Las decisiones financieras que tomamos a lo largo de nuestras vidas están influidas en gran medida por nuestras emociones, ya sea que estemos emocionados por una compra importante, ansiosos por la incertidumbre económica o impulsados por el miedo a la escasez, nuestras emociones pueden tener un efecto profundo en nuestras finanzas familiares.
Nuestras emociones juegan un papel importante en las decisiones de compra que tomamos todos los días, así que, estar felices, tristes, emocionados o enojados, influye en lo que compramos y cuánto gastamos.
Por ejemplo, cuando nos sentimos felices, a menudo somos propensos a realizar compras impulsivas. Podemos comprar cosas que nos hacen sentir aún más felices en ese momento, como un regalo para nosotros mismos o un postre delicioso. Esta felicidad momentánea a veces nos hace gastar más de lo planeado. O, cuando estamos emocionados, al ver una oferta especial o una venta, tendemos a gastar más de lo que haríamos en circunstancias normales. Nuestra emoción nos impulsa a “aprovechar la oportunidad” y en muchas ocasiones compramos cosas que en realidad no teníamos planeado adquirir.
Pero, no solo hay influencia de emociones positivas en nuestras formas de compra, también influyen emociones negativas como la tristeza o el enojo. Cuando estamos tristes, las compras a menudo se utilizan como una forma de consuelo; comprar algo nuevo puede hacernos sentir mejor temporalmente. Sin embargo, esta compra emocional a veces nos lleva a gastar dinero en cosas que realmente no necesitamos. Por otro lado, cuando estamos enojados, nuestras compras pueden volverse impulsivas y descontroladas, a veces, compramos cosas para liberar nuestra frustración, lo que puede llevarnos a gastos excesivos y decisiones financieras impulsivas.
Desde la euforia de una compra impulsiva hasta la ansiedad que surge al pensar en las deudas, nuestras emociones son un componente central en nuestras vidas financieras. Uno de los factores clave que influyen en nuestras decisiones financieras es el sesgo emocional, ya que esto impacta en nuestros patrones de toma de decisiones.
Las empresas y las marcas son muy conscientes de esta conexión profunda entre emociones y consumo, y han perfeccionado la psicología del consumidor para comprender cómo nuestras emociones pueden influir en lo que compramos y cuánto estamos dispuestos a gastar. A menudo, las estrategias de marketing se basan en evocar emociones específicas en los consumidores para fomentar la lealtad a la marca y aumentar las ventas. Por ejemplo, las marcas de lujo suelen asociarse con la emoción de sentirse especial y exclusivo, lo que puede llevar a compras impulsivas. Por otro lado, las empresas financieras pueden utilizar el miedo a la inseguridad financiera para promover sus servicios de inversión o seguros.
Es crucial reconocer que nuestras emociones pueden llevarnos a tomar decisiones financieras impulsivas o gastar más de lo planeado. Por lo que debemos ser conscientes de cómo las empresas y las marcas utilizan estrategias emocionales en su publicidad y marketing, comprender la conexión entre emociones y finanzas y tomar decisiones financieras informadas y evitar gastos innecesarios. Recuerda que al reconocer cómo nuestras emociones influyen en nuestras decisiones financieras y ser conscientes de las estrategias de marketing, podemos tomar el control de nuestras finanzas y trabajar hacia un futuro financiero más estable y satisfactorio.
POR ANGÉLICA GONZÁLEZ