«Es un acto de valentía no solo de los que organizan, sino de los que van a los conciertos y yo se los agradezco profundamente, y quiero decirles que tengan esperanza, que ellos están en el camino correcto y eso no hay manera de frenarlo”, me dijo hace casi una década el cantautor uruguayo, Jorge Drexler, en una apresurada entrevista realizada en el aeropuerto de Tampico.
Una noche antes se había presentado en el Teatro Metropolitano y estaba por volver a la Ciudad de México para continuar con su gira por la República, que unos días antes también lo había llevado -como parte del Festival Internacional Tamaulipas- a presentarse en la ciudad de Reynosa.
Estaba, me dijo, conociendo el “México profundo”.
En ese momento, nadie sabía que año después se llevaría a cabo la última edición del FIT, y con ello se impondría una larga noche para el desarrollo cultural de la entidad.
Desde luego, la muerte de aquel espacio no fue la única causa para que a su vez entraran en coma las políticas de difusión artística de Tamaulipas, pero es cierto que sin un festival digno en la cartelera anual, la entidad se privó de recibir manifestaciones artísticas del calibre de la música de Drexler, ganador del Oscar y multiganador del Grammy, y de tantos otros creadores que fueron incluidos en el programa del FIT, y antes en el Festival de la Costa del Seno Mexicano.
Aunque pudiera pasar por lugar común, no está de más recordar que las expresiones artísticas dan identidad a los pueblos y que el intercambio cultural fortalece el espíritu de las comunidades.
Pero además hay suficientes experiencias en el mundo entero que comprueban la utilidad del arte para ayudar a reconstruir el tejido social, una tarea urgente para un estado como Tamaulipas, que apenas sale de una larga crisis social y de seguridad.
“En mi experiencia la transformación que he visto más llamativa, más brillante y más esperanzadora es la que he visto en Medellín por ejemplo, Medellín era la ciudad más peligrosa del planeta (…) a través de una estrategia conjunta de varias maneras, actividad social, fuerza policial también, pero con mucho hincapié en la cultura, se rehabilitó la ciudad; el peso de la cultura en Medellín es muy importante porque ellos se dieron cuenta que tú puedes conseguir una pacificación relativa mediante la fuerza policial, pero si no la asientas, si no la reafirmas en un trabajo social, en un trabajo cultural con el rol humanizante que tiene la cultura, con el rol de generar ciudadanía, si no lo reafirmas con eso no se sostiene desde el punto de vista humano”, reflexionó Drexler aquel septiembre del 2014.
Por eso, es una buena noticia que Tamaulipas vuelva a tener un encuentro cultural de altura como será el Festival Internacional de la Costa del Seno Mexicano que inicia hoy y termina el 22 de octubre.
Es una nueva oportunidad para que, con el arte como bandera, la ciudadanía tome por asalto los espacios culturales y las plazas públicas.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES