Son las 5 de la mañana del día 30 de abril de 2008 en ciudad Victoria, Tamaulipas; suena la alarma del despertador y es la hora para levantarme, ducharme, y emprender el viaje que me ha de llevar al pueblo donde nacieron los padres de mi mamá y bastante de la parentela anterior a ellos.
Desde la semana anterior, emocionado como niño, he procurado los preparativos para esta aventura genealógica y no he querido que se olvide ni el mas mínimo detalle: llamadas telefónicas a la presidencia municipal para concertar una audiencia con el alcalde; un mapa del municipio y otro del pueblo; información geográfica y estadísticas de población; los documentos que he trabajado como árboles genealógicos sobre apellidos del pueblo: los de la Garza (algunas 5 ó 6 ramas diferentes), Cano (tal vez 3 ramas), Leal y León (labor incompleta hasta los hijos del capitán Antonio Leal de León), Ballí (el apellido que se fue a otro pueblo); mis cuadernos de transcripción de los registros parroquiales y civiles; la trasijada cámara fotográfica; grabadora de bolsillo; guitarra y harmónica, a sleeping bag, sábana, cobija cobertor y almohada; otros apuntes sobre apellidos también comunes de Burgos tales como los Flores, Treviño, González, Zúñiga, Polanco, Palacios, Camarillo, Rivera, Adame; etcétera y mas etcétera. Voy por la carretera rumbo a Matamoros, Tamaulipas y en la soledad que ofrece durante dos horas y media el interior de un carro en movimiento a una velocidad de entre 80 y 100 kilómetros, por mi mente da vueltas toda la información que desde hace diez años ha llegado desde que inicié esta particular adicción por la genealogía.
En todos los pueblos que voy pasando: Güemez, Padilla, Jiménez, Cruillas; y los de los alrededores: Santa Engracia, Barretal, Hidalgo, San Nicolás, San Carlos, Méndez, Villagrán, San Fernando, Soto la Marina, Linares, Montemorelos, Cadereyta, Santiago Guaxuco, Cerralvo, las Ciénegas, Saltillo y Monterrey; desde el inicio del tiempo de su colonización años 1600-1750, ha existido el apellido “de la Garza”, hoy en muchos casos simplificado a “Garza” tal vez por decisión familiar o por omisión de los oficiales del registro civil.
Las personas con apellido “de la Garza” que a la fecha viven y han vivido en el noreste de México y en el sur de Texas, y también los que eran de ahí pero se fueron a vivir para otras partes, tenemos una raíz común que proviene de Marcos Alonso de la Garza Falcón, quien fincó residencia por 1580 en Mapimí, Durango, un Real minero vecino del Estado de Coahuila.
Se dice que éste Marcos Alonso de la Garza Falcón, alguna bibliografía distingue este apelativo como “de la Garza y Arcón”, nació por el año de 1561 en Lepe, Huelva, Castilla, España, y que sus padres fueron Marcos Alonso y Constanza de la Garza. Constanza de la Garza nació por 1529 en Lepe, Huelva, y se casó por 1550 con Marcos Alonso que nació por 1525 también en Lepe.
Mi búsqueda sobre los orígenes del apellido de la Garza, me ha llevado a encontrar a una Constanza de la Garza y a su hermano Alonso de la Garza quienes el 24 de febrero de 1528 en la ciudad de La Palma de las Islas Canarias, España, fueron condenados por el Santo Oficio de la Inquisición en Sevilla a su ejecución a muerte quemados en la hoguera, porque desde que vivían en Lepe se les había advertido la inconveniencia de sus creencias, por lo que decidieron irse a vivir a las Islas Canarias donde supuestamente la Inquisición era mas benévola, pero igual ahí siguieron profesando su religión; el cargo con el que se les condenó fue por fistol infidente y relapso, por sus adoratorios al Torah y por hablar el idioma hebreo.
Esta Constanza y su hermano Alonso de la Garza eran hijos de Herman Garza de la Garza quien se casó en Sevilla con Beatriz Núñez; y al parecer esta familia fue a vivir a Lepe, Huelva, donde nacieron sus hijos.
