CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- La lucha contra el cáncer de mama es una batalla cuerpo a cuerpo entre la enfermedad y la mujer que la padece, pero se puede vencer con prevención, identificación temprana, atención médica y determinación.
Cany Balderas Perales, sobreviviente de cáncer en Ciudad Victoria, agradece a Dios por su gran misericordia y reflexiona: “El 99 por ciento de las personas piensa que el cáncer de mama tiene síntomas visibles”, es decir, solo el 1 por ciento sabe que en sus primeras etapas es silencioso.
“Antes de enfrentarme al cáncer, tenía una vida normal, trabajo, familia completa, practicaba mi deporte favorito, rodar en bicicleta. Jamás imaginé lo que llegaría a vivir”.
A los 35 años, inició el tratamiento de fibroquistes de mama, que requería revisiones ginecológicas constantes. Fue entonces cuando descubrió una bolita en su seno derecho.
Estar en tratamiento de quistes fue oportuno, ya que la detección fue temprana. En octubre de 2017, le diagnosticaron la enfermedad. “Ese día mi mundo se paralizó, ante mis ojos se puso una cortina de humo y dejé de estar presente”.
Decidió enfrentar la enfermedad solo con su familia, alejándose de las redes sociales. “Todo fue una pesadilla”, pero inició las quimioterapias.
“Me dieron 6, en cada una de ellas, al llegar a casa, me esperaba mi mamita hermosa. Después de eso, llegó uno de los momentos más difíciles: se me empezó a caer el cabello, un día me peiné y vi cómo se quedaba en el peine”.
A pesar de los cambios, en junio de 2017 recibió el alta. Ahora puede decir que su lucha valió la pena. Con lágrimas en los ojos al compartir su experiencia, destaca que su vida fue marcada por la convivencia con su familia.
Aunque tocó la campana de la vida, la atención no cesa, ya que los tratamientos afectan otros órganos y se necesita revisión constante. “Este es mi testimonio de vida”.
Por Nora Alicia Hernández Herrera
EXPRESO-LA RAZON