CD. VICTORIA, TAM.- Jaime, recorre la Unidad Deportiva Adolfo Ruiz Cortines tal y como lo hizo hace casi 40 años, cuando era Niño y acudía junto a su padre Agustín Jaime, su madre Norma Patricia y sus hermanos Daniela y Óscar, a hacer ejercicio y divertirse.
Años después, en el Marte, viviría momentos muy especiales, jugando para el equipo de sus amores, Correcaminos. Y ahora, su presencia en el lugar, obedece a una tarea fabulosa, el destino y su experiencia, lo llevaron a convertirse en el encargado de la oficina de Desarrollo del Deporte en Tamaulipas, es decir, trabaja para que el deporte llegue a todos los rincones del Estado.
Después de muchos años, Cuesta Castellanos pisa el vestidor de Correcaminos, al ingresar, abre los ojos y se queda sorprendido, lo admira y dice emocionado, “Está muy diferente, muy remodelado, antes estaba austero, ahorita tienen todas las comodidades, me da mucho gusto que Correcaminos haya dado este paso hacia adelante.
Aquí viví alegrías, tristezas, gente que te encaraba y hasta cánticos de presión desde afuera de los vestidores, muy entendibles, fueron muchas cosas”.
“Jimmy”, miró fijamente la imagen de la virgen de Guadalupe que está colgada en la pared del vestidor, y recordó que “Todo comenzó en la Copa UAT, mi primer equipo fue el Chivas Migajas, con el Profe Fidel, íbamos a Escuisabados, estaba muy padre, jugábamos en la Borja de pasto natural”.
También jugó para Vaqueros de Agronomía, con Adrián Abrego, con el Profe Macias, con Gabriel Vargas, en el Corre de “El Gordo Volador” y con el Colegio La Salle, terminó su etapa en la Copa UAT.
JUGÓ EN EL AZTECA Y ESTUVO A PUNTO DE IR AL MUNDIAL
Jaime era seleccionado y representaba a Victoria en diferentes torneos Estatales y Nacionales “gracias al apoyo de mis padres”. Y hubo un certamen, que lo dejaría marcado para siempre, la primera edición de la Copa Coca Cola, en 1998.
“Estaba en la Secundaria General número 1 Adolfo Ruíz Cortines, el Profe Caballero hizo una selección, era muy buena camada, avanzamos el regional, en el Nacional jugamos en Cuautitlán Izcalli, en las instalaciones de Necaxa y jugamos la gran final en el Estadio Azteca”.
“Fue impresionante pisar el Azteca y ver su magnitud, lamentablemente perdimos en penales, en muerte súbita, estuvimos a punto de ir al Mundial de Francia, nos dolió mucho, pero dejamos en alto a nuestro estado”. Aparte de lo futbolístico, fue una experiencia total, pues ese viaje, también significó su primera experiencia en un avión.
CAMPEÓN NACIONAL EN CLAVADOS
A la par de que jugaba fútbol, también realizaba otra disciplina, después de la escuela, durante siete años, entrenó clavados y terminó convirtiéndose en medallista en Olimpiadas Nacionales.
Sus entrenamientos eran con el cubano Marcelino Quiñones y el victorense Gabino Velazco, tras varias participaciones nacionales exitosas, fue llamado a concentrarse en la CONADE, con miras a representar a Mexico en competencias internacionales.
“En ese tiempo estaba Fernando Platas, era un poco más grande, también entrenaba con Romel Pacheco, Paola Espinoza y Tatiana Ortiz. Yo le echaba ganas, fue una parte de mi vida muy bonita”.
“El entrenador de clavados le decía a mi mamá que yo iba a ser futbolista. Mi hermana Daniela sí era buena, ella si represento a México en clavados, mis respetos para ella, pero yo me fui, lo mío era el fútbol”.
LLEGÓ AL CORRE POR CURIOSO Y FUE CAMPEÓN
El playera Siete de la UAT, reveló que desde muy niño, conoció el amor hacia Correcaminos, pues sus padres lo llevaban al Estadio cuando el equipo estaba en Primera, “Veía al Chiquilín, era mi ídolo por cómo encaraba, por la greña larga, de niño yo dije que ojalá algún día yo estuviera ahí y se pudo”.
Primero, logró convertirse en recoge balones, “La raza era bañada, me aventaban cerveza”, y un día, cuando se dirigía al Campo Hundido, en su bici, para jugar fútbol, daría un paso enorme hacia sus sueños.
“Subía la loma y cuando acabó el partido, pasé por el Estadio Universitario y vi muchos jóvenes, pregunté y eran pruebas para Tercera; dejé la bici y me senté a ver, todos estaban de blanco y me animé a pedir oportunidad, al final en la lista apareció mi nombre y que me quedo, así empezó todo, mis papás ni sabían que haría las pruebas”.
Llegó a las Fuerzas Básicas que dirigían El Pato de la Torre y El Diablo Chavez, y rápidamente ascendió a Tercera, donde en su primer torneo se consolidó en el equipo titular y fue campeón.
En cada partido, en casa o en otra ciudad, sus padres siempre estuvieron en la tribuna para apoyarlo.
Y CUMPLIÓ SU SUEÑO…
Sus actuaciones llamaron la atención en el primer equipo, que en ese momento era dirigido por Osvaldo Batocletti y el argentino lo llamó a entrenar con el cuadro de Primera “A”.
Ahí se encontró con jugadores que admiraba desde que era un aficionado, como “El Charro” Mendoza, “El Micky” Sánchez, Ruvalcaba y hasta a Kalusha, “Después de aventarles el balón, ya estaba ahí con ellos, yo no lo podía creer”.