También por ahí encontré una historia de un tal Juan de la Garza, que por allá de 1535 había protagonizado una pelea con heridas de navaja cuando era parte de la tripulación en un galeón español que atracó en un puerto de América del Sur; este Juan de la Garza era un gaditano, que es el gentilicio para las personas oriundas del Puerto de Cádiz, España, y que ha de haber andado por lo menos en los 18 años de edad; o sea que nació en Cádiz por el año de 1517.
Otro dato interesante es el que me dio mi amigo español de la ciudad de Huelva, España, el señor Ángel Custodio Rebollo Barroso, cuyo correo electrónico dice: “hace unos días, estudiando un tema del Archivo General de Simancas, me encontré con el Capitán Agustín de la Garza, quien pertenecía a la milicia de Buenos Aires en Argentina y el expediente comprende desde 1791 hasta 1798.
He conseguido leer completo el legajo que forma este expediente de 79 paginas y encuentro a un hombre obsesionado con enviar instancias al rey ofreciéndole un plan secreto para conseguir que Inglaterra devuelva Gibraltar. Siempre dice que es un plan muy secreto y que hay que efectuarlo con el máximo sigilo para que ni siquiera sospeche el enemigo.
Casi todas las instancias están informadas al margen por lo militares, catalogando las ideas de Agustín de la Garza, como propias de una persona que no esta en su sano juicio”.
También platica mi amigo Ángel Custodio que su esposa nació en Burgos, Santander, España, y que es nieta de José Aguirre Sainz de la Garza, un veterinario que vivió en un pueblo a unos 20 kilómetros de Santander.
Hay otro personaje “de la Garza” ubicado allá por los 1600 en Compostela, Nueva España, lo que ahora es el Estado de Nayarit o el de Colima, pero no he tenido la oportunidad de transcribir los documentos que tratan sobre una probanza de sangre como requisito para pertenecer al Santo Oficio de la Inquisición.
Hubo un tiempo en que encontré por internet domicilios de personas con apellido de la Garza que viven en España; redacté una carta y la envié por correo postal; algo así como 30 domicilios y de ello me contestaron por internet 2 señores. Uno de ellos es el señor abogado Joaquín Homs Sánz de la Garza, de la ciudad de Barcelona, quien me platica que la señora Eloisa de la Garza, su bisabuela materna, ostentó un Ducado que hace tiempo se había perdido por desuso pero que actualmente ya está rehabilitado.
El otro señor que respondió mi correo fue el señor Manuel Espinosa de la Garza, hijo de Josefina Plácida de la Garza y López Seoane, nieto de Don César de la Garza y Tapia, y bisnieto de don Jerónimo de la Garza, nacido por 1757 en un pueblo del norte de la provincia de Burgos, tal vez Balmaceda; y tataranieto de un gran metalurgista español don Francisco de la Garza, quien después de remitirme al tomo G, página 917 de la enciclopedia Espasa, me dice que según recuerda por las platicas que alguna vez su madre decía que estos “de la Garza” habían venido de Méjico hacía varias generaciones.
En la enciclopedia Espasa tomo G, página 917 dice: “garza {francisco de la), Biog. Metalurgista español, nació en Valdenoceda en 1757 y murió en Madrid en 1832.
Estudió matemáticas en la corte y luego continuó sus estudios en la Escuela Especial de Almadén, creada por el alemán Enrique Astorr, siendo el primero que salió con titulo de aquel centro; En 1788 sucedió á Hoppensak en la dirección de las minas de Almadén y de Ahnadenejos, desempeñando al mismo tiempo importantes comisiones.
En 1796 pasó á Alemania y Austria para ampliar sus conocimientos, que, á su regreso á España, aplicó con gran ventaja á nuestras minas.
