Al cumplir un año al frente de la administración estatal, el gobernador Américo Villarreal dibujó un Tamaulipas que se enfila de cara a la esperanza, pero con la atención puesta en el pasado, más que por añoranzas, por el interés de no repetir los errores que se cometieron antes de la llegada de la Cuatroté.
El domingo, el mandatario dirigió un mensaje a los tamaulipecos en el que destacó varias cosas que valen la pena recordar, porque son avances que se notan en diversos ámbitos, pero también porque en otros aspectos se está en proceso de obtener los resultados esperados.
En el evento del domingo en Ciudad Victoria, Américo enumeró de manera breve varios de los logros el cambio de percepción del estilo de gobierno, de uno que se caracterizaba por la soberbia, la insensibilidad y la presunta corrupción a uno que ha puesto al humanismo como el eje sobre el que giran las acciones de la administración estatal.
Un aspecto interesante del que habló Villarreal es el que tiene que ver con el pasado: Hasta antes de iniciar el gobierno de la Cuatroté en Tamaulipas, en amplios sectores de la sociedad se veía a una administración que provocó el aumento en los índices de pobreza, a pesar del gasto social en programas asistenciales.
También, un clima de terror alentado por la actuación oficial movida por la soberbia del cabecismo, que políticamente arrasaba todo y a todos los que no pensaban como la cofradía que gobernaba.
El gobernador dijo que ahora, un año después de haberse iniciado un gobierno que se considera de verdadera alternancia, se notan los cambios en rubros como la captación de inversiones privadas, en la llegada de nuevos proyectos, en el mejoramiento de las condiciones de vida de las familias que habitan en zonas marginadas, en la depuración de los padrones de beneficiarios de programas sociales y en un enfoque humanista de atender a la gente, en contraste con lo que sucedía antes.
Por eso el mensaje enviado el domingo tiene mucho de fondo, pues Américo quiso dejar muy claro que las cosas cambiaron y que ahora, las inversiones que llegan al estado son de empresas privadas, de inversionistas que realmente vienen a buscar oportunidades sin pretender beneficiarse de las relaciones de compadrazgo o de asociación secreta con funcionarios estatales, como sucedía antes.
POR TOMÁS BRIONES
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