Hasta donde observo, en Matamoros no hay riesgo de alternancia respecto al proceso concurrente del 2024 para elegir diputado federal, Ayuntamiento y (tres) legisladores locales, porque la alianza opositora (PAN-PRI-PRD) ha perdido toda credibilidad. En lo doméstico.
A lo largo de cuatro décadas, la localidad fronteriza ha registrado siete mutaciones de partido en la alcaldía.
La primera ocurrió en 1981. Cuando Jorge Cárdenas González (qepd), entonces abanderado de la coalición PARM-PPS-PST, hizo morder polvo a su contrincante priista (Francisco Covarrubias Covarrubias) tras 52 años de dominio tricolor en la comarca.
Luego acontecieron las otras seis alternancias edilicias:
+ 1984, al recuperar la plaza Jesús Roberto Guerra Velasco (PRI);
+ 1996, con el triunfo de Ramón Antonio Sampayo Ortiz (PAN);
+ 1999, la reconquista del voto, con Homar Zamorano Ayala (PRI);
+ 2013, ganando la elección Norma Leticia Salazar Vázquez (PAN);
+ 2016, resultado electo Jesús de la Garza Díaz del Guante (PRI); y
+ 2018, cuando Mario Alberto López Hernández (morena) salió airoso.
Las derrotas en esos siete procesos electorales, obedecieron a errores de cálculo político, caprichos impositivos y cuestionable posicionamiento de los candidatos. Además de una mala administración municipal saliente que, admítase o no, influyó en el ánimo ciudadano.
Quienes se equivocaron al imponer candidatos perdedores durante los regímenes que ostentaron, fueron los mandatarios estatales, en turno. Y no los ediles salientes. Pues estos siempre han carecido de autoridad político-moral para designar a su propio relevo.
Así que culpables de las derrotas en Matamoros, ante la oposición que postuló candidatos competentes para la alternancia edilicia, fueron: Enrique Cárdenas González (1981), Manuel Cavazos Lerma (1996) y Egidio Torre Cantú (2013) del PRI; además de Francisco Javier García Cabeza de Vaca del PAN, en 2018, por su capricho de improvisar abanderados a munícipes, sin considerar que había mejores opciones para conservar la plaza.
Panorama actual
El control político de Matamoros, hasta hoy (aún), lo conserva el presidente municipal, Mario Alberto López Hernández, ‘La Borrega’, pero esto no sería suficiente para convencer al ato mando político estatal de postular a una de sus seis ‘corcholatas’, con miras a relevarlo.
En el proceso electoral concurrente estarán en juego dos senadurías y una diputación federal –asunto que sólo les compete al Comité Nacional de su partido y al gobernador, aunque en esto ‘lleva mano’ el jefe del Ejecutivo federal–, así como el Ayuntamiento y tres curules locales correspondientes a los distritos X, XI y XII, que tocaría sancionar el mandatario tamaulipeco.
Actualmente, la curul federal del IV distrito la ocupa Elva Agustina Vigil Hernández –suplente de Adriana Lozano Rodríguez, quien despacha como secretaria de Finanzas del gobierno estatal–, y los espacios legislativos del Congreso local los ostentan José Alberto Granados Favila; Leticia Sánchez Guillermo, aunque ahora como militante albiceleste; e Isidro Jesús Vargas Fernández.
La pretensión de Mario Alberto (es asunto público), tiende a que el alto mando de morena se fije en él para postularlo candidato al senado o, en su defecto, a la diputación federal, sin descartar el Congreso local reclamando (así) su aportación al proyecto transformador de López Obrador.
Al mismo tiempo, impulsa la candidatura de Carlos Ballesteros Gálvez, el exsecretario del ayuntamiento recientemente mutado como secretario de Bienestar, para que se placee, por intuir que la ‘carta fuerte’ del mandatario estatal es el doctor Víctor García Fuentes –quien mantiene fuerte actividad en las colonias de Matamoros–, y, por recomendación familiar, aparece en este juego José Alberto Granados Favila, aunque con un impedimento que puntualmente establece el órgano electoral: está obligado a saber leer…
Y él no sabe, como quedó constatado en sesión del pleno legislativo.
Por estrategia, el alcalde ‘les da cuerda’ a tres mujeres y tres varones: Silvia Burgos Sánchez, Yolanda Chavira Estrada, Larissa López Carrillo; al doctor García Fuentes, Ballesteros Gálvez e Isidro Vargas, aunque sé que está consciente de que la decisión se tomará en un nivel más alto.
Como sea, él hace su lucha, cuando demostrado está que ‘alcalde, no pone alcalde’
Y aquí está el embrollo, ya que si alguien ha mostrado fuerte liderazgo municipal para morena, es ‘La Borrega’, precisamente.
Lo más práctico, entonces, sería levantar una encuesta transparente y respetar el resultado.
Cicuta
El proyecto de presupuesto de 2024 para Tamaulipas, aparentemente fue incrementado con poquito más de dos mil millones de pesos.
Pero en términos reales, sufriría una reducción del 1.7 por ciento, ante el índice inflacionario.
POR JUAN SÁNCHEZ MENDOZA