VICTORIA, Tamaulipas.- Cuando Pipo compró su casa ya tenía en su mente la idea de mejorarla, para que luciera como una residencia.
Desde que se la entregaron se dedicó a cambiar ventanas, echar banquetas, levantar bardas y colocar portones y barandales.
Un año después empezó a construir la segunda planta.
Tras ocho meses de remodelación, la obra gris estaba terminada y solo era cuestión de llevar a cabo los detalles de la fachada y darle forma a los dos árboles que había sembrado en la acera.
Con la llegada de la pandemia los materia- les de construcción subieron de precio de manera escandalosa, pero a Pipo esto no lo hizo detener la obra.
Finalmente, a mediados de 2022 su casa quedó ampliada y con detalles estéticos de primera.
Fue un día lunes cuando Felipito junior corrió a ver que estaba pasando en la calle, pues un ruido ensordecedor llenaba la casa.
El niño fue testigo de cómo usando maquinaria pesada, obreros hacían un gran hoyo en la banqueta y después insertaban un poste.
“Un poste, que de malo puede tener un poste, al cabo mi casita quedó bien bonita” pensó Pipo.
El hombre y su familia salieron de vacaciones hacia Veracruz y después de diez dias regresaron cansados y bronceados.
Al estacionarse frente a su domicilio, el tipo se llevó una desagradable sorpresa: un grotesco racimo de cables se atravesaba a la vista se su apreciada casita.
– Pero no creas que era un montoncito de cables compi, ¡era una enorme maraña así larga y enredada! – cuenta Pipo al Caminante.
– ¿Muy muy grande?
– ¡Acá mamalona! yo conté como cinco cables como de una pulgada de ancho y un montón de cablecitos y otros como hilitos.
– ¿Y de qué eran o qué? – preguntó el vago reportero.
– De todo lo que te puedas imaginar: IZZI, Totalplay, Telmex, de la luz etc.
– ¿De a tiro se veian muy gachos?
– ¡Horribles! y del frente de la casa atraviesan la calle, y unos asi delgaditos, como “hilitos” quedaron todos guangos, al primer camión que pasó ¡zas! los trozó y quedaron colgando.
– La verdad si se ve rete feo tanto cablerío en la calle – le respondió el Caminante.
– ¡Y toda la colonia! esos instaladores ni si- quiera hacen su trabajo bien, pues dejan los cables bien bajitos o de plano al ras del suelo.
Esto que le pasó a Felipe ‘el Pipo’, lo vive prácticamente toda la ciudad.
Es un hecho irrefutable que la llegada de los servicios de telefonía, internet y cable a las colonias alejadas es festejado como un triunfo de la modernidad. Pero también es cierto que la exagerada acumulación de cableado sobre los aires deteriora la imagen de las calles, ge- nera basura y mucha contaminación visual, además de provocar accidentes.
Contrario a lo que mucha gente piensa, si existe un ‘Reglamento de Imagen Urbana’, el cual fue autorizado por el ayuntamiento des- de 2009, pero que en honor a la verdad se ha convertido en simple letra muerta, pues no están explícitamente especificadas las sanciones por violarlo.
Un ejemplo de esto es lo expresado en su artículo 84, en el cual se establece que las compañías tienen un tiempo determinado pa- ra mejorar la imagen:
Artículo 84.- Las instalaciones localizadas en la vía pública para los servicios públicos de teléfonos, energía eléctrica, alumbrado y de cualquier otro tipo, deberán ser subterráneas y localizarse preferentemente a lo largo de las banquetas o camellones. Las que actualmente se encuentren de forma aérea, deberán ser inventariadas con el fin de proceder a su ocultamiento”.
Además de afear el paisaje urbano, este cablerío genera accidentes por estar mal instalado, pues continuamente los vehículos de grandes dimensiones como camiones, tráilers y maquinaria pesada se “ganchan con ellos” debido a que no superan los 5 metros de altura que exige el reglamento.
No se sabe si Protección Civil del Municipio está enterado de esta caótica situación o simplemente no le importa, pero lo que si es un hecho es que la ciudad está convertida en una enorme telaraña, lo cual no solo la afea, si- no que perjudica el valor catastral de las pro- piedades inmuebles (pero eso si, el impuesto predial es de a fuerzas pagarlo).
Estas compañías, en especial las de internet y telefonía se siguen expandiendo por la mancha urbana como enredadera, pero lo curioso es que el Caminante ha platicado con sus empleados quienes les aseguraron que si hay un reglamento propio para hacer las instalaciones de manera correcta, pero que no hay supervisores y que a la empresa práctica- mente le vale madre, en tanto que sigan captando suscriptores.
Habrá que ver si las autoridades municipales se ponen las pilas o dejarán que esta problemática continúe. Demasiada pata de perro por esta semana.
Yo conté como cinco cables como de una pulgada de ancho y un montón de cablecitos y otros como hilitos”
FELIPE ‘PIPO’ CERVANTES AFECTADO
JORGE ZAMORA
EXPRESO-LA RAZÓN