Posteriormente, llegó como entrenador “El Chocolate” Hernández y lo debutó en un momento de máxima presión, la tomó y no la soltó.
“Iban a jugar las semifinales contra San Luis, me mandó llamar y me preguntó que si tenía miedo de debutar, me dijo que debutaría en la semifinal. No dormí”. “Llegando al estadio abro la cortina del autobús y vi a mis papás, estaba el estadio lleno, me sudaban las manos.
Debuté, me fue bien y gracias a Dios nos quedamos ahí”. Cuesta Castellanos se convirtió en un elemento clave en el once de la UAT y vivió varios procesos, también lo dirigió Agustín “El Panuco” Gómez, Guillermo el “Wendy” Mendizabal, Israel “El Copetín” Castillo, el victorense José Luis Saldivar, Nelson Sanhueza, Sergio Orduña y Joaquín del Olmo.
FUE CLAVE EN EL SÚPER CORRE
Sin duda alguna, uno de sus mejores momentos, fue en el 2005-2006, cuando junto a sus compañeros, hizo historia al conquistar 75 puntos en el año futbolístico, sí, hablamos del “Súper Corre”.
“El profesor Orduña hizo un gran equipo, de mucha disciplina, con jugadores comprometidos, era una exigencia fuerte ganarte un lugar en el once, si no andabas bien te banqueaba, nos dejó marcados el récord de puntos, ver siempre lleno el estadio, había mucho espectáculo, goles, estaba Lucas Silva, Leo castro, Miky, Gandhi, Gustavo Ramirez, “El Loco” Frustro, era buen equipo, muy unido, hicimos historia, nada más nos faltó la cereza del pastel, el campeonato”.
LO COMPRÓ CRUZ AZUL
Durante su carrera, “El Bambi” fue muy buscado por otros equipo, incluso de Primera División, “Hubo acercamientos con Pachuca Juniors, Dorados, Rayaditos y Atlante, “Pero no se daba la salida, desconozco por qué no se daba”. Pero un día, sí se pudo y el llamado fue de Cruz Azul, “Yo encantado, no tenía esposa e hijos y dije: va”.
“Cuando llegué a La Noria, entré al vestidor y estaba El Chelito Delgado, Richard Núñez, Jared Borguetti, El Conejo Pérez, Israel López, Pereyra y las instalaciones de primer nivel.
Fue algo que marcó mi vida”. “Siempre me decían que me quedara después de entrenar, Torrado me daba muchos consejos, Israel lópez y el Chiquis García, también, puro pez gordo, me ayudó mucho estar con ellos”.
IRAPUATO Y EL DOLOROSO ADIÓS
Llegó Siboldi y le comunicó que no entraba en planes, así que fue al draft y lo contrató Irapuato, equipo en el que llegó a la final, y peculiarmente, se enfrentó a su “compadre” Leo Castro, su compañero y amigo desde tercera división.
Tras esa final, volvió a Victoria, pero “Fue un trago amargo volver a Correcaminos y que nos dijeran que nos teníamos que ir a la segunda, entrenamos con ropa propia, nosotros no dábamos la edad de segunda, nos dolió mucho”.
“Llegó Sambulá, yo ya no quería jugar fútbol después de como me trataron en ese tiempo, de que nos hicieron a. Un lago sin justificación, pero Leo me convenció fui a las pruebas y Sambulá me dijo que entraba en planes, luego llegué al día siguiente y no aparecía en la lista para viajar a la pretemporada, hablé con Sambulá y me dijo que no iba a ir por instrucciones de arriba”.
“Fue un día muy triste, me vine llorando, yo no sabía que pasaba, si yo me entregue muchos años a la institución, me dolió, iba por el Libramiento llorando y ahí dije, no más, me hice a un lado y seguí mi camino, decidí retirarme, no se vale que te paguen de esa manera. Tarde o temprano se tenía que acabar”.
DEPORTE PARA TODOS EN TAMAULIPAS
Jimmy no dejó de estudiar y se tituló en Ciencias de la Comunicación en la UAT, le dio rápido la vuelta, cerró el ciclo y arrancó la cuestión laboral.
Hoy en día, está en lo suyo, como Director de Desarrollo del Deporte, donde “Estamos trabajando para la sociedad, el fomento deportivo, tengo buena comunicación con todos los deportistas, las puertas del instituto del deporte siempre están abiertas, estamos llevando torneos a barrios, soy una persona humanista y quiero darle buena atención a los deportistas para que ellos pongan en alto a nuestro estado”.
Expuso que la encomienda es dar las herramientas para que niños, jóvenes, adultos mayores, personas especiales, en los penales y en los centros laborales, se practique el deporte, “Yo insisto, en tamaulipas hay mucho talento desperdiciado por que no lo detectamos”.
LO MEJOR ESTÁ POR VENIR
En su vida, ha tenido que enfrentar grandes obstáculos, los más duros, fueron en el 2006 y en el 2021, primero murió su madre de cáncer y hace dos años se fue su padre a causa del Covid-19.
Hoy, Jimmy disfruta al máximo de cada día junto a su esposa Isabel y sus hijos Mateo y Marcelo, y no olvida que “Amo a correcaminos, es el equipo de mis amores y duele cuando alguien habla mal de él. Yo estoy muy confiado de que muy pronto podamos ver a Correcaminos en primera, nuestro gobernador nos lo dijo: va a haber un Correcaminos en primera división”.
POR DANIEL RÍOS