Quienes tienen la responsabilidad de operar la elección del 2024 para la 4T, lo confirman en privado y en público: la prioridad para Morena es ganar el Congreso de Tamaulipas.
Cualquier otro resultado sería un golpe duro para la gobernanza en lo que resta de la administración de Américo Villarreal Anaya.
La razón está a la vista.
La actual bancada no ha podido acompañar desde el Legislativo, los esfuerzos del Ejecutivo por aterrizar con firmeza la Cuarta Transformación en el estado.
Los problemas para el grupo parlamentario de Morena comenzaron desde antes de que se instalara la Legislatura.
Desde que se conocieron los resultados de la elección del 2021 que los ponían a tiro de piedra de la mayoría calificada, se desató una guerra intestina por la coordinación de la bancada, y por ende, por la Presidencia de la Junta de Coordinación Política.
Hasta hoy se viven las consecuencias de aquellas disputas que protagonizaron diversos bandos.
Más allá de eso, lo cierto es que los diputados morenistas han demostrado a lo largo de casi dos años, que si bien pueden presumir de cierto grado de arrojo a la hora de pelear algunas iniciativas, carecen del más mínimo talento parlamentario.
Ahí está el reto a la hora de armar las listas de candidaturas de mayoría y plurinominales.
Morena, si quiere un escenario distinto al actual, tiene que elegir candidatos competitivos en las urnas, pero también con habilidades legislativas.
No es fácil, pero no es imposible.
Lo que sí queda claro es que de la bancada actual, podrían contarse con los dedos de una mano los que merecen aspirar a la reelección.
Sobre el acueducto
El tema del agua para Victoria, faltaba más, se ha politizado y formará parte de la agenda electoral para el 2024.
Todos los especialistas coinciden en que la única solución eficaz para mejorar el abasto en la ciudad es la construcción de la segunda línea del acueducto.
El problema es que se trata de una obra costosa que supera los 1,600 millones de pesos.
El proyecto, que ya cuenta con número de registro ante la cartera de inversiones de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, apareció por primera vez -aunque sin recursos asignados- en el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación que se discute en la Cámara de Diputados.
Para que finalmente se materialice pueden ocurrir dos cosas:
Una posibilidad es que se modifique el documento que deben aprobar los legisladores a más tardar el 15 de noviembre, para que se le otorgue presupuesto.
La segunda es que el PEF se apruebe como está, sin recursos asignados para el acueducto, pero durante los meses siguientes, la Comisión Nacional del Agua consiga el dinero necesario para arrancar la obra, como ha hecho con otros proyectos hidráulicos como los que se llevan a cabo en Nuevo León.
Lo lamentable, claro, sería que ninguna de las dos opciones se concreten y Victoria tuviera que esperar un año más para el inicio de los trabajos.
Más allá de filias y fobias políticas, ojalá que eso no ocurra.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES




