En medio del crecimiento que tiene el Puerto de Altamira se ubica Armenta, el ejido que se niega a desaparecer.
En los años ochentas, autoridades federales expropiaron terrenos del ejido para la construcción de la terminal portuaria, así como de las vialidades, con ello dejaría de existir, pero ha resistido al desarrollo.
Para ingresar a la comunidad se debe pasar el Parque de la Pequeña y Mediana Industria, solamente hay una pequeña brecha, después se pueden observar algunas casas abandonadas, hay pozos y está rodeada de árboles, atrás queda el bullicio que generan diariamente las unidades de carga que tienen como destino el recinto portuario.
En Armenta viven aproximadamente 60 personas y a unos metros están las Marismas, laguna que a su vez colinda con el famoso cordón litoral, el cual está por desaparecer por la construcción de la escollera sur del puerto.
Don Carlos Maldonado vive en Armenta desde hace 67 años y comentó que la principal actividad económica de los residentes es la pesca, aunque
«algunos también nos dedicamos a criar borregos, chivas, marranos, vacas y de sembradío no hay nada, o crías animales o te pones de agricultor».
«Y lo que hemos dicho siempre, que haya paz y tranquilidad, yo tengo 67 años viviendo aquí, aquí nací».
A pesar de que el ejido está dentro de la jurisdicción del Puerto de Altamira, reconoció que en ocasiones les cierran las puertas y por tal motivo siempre le ha recomendado a las portuarias tener buena relación con la comunidad, que haya una buena convivencia.
«Aunque estemos dentro del puerto a veces nos cierran las puertas, yo tengo mucha relación con ellos porque siempre hemos sido pioneros desde que empezó y yo les he recomendado que se debe llevar con la gente lo mejor posible, porque el día que haya un desmán en grande la gente se va a ir sobre el puerto y eso no nos conviene».
Hasta el momento, los pobladores de Armenta no han sido presionados para que abandonen el ejido, aunque en los alrededores cada vez hay más industrias, aunado a la expansión que tiene el puerto.
«La expropiación vino a beneficiar a mucha gente, gracias a Dios nosotros estamos tranquilos dentro de la comunidad, tenemos un campo de béisbol, una diversión sana y no ha entrado gente a presionarnos para irnos».
Don Carlos Maldonado, agregó que el canal de navegación del Puerto rompió la llegada de agua a las Marismas, y «ahorita estamos batallando por el cordón litoral, es una preocupación para toda la zona porque las olas pegarían con los árboles».
Considera que el crecimiento del Puerto de Altamira ha sido lento, que no se ha logrado cubrir lo que establecía el proyecto original, pero no duda que algún día lo alcanzará.
«El puerto va lento, hicieron un programa muy grande y no ha alcanzado a cubrir todo lo que tienen en proyecto del principio, pero nos afecta porque nuestros hijos ya tienen edad de trabajar, algunos ya son profesionistas».
Tiene entendido que la zona en donde se localiza el ejido pertenece al Gobierno de Tamaulipas, que no es del puerto.
«No es ni API, es del Gobierno de Tamaulipas, así lo tengo entendido por pláticas y por las colindancias que hay, yo así tengo entendido con los pocos conocimientos de vida».
Cuando en las Marismas no hay suficientes pescados, tienen la ventaja de recurrir a otras lagunas del ejido, aunque estén en áreas pertenecientes a la autoridad portuaria.
«Aquí nos dedicamos a la pesca, los pescadores tenemos convenio con el puerto. Es una ventaja grande porque cuando no hay pescados en esta laguna, buscamos en otros lugares que están dentro del Ejido Armenta».
Óscar Figueroa/La Razón