Ha sido larga la lucha que han tenido que dar las mujeres para que sus derechos civiles sean reconocidos.
Hasta 1953, las mujeres no podían votar ni ser votadas, e incluso hasta 1975 no estaba reconocida en la Constitución la igualdad jurídica del hombre y la mujer.
Aún hoy, el sistema patriarcal está en deuda con ellas: la brecha salarial es enorme, la discriminación está latente en amplios sectores de la sociedad mexicana, y la violencia machista es un cáncer que urge extirpar.
Por eso, la más reciente ola del movimiento feminista que tomó vuelo en la última década ha impactado con tanta solidez en el paisaje político del país.
La lucha por los derechos de la mujer está presente en el día a día de miles; niñas, jóvenes y adolescentes pertenecientes a una generación que no está dispuesta a claudicar, son dignas herederas de aquellas que lucharon por el derecho a votar y ser votadas.
Su causa es, en todos los sentidos, refrescante para una democracia mexicana en la que solo hay 10 gobernadoras en los estados de la República Mexicana.
Por eso, cuesta tanto entender la posición de la mayoría de los partidos políticos contra la propuesta del Instituto Nacional Electoral para que en la elección del 2024, cinco de las nueves gubernaturas que estarán en juego, se destinen para mujeres.
El martes, las Comisiones Unidas de Prerrogativas y Partidos Políticos y de Igualdad de Género y No Discriminación del INE aprobaron emitir los criterios que buscan garantizar la paridad de género en las próximas elecciones por gubernaturas.
“Como acción afirmativa y derivado de que persiste una subrepresentación de mujeres en la titularidad de los Poderes Ejecutivos Locales y tomando en consideración el contexto histórico de las entidades con proceso electoral local, donde apenas han sido electas tres mujeres en toda la historia, los partidos políticos nacionales deberán postular al menos cinco mujeres en las entidades donde se elegirá la gubernatura -Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán-, así como la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México”.
Acaso como un resabio de las voces del pasado, ayer el Consejo General del INE trató el tema y por una supuesta confusión a la hora de la votación, terminó por ser rechazado.
El compromiso de los consejeros es que el asunto volverá a ser agendado hasta que se apruebe, pues la mayoría está a favor de las cinco candidaturas para mujeres.
Más allá de las excusas que suelen esgrimir los partidos políticos -falta de facultades del INE, intromisión en su organización interna- lo cierto es que si no son capaces de presentar candidatas competitivas en al menos cinco estados, estaríamos ante una prueba más de la debacle partidista que sufre el sistema democrático mexicano.
En los acuerdos que ahora mismo están en discusión en el Consejo General del Instituto, está incluido el principio de alternancia de género, que implica que los partidos postulen en cada gubernatura a un género distinto al de la última elección.
Esto cobra relevancia para el 2028 cuando, de acuerdo a la tendencia actual de los institutos y tribunales electorales, Tamaulipas deberá tener su primera mujer gobernadora.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES