TAMPICO, TAMAULIPAS.- El escritor Paco Ignacio Taibo II es un hombre feliz.
Así lo anuncia de entrada y lo suelta de sopetón en su presentación en la Feria Universitaria del Libro en la Universidad Autónoma de Tamaulipas en el campus Tampico- Madero.
Playera roja, arriba camisa arremangada a cuadros, jeans azules, zapatos a la vista cómodos.
Es el Director del Fondo de Cultura Económica en México y a sus palabras un niño que estudio de principio a fin en instituciones públicas.
«Yo soy un hombre feliz, lo cual es una condición muy rara para ser mexicano ¿No?.
Hasta que de repente alguien llega, tiene 17, 18, 19 años y me dice:
¿Leer? ¡Que hueva! ¿Leer ? ¡Que pinche flojera! ¿Leer? ¡Que pinche aburrido!
Yo digo ya me jorobó el día, ya me lo estropeó.
¿Cómo demonios con este adolescente con el que hablas, le vas a decir que no, que leer es muy divertido? Que leer es muy apasionante, que leer te cambia el mundo, que leer te cambia la perspectiva. Que leer te cambia los modelos respecto a los cuales miras el futuro, y te miras a tu mismo y preguntas, yo quiero ser como y vas a los libros y dices yo quiero ser como este que estoy leyendo hoy.
Cómo demonios le explicó en pocas palabras y de manera comprensible que la lectura es apasionante, que la lectura es subversiva , que la lectura es revolucionaria, que la lectura es divertida, que la lectura te cambia el mundo y cambia la manera como lo vives»
Leer, dice es un acto de creación.
«Cómo le explicó a este adolescente algo que no ha descubierto y que tiene serios bloqueos para descubrir.
«¿Leer es aburrido? Te faltan argumentos para decirle a alguien que no ha leído que no es verdad, pero cada ser humano es una vivencia y no le puedes sustituir con reflexiones lo vivido o lo creído o lo pensado, no está en el territorio de los razonamientos»
El hombre comparte que algunas veces consigue convencer a un joven de que leer es increíble.
«Algunas veces logro transportar está sensación que me ha acompañado tantos y tantos y tantos años y tantos años»
Taibo II , entonces cuenta de manera amena y sin perder detalles como es que se volvio un ávido lector, como creció en el norte de España y sus primeros años de escolar y sus numerosas enfermedades inventadas para no acudir al colegio y quedarse en casa a leer.
«Creci en una sociedad políticamente muy cerrada, una dictadura en los últimos años del franquismo. Creci en una ciudad de provincia de España… parte de una minoría».
La plática es anécdotica y los paisajes que comparte de su infancia se hacen lugar común a su llegada a México.
Y dice:
«Las dos cosas que tenía que hacer, la primera era abandonar el «acento » y asu madre, la «z» y la «s» desaparecieron y contestar a la enigmática pregunta ¿Y usted de dónde es?
El escritor, reconoce que afortunadamente las lecturas realizadas en su corta vida, le daban la oportunidad de ingeniárselas para sortear a los compañeros mexicanos que insistían en conocer su orígen.
Descubrió entonces que el promedio más alto de calificación se ganaba el respeto de sus compañeros y además una beca de lo que entonces serían 100 pesos.
Con ese dinero, explica que comenzó a comprar libros y libros para disfrute personal
«Me volví abanderado y segunda virtud de ser abanderado, primero que le bajaban a la represión del bulling los compañeros y segundo que la bandera traía un asta de bronce, buenísima pa» los chingadazos, si había conflicto que traspasaba lo ideológico , el asta de bronce de la bandera era útiles para enfrentar a los calumniadores y buleadores».
Durante toda la secundaria mantuvo su promedio escolar para mantener su beca.
Con los años, comentó que la vida fue en suma de experiencias en la ciudad de México y ya para entonces había descubierto la magia de la palabra escrita.
«Mientras estoy leyendo puedo ser otro».
Taibo II a los 15 años descubrió que la lectura lo transportaba a lugares y sitios que lo llenaban de placer.
«Leer es ver el mundo desde el punto de vista de otro; mientras estoy leyendo soy el tripulante de una nave que baja hacia a Marte y sabe que va a morir en el trayecto y entiendes lo efímero de la vida. Mientras estoy leyendo pue soy Cyrano tratando de enamorar a la novia de un amigo que es Mensa y que lo quiere por carita y tú eres el del verbo ¡Maldita sea» y tú le prestas el lenguaje».
Llegaron , agregó los años agitados de la preparatoria y las lecturas lo llevaron a alfabetizar obreros en Xalostoc, en el norte de la Ciudad de México.
Con los años, la escuelita que fundó en un solar baldío terregoso fue lugar para que los obreros , en la mayoría de los casos lastimados por falta de condiciones de seguridad, se hicieran presentes para enseñarles primero a leer y después en consecuencia aprendieran sobre sus derechos laborales.
«Los que eran 7, 8 alumnos alfabetizados se volvieron 35 y luego 40 que venían a saber , ¿aquí que dice Paco?.
Paco Ignacio Taibo II, mantiene atentos a los espectadores y asistentes al acto.
Dos policías vestidos de civil me agarraron a mí y Adriana que era la compañera con la que alfabetizabamos y nos cortaron cartucho, nos tiraron en el piso de la patrulla, nos pusieron las botas encima y nos sacaron hasta Indios Verdes…y ahí nos bajaron con la amenaza de que nos iban a matar si volvíamos».
El director de Fondo de Cultura Económica comparte que su después de todo está historia ni logra convencer a un joven de lo apasionante que es la lectura , tiene que volver a empezar.
«Tengo que volver a empezar y me mira con cara de ‘ leer que hueva» entonces tengo que decir : a ver y se lo vuelvo a contar chingaro, y le vuelvo a contar toda la historia , de cuando era niño y me enfermaba y porque Robin Hood es tan chingon y porque un poema de Garetti es una maravilla y porque hay que saberse de memoria los poemas de amor de Quevedo y porque los que han leído «20 Poemas de amor » de Pablo Neruda, ligan más. Esta estadísticamente comprobado. He ahí la historia de porque sigo creyendo, sigo pensando es un país mucho más capaz de enfrentar la injusticia, la tristeza, el abandono la soledad y el desencanto».
Por José Luis Rodríguez Castro
La Razón