El sonido de la maquinaria no permite escuchar más allá de media manzana, mientras el golpeteo de herramientas manuales y el polvo que se dispersa recuerda el proceso de una obra en construcción.
Un grupo de trabajadores de overol naranja se encuentran entre los restos de la parroquia de la Santa Cruz, en Ciudad Madero y van y vienen de un lugar a otro con equipos de perforación entre las manos.
Chalecos azules, verdes, guantes, cascos naranjas, lentes de seguridad se encargan de lo que parecer ser la toma de muestras
Debajo del tejado de lámina y semidestruido a un costado del pie de piso de la institución religiosa, un grupo de elementos de la corporación observan el desarrollo de las actividades.
Una mujer con un chaleco azul y en la que se lee sobre la espalda servicios periciales, realiza lo que parece ser toma de información con su teléfono celular del lugar en donde realizan una perforación.
Con un taladro de poco más de un metro de longitud y un enorme brocal redondo en el extremo, horadan en el piso en varios puntos.
La acción se repite varias veces en diversas ocasiones.
En el lugar se puede ver que esas «muestras» son llevadas a otro sitio, pero no hay información oficial.
Las labores se extienden en las paredes que aún están de pie sobre el fondo de la construcción y que no cayó durante el derrumbe.
Afuera, unidades de la Policía Investigadora se encuentran estacionadas, como desde el pasado 1 de octubre, cuando se produjo el accidente que dejó sin vida a 12 personas que se encontraban en el centro religioso y causó lesiones a más de 40.
Hace algunas semanas, se informó que a la par de las pruebas periciales que realizan la Fiscalía General de Justicia, se haría una toma de muestras y pruebas de campo por parte de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