En 1801 fue de nuevo nombrado director de las minas de Almadén y luego teniente de superintendente subdelegado del gobernador, destinos que desempeñó por espacio de catorce años, en los que introdujo notables mejoramientos en el aprovechamiento de minerales, Al ser organizado en 1825 el Cuerpo de ingenieros de minas, garza fue nombrado inspector general segundo del mismo.
Se le debe: Observaciones y experimentos sobre el beneficio de las minas de plata por la amalgamación, publicadas en el tomo III de los Anales de Ciencias Naturales; Mi teoría sobre las utilidades y ventajas que puede producir el carbón de piedra descubierto en Espiel Bébncz y Vtílarroya, acompañada de un plano del valle de Espíel; Informe dado en el año de 1756… sobre e! estado y mejoras de que es susceptible la mina de Almadén; Traducción de; lecciones de Geometría subterránea publicadas por el profesor M&eling en nSZ¡ y Traducción de la obra de Juan Federico Eiler“ también Espasa incluye: garza y bañuei.os (ciríaco de la), Biog.
Pintor español, nació en Juvilla del Agua (Burgos), Fue discípulo de la Escuela Especial de Pintura y de Marcelino Santamaría, Obras principales: La primera hazaña del Cid (1897); Dragon y 1-lares (1899); Madre y maestra (1301); Una Pastoral verde, y Toma sepilas (1904). Ya por esta parte del camino tengo el sol de la mañana enfrente y se dificulta ver la carretera; estoy a las orillas de Santander Jiménez, Tamaulipas y decido hacer un alto de trayecto para respirar aire fresco, escuchar el canto de los pájaros y ver algunas mariposas volar. Aquí en Jiménez, Don José de Escandón y Helguera, fincó residencia familiar después de haber fundado las villas del Nuevo Santander; hoy los niños de los ejidos caminan con los libros bajo el brazo por la vereda a su escuela; los señores a lomo de burro van a la labor, y los techos de las chozas soplan humo de leña de mezquite con aroma a café hervido y frijoles de olla, cuando no muy lejos se escuchan los aplausos de las señoras que echan con las manos las tortillas del nixtamal de maíz.
Alguien dijo que las señoras le aplauden a Dios por haber inventado el maíz; milagrosa fuente de alimento natural. Ya son las 8 de la mañana, apenas voy a cruzar el punto de revisión militar de Las Norias y un anuncio dice que a la izquierda a 75 kilómetros está Burgos.
Los señores del ejército muy amables me preguntan que de donde vengo y a donde voy; geográficamente les respondo pero después de reanudar el camino me quedo pensando que, viéndolo bien esa respuesta ni yo mismo la sé. Poco mas adelante por la carretera está la intersección a mi destino; hago otra parada para tomar una fotografía velada a la señora que vende camarón fresco de la Laguna Madre, sutil sabor a salado refugio de mar, con jugo de limón y salsa picante, a quien no se le ha de antojar. Apenas a unos metros de iniciar este tramo final de mi ida, un señor me pide “raid” él se llama Rosendo González Padilla y va para Cruillas a renovar su credencial de elector para votar, y porque le van a dar una ayuda del gobierno por ser adulto de la tercera edad; su motivo de estar parado a la orilla de la carretera es para esperar que pase alguien que lo lleve y porque solo hay dos autobuses de transporte público, uno que viene de San Fernando y pasa por ahí como a las once de la mañana, mismo que se regresa en seguida ese mismo día, y que éste sí se detiene a levantar pasaje de la gente que le hace la parada por el camino; y el otro que vine de Reynosa, llega por la tarde y se regresa al día siguiente por la mañana; pero es vía directa y no levanta pasaje ni siquiera en San Fernando.
Me platicó este señor, que su papá había tenido tierras en un ejido de por aquí, pero que ya luego cuando heredaron, sus hermanos las vendieron para irse a vivir a la ciudad; que él solo conservó un rancho donde tiene algunas chivas y que ya no siembra maíz porque le sale mas caro, y ahora prefiere comprar lo que necesita para el uso diario; también me platicó que tres de sus ocho hijos se fueron de mojados para trabajar al otro lado, del Río Bravo, Rio Grande.
