8 diciembre, 2025

8 diciembre, 2025

Para sobreponerse a la tragedia

A BARLOVENTO / TOMÁS BRIONES

Sobreponerse a una tragedia siempre es un camino cuesta arriba y muchas veces, recorrido en solitario. No importa si es personal, familiar o pública: El dolor y la desolación no encuentran calma ni con todas las palabras de aliento, las muestras de solidaridad o las acciones movidas por la empatía.

La pérdida seguirá doliendo, independientemente del tiempo que transcurra y de la manera en la que cada uno maneje la situación. Pero aún así, en medio de todo, se debe dar tiempo para ir al fondo y tratar de encontrar una explicación a las cosas.

En el caso cercano, inmediato y lamentable del desplome del techo en una iglesia de Ciudad Madero, las cosas no pueden quedarse en la extraordinaria muestra de solidaridad de los ciudadanos, en la rápida aunque inicialmente errática actuación de las autoridades o en la coincidencia en que la tragedia marcó vidas.

A la preocupación por el estado de salud de quienes permanecieron horas bajo los escombros o en los hospitales públicos y privados, debe seguir de inmediato una investigación a fondo de lo sucedido para determinar si se trató de una infortunada combinación de daño estructural provocado por el deterioro propio de los años, el inadecuado mantenimiento o la falta de supervisión por parte de autoridades a quienes corresponde verificar que todo sitio en el que se congreguen personas cumpla con las condiciones de seguridad.

Al dolor compartido de la sociedad civil y autoridades con los familiares de quienes perdieron la vida o siguen hospitalizados, debe seguir de inmediato un trabajo genuino de evaluación del desempeño de quienes debieron haber previsto esta situación, sea quien sea.

No se trata de buscar un responsable o de que se desvíe la atención de lo importante que es el estado de salud de los lesionados, sino de determinar si algo o alguien falló en la parte más delicada del proceso de inspección, de verificación de las condiciones en las que estaba la estructura del inmueble.

No es porque el templo católico haya tenido más de medio siglo en pie y que eso justifique lo sucedido, sino porque es preciso encontrar respuestas que medianamente satisfagan las dudas de todos.

Aún si se determinara mediante un peritaje que alguna autoridad, algún funcionario u otra persona no actuó con responsabilidad en la previsión de esta tragedia, el resultado no va a regresar a la vida a quienes fallecieron ni a restablecer mágicamente la salud a quienes están hospitalizados. Tampoco va a borrar las escenas de dolor, los gritos, el impacto de lo ocurrido a quienes estuvieron cerca y vivieron la angustia durante horas.

No, eso no va a suceder pero sí va a ayudar a saber en dónde estuvo la falla, quién tiene cierta responsabilidad directa o por omisión o simplemente si se trató de una lamentable coincidencia de factores que terminaron por hacer colapsar el techo de la iglesia de la Santa Cruz en Ciudad Madero.

POR TOMÁS BRIONES
abarloventotam@gmail.com

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