos más macizos, más que los de aquí (risas)”. A raíz de eso, nacieron Los Hunos, además de
Guillermo y su cuñado, Oscar Medina, se unió José Luis Gómez en la batería, Adrián López en el teclado y Elario Vanoye.

“Cada quien inició por su lado, éramos jóvenes que nos gustaba el rock hasta que nos juntamos, “Empezamos a ensayar cosas ya más grandes, Santana, Chicago, The Beatles, ya cosa ‘más acá’”.

Los Hunos le abrieron conciertos a las grandes estrellas de esa época, como Benito Castro, Julio Alemán y Lina Román, también a José Luis Pérez Mesa, Gualberto Castro, Carmen Salinas y “Hasta tocamos con los Babys, los Pulpos, La Tropa loca y Los Ángeles Negros, en ese tiempo no medíamos con quién estábamos, no nos dábamos cuenta, nada más le dábamos y la gente respondía muy bien”.

“Fuimos la sensación, tocábamos donde fuera, en el Casino Victorense, en el San Antonio Hotel, en Sierra Gorda y en el Pedregal, donde se hacían las mejores fiestas, ya tomados los aventaban a la alberca, todos, hombres y mujeres, había de todo, alcohol y hasta el toque. No había problemas de nada. Sí se extraña, había mucha libertad, hasta te podías ir a pie a todos lados”, recuerda.

Los Hunos ganaron en Matamoros un concurso Nacional, “No hubo premio, puro reconocimiento, tocamos con la banda machos, unión décima, unas bandonas y aún así nos dábamos un tiro”. Las ganas de mover los dedos y regalar buena música a la gente, sigue latente, lo hace en eventos particulares y está en sus planes, volver a tocar en El Mercado Argüélles.

“Estamos esperando que se pare el calor, Óscar y yo ya tenemos pensado ir, por que la gente lo sigue pidiendo, me siento muy feliz de que a pesar de que y pasaron muchos años la gente nos tiene en el corazón, el bolero, el carnicero, el albañil, el doctor, todos. Necesitamos ir otra vez”.

El próximo once de febrero cumplirá 80 años, “Espero llegar. Mi sueño es seguir tocándole a la gente, eso es lo máximo para mi, es lo que más me llena. Morirá otra música, pero el Rock no”, finaliza y sigue escuchando su estéreo, ahora a The Beatles.

POR DANIEL RÍOS

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