Anteriormente me referí a la reunión de los países grupo BRICS como avanzada de un nuevo equilibrio global. Lo que implica el debilitamiento en proporción inversa del poderío norteamericano.
Esto último conviene verlo en una perspectiva de largo plazo. Estados Unidos se convirtió en el siglo pasado en la potencia económico militar hegemónica. Aparte de lo que podrían considerarse sus propios méritos, fue también un país muy afortunado.
Su ascenso a potencia mundial casi única, inicia en la segunda guerra mundial. Esa fue una guerra terrible en la que en seis años participaron en combates entre 100 y 300 millones de personas.
Los números precisos de muertos y heridos son imposibles de determinar para la mayoría de los países. No solo se luchó en Europa, sino también en Asia, África y el medio oriente.
En esa guerra gran parte de los ataques fueron contra la población civil. Murieron más del doble de civiles que de soldados.
Entre unos y otros se calcula que fallecieron entre 20 y 27 millones en la Unión Soviética; unos 20 millones en China; entre 6 y 7.4 millones en Alemania; alrededor de 6 millones en Polonia; de 3 a 4 millones en Indonesia; alrededor de 3 millones en Japón y una cantidad similar en India; cerca de 1.5 millones en Yugoeslavia; casi dos millones en la Indochina francesa (Laos, Camboya, Vietnam); 600 mil en Francia y 451 mil en el Reino Unido. Es una lista incompleta; muchos otros países sufrieron las muertes en cientos de miles.
No todos murieron por combates. La mitad de los muertos en China, 10 millones de personas, fallecieron por hambre; en Rusia fueron algo más de 3 millones. Industrias, carreteras, ferrocarriles y ciudades enteras quedaron convertidas en ruinas; campos y caminos quedaron minados.
En esa guerra Estados Unidos y la Unión Soviética fueron aliados. Más del 80 por ciento de los soldados alemanes muertos fallecieron en combates con el ejército ruso. Fue la Unión Soviética la que cargó con el mayor peso de la guerra y a ella se debió la victoria aliada; pero quedó destruida. La situación norteamericana fue única; perdió 407 mil soldados y 12 mil civiles.
La única parte de su territorio que sufrió un ataque directo fueron sus islas en medio del océano atlántico. Fueron perdidas lamentables, pero relativamente muy inferiores a las de los otros países mencionados.
Lo principal fue que, en medio de la mayor destrucción global jamás conocida, Estados Unidos salió de la segunda guerra mundial con su infraestructura e industrias intactas.
Desde esa perspectiva, más que de la meramente militar, fue con mucho el vencedor indiscutible de la guerra. En los años 80 del siglo pasado algunos países empezaron a levantar la cabeza.
Japón, tras la destrucción de la guerra, pero ya sin cargar con gastos militares, apuntaba a convertirse en una potencia industrial y tecnológica.
Estados Unidos obligó a Japón a revaluar su moneda y a no exportar sus automóviles al mercado norteamericano. Japón perdió competitividad, redujo su ritmo de crecimiento y en pocos años entró en crisis.
La misma exigencia, el encarecimiento de sus monedas, se aplicó a otros países considerados sus aliados que crecían demasiado rápido.
Así el poderío político militar norteamericano se traducía en mayor competitividad de su economía en un proceso que se reforzaba mutuamente.
Esa estrategia no funcionaba con la Unión Soviética que desde 1949 contaba con armas atómicas y que en los años cincuenta tenía el liderazgo en tecnología espacial.
Lo que sí pudo hacer Estados Unidos fue organizar, en alianza con Arabía Saudita, una notable caída de los precios del petróleo en los años ochenta. Esto afectó notablemente a la economía soviética, una importante exportadora de energía.
Ese empujoncito (que de refilón le pegó a México, pero eso es historia aparte), más su anquilosamiento burocrático interno, condujo a la implosión de la Unión Soviética en 1991.
La Unión Soviética se dividió en 16 países. Dicho de otro modo: Rusia el gran país central perdió 15 provincias que se convirtieron en países independientes.
Le siguió un periodo de rapiña neoliberal en el que un pequeño grupo se apoderó de los despojos y se convirtió en una oligarquía extremadamente rica a costa de la mayoría. Mientras en los años ochenta la esperanza de vida de los habitantes de la Unión Soviética era de 70 años; en los noventa se redujo a menos de 60 años.
Fue el resultado de una crisis económica, política y social enorme. Con la caída de la Unión Soviética el mundo se convirtió en unipolar. La alianza militar soviética desapareció y solo quedo la organización militar de occidente; la OTAN. No obstante, lentamente, Rusia fue saliendo del periodo de anarquía y se reconstituyó como un estado que puede ahora enfrentar el cerco militar de la OTAN. Sin embargo. el verdadero rival de los Estados Unidos es China, que en los últimos 30 años se convirtió en una potencia económica y tecnológica y en el motor industrial del mundo.
Son varias las claves de su enorme éxito: un gobierno ilustrado capaz de conducir y promover el desarrollo de manera decidida; una moneda barata, altamente competitiva a nivel global; una hábil estrategia de substitución de importaciones; convertirse en el principal prestamista global, usa los dólares que recibe para compras estratégicas y para prestarlos y crearse clientes, no para importaciones de consumo; sacó a 800 millones de sus habitantes de la pobreza y ha creado el mayor mercado de clase media en expansión del mundo, lo que impulsa su economía y le ha creado una fuerte cohesión política y social interna.
A lo anterior China sumó otro elemento clave: la alianza con las grandes corporaciones norteamericanas que aprovecharon su mano de obra educada y disciplinada, y anteriormente muy barata; la competitividad de su moneda y el atractivo de su mercado interno en expansión. Así que los corporativos norteamericanos instalaron buena parte de su producción en China transfiriendo, a querer o no, importantes avances tecnológicos.
Al mismo tiempo desindustrializaban a los Estados Unidos. En las últimas décadas la economía de China ha crecido de manera acelerada; mucho más rápido que cualquier otro país del mundo. Ocupaba el lugar número 13 entre las economías del mundo en el año 2000 y alcanzó el segundo lugar, solo después de los Estados Unidos, en el 2010.
De acuerdo con su valor nominal Estados Unidos produce un total de 23 billones de dólares al año y China 17.7 billones. Rusia en cambio alcanza solo 2.2 miles de millones de dólares; es decir apenas la decima parte de la producción norteamericana.
Sin embargo la estrategia norteamericana de cercar a Rusia y elevar las tensiones con China consiguió que sus dos principales rivales, el económico y el militar se aliaran.
Uno de ellos, Rusia es el país más grande del planeta es una gran potencia nuclear y cuenta con enormes recursos naturales; sobre todo petróleo y minerales. El otro, China, es líder en producción y tecnologías de punta y esta expandiendo su esfera de influencia económica en Asia, África y Sudamérica. Por lo pronto ya no es un mundo unipolar.