MADERO, TAM.- Sesenta y dos vidas de niños, niñas, hombres y mujeres cambiaron para siempre en un abrir y cerrar de ojos.
La iglesia de la Santa Cruz se derrumbó mientras se efectuaba un bautismo colectivo. Los habitantes de la zona sur de Tamaulipas hurgan en la memoria para recordar si hay registro de un accidente con las mismas condiciones y no existe un parámetro.
Hoy se cumple una semana en que las vidas de cientos de familias se vieron tocadas por la desgracia.
A las 2:13 de la tarde es la hora en que se estima se produjo el accidente el pasado domingo, de acuerdo con la Secretaría de Seguridad Pública, quedaron sepultados planes, proyectos, anhelo, sueños, vidas truncadas para siempre de todas las familias alcanzadas por el accidente.
A partir de ese momento, para los sobrevivientes y sus familias solo hay flashazos, pequeños instantes que se reproducen una y otra vez.
Preguntas en el aire sin respuesta. Dolor y llanto entre las víctimas. «Se cayó una viga y 5 segundos después el techo se cayó. Los que tuvieron oportunidad y estaba a su alcance corrieron a una orilla y otros no corrieron con la misma suerte. Y estoy segura de que les cayó todo el escombro encima» relata Mónica Segura, sobreviviente del derrumbe.
5 segundos bastaron para que toneladas de concreto del techo de la iglesia de la Santa Cruz se vinieran abajo. 12 vidas se perdieron hasta el momento. 23 fueron internados con lesiones de seriedad, 18 fueron dados de alta y solamente 5 permanecen bajo cuidado médico.
En el transcurso de las horas posteriores al accidente 27 personas se estima que ingresaron con heridas menores y fueron dados de alta.
A las 23:48 horas del lunes fue rescatado el último cuerpo de entre los escombros de la iglesia de la Santa Cruz en Ciudad Madero.
Poco después de las 3 de la mañana se suspendieron las labores de rescate. Las cámaras de calor, 3 binomios caninos y un equipo de especialistas de la Secretaría de Marina en rescates descartan más víctimas atrapadas entre los escombros.
Durante la mañana se ordenó el retiro de escombros con maquinaria pesada.
HÉROES SIN ROSTRO: LOS VECINOS DE LA UNIDAD NACIONAL
Minutos después del colapso de la iglesia, habitantes de la colonia Unidad Nacional abrieron sus garages para tomar palas, picos, barras, cuerdas, botes, carretillas, gatos hidráulicos, madera.
Amas de casa, jubilados, ingenieros, licenciados, empleados de Pemex, del corredor industrial, trabajadores de jardinería, estudiantes de todos los sectores de la población civil, desconocidos todos son los encargados de salvar las primeras vidas.
A toda prisa, los vecinos corren por las calles hasta llegar a Chihuahua y Sinaloa. De los coches se detienen y bajan dos, tres personas y se suman de inmediato para buscar sobrevivientes.
Frente a ellos, lo imposible: La iglesia destruida. Ellos, los colonos, fueron los primeros en asistir a las personas atrapadas.
Con manos y uñas «rascaron» entre los restos para sacar a las personas.
«Se cayó el techo de la iglesia de la Santa Cruz, los que puedan venir a ayudar, hay personas atrapadas » se lee en grupos de WhatsApp.
Las primeras imágenes dan cuenta de inmediato de la magnitud del accidente. Los improvisados rescatistas se introducen entre los recovecos que hay entre las ruinas. Los primeros sobrevivientes también se suman para buscar a sus familiares entre la nube de polvo.
«¡Hey! ¿Me escuchan?». Los que permanecen de pie en el interior, rompen los cristales de los altos ventanales y por ahí comienzan a salir.
Uno, dos, tres, luego son 5, 10, 15, 18 y así hasta sumar luego de varios minutos más de 60 personas.
Los vecinos les ayudan a colocarse a un costado. Improvisan una pequeña estancia para los heridos. En la memoria, comparten que aún queda el recuerdo de los gritos para pedir ayuda, el rostro de la desesperación de aquellos que tienen un familiar desaparecido.
La tristeza con el hallazgo de las primeras víctimas mortales. El ritual religioso se torna oscuro y cambia su significado.
Un carrobomba de bomberos llega al lugar y al observar las dimensiones, pide apoyo. En segundos las radiofrecuencias se saturan.
Cientos de personas continúan la búsqueda incansablemente. A mano cadena se acumulan escombros al otro lado de la calle. Policías se suman más tarde y paulatinamente arriban elementos de Cruz Roja, Sinarem, AMPS , protección civil, secretaria de Marina, Sedena.
El área es acordonada y la tragedia es oficial. Los vecinos uno a uno quedan relegados de las labores de rescate. Poco a poco, con las manos empolvadas, la mirada perdida dimensionan desde el vallado lo que acaban de vivir.
POR JOSÉ LUIS RDZ.