Ya estoy llegando a Burgos y el anuncio de bienvenida dice que tiene una población de 975 habitantes; después en pláticas con algunos señores del pueblo alguien me dijo que esa cifra ya no es real, que hoy son mas. ¿cuántos mas podrán ser? ¿ tal vez algunos 1500? Lo primero que hice al entrar al pueblo fue ir directamente donde la plaza central; en el ambiente se siente el afable ánimo de la gente porque hoy 30 de abril se festeja el dia del niño; y por lo pronto se trata de antes almorzar para empezar a trabajar; ahí está el restaurante “3 hermanos Cano” y sirven un exquisito machacado con huevo, de rechupetearse los dedos; el machacado es carne de res seca machacada, o sea fregada con un martillo de madera, y deshebrada.
Después de rentar una habitación en el hotel del señor Arnulfo Salinas Guillén regreso a la plaza central donde está la presidencia municipal y la Iglesia de Nuestra Señora de Loreto fundada en 1749 por Fray Simón del Hierro; su templo parroquial fue construido en 1792 y las vigas de madera en su cielo fueron traídas de Europa.
PLAZA DE BURGOS, TAMAULIPAS
Caminando por ahí en sus calles la gente me dice que en Burgos ya no hay personas con apellido “de la Garza”; solamente una familia que hoy vive por la Calle Juárez, la que en 1900 se llamaba Calle del Comercio; ésta familia es la de don Antonio de la Garza que fue casado con Patricia Ochoa, y que por el año de 1947 se fue a vivir a Brownsville, donde casó en segundas nupcias. Hijo de este Antonio de la Garza fue Jacinto de la Garza Ochoa, que nació en Burgos por el año de 1910, era peluquero y murió en Burgos por el año de 1984. Jacinto de la Garza Ochoa casó en Burgos, Tamaulipas con Carlota García Chávez, hija de Emilio García, y de María Refugio Chávez, una familia del ejido El Pedregal, jurisdicción de Burgos.
Jacinto de la Garza Ochoa tuvo por hijos a: Silvestre 1932, Alfredo 1934, Ernesto 14 de julio de 1936, Antonio 1938, María del Carmen 1940, Alicia 1942, José Luis 1944, María Monserrat 1946, Arturo 1948, y Jesús Daniel 1950. Jacinto procreó diez hijos, y todos se llevaban dos años de edad; entonces pregunté curioso: ¿oiga, y todos con la misma? a lo que alguien respondió: “si, pero con diferente señora”.
Ya desde antes en el hotel me habían dicho que entre los señores mas viejos del pueblo y que saben platicar la historia antigua de sus habitantes, están don Gustavo Cano Coronado, don Andrés Flores Cavazos, y don Rómulo Flores Treviño; también supe que hay un señor llamado Isidro Garza Cavazos, pero le dicen “Chiro” y que es muy dicharachero; el clásico parlanchín de pueblo que a todo le acomoda una historia para el deleite de los interlocutores.
No quiero dejar pasar la oportunidad de mencionar que cuando llamé a la puerta en casa de don Gustavo Cano Coronado, sentí de inmediato su prestancia hospitalaria; desde el preciso momento cuando a primera vista de nuestras caras él dijo: “pásale te estaba esperando” … todavía no termino de preguntarme porqué dijo eso, si él no sabía que yo iba a llegar.
Pero mejor pienso nada al respecto, y es que dicen que es de mala suerte ser supersticioso. Que manera tan cordial de atender una visita que no fue convidada. No pude negarme a la invitación de comer al medio dia un sabroso arroz y unos exquisitos chiles rellenos de picadillo y de queso.
A media platica que ya estábamos bien entrados don Gustavo Cano Coronado, su señora y yo, se escucha alguien toca la puerta y ya luego llegan y entran un señor y una muchacha; ellos son don Godofrey Polanco González, que nació en Burgos en 1930, hijo de Félix Polanco y de Tomasa González; la muchacha, no supe cómo se llamaba, pero es como de algunos 45 años; a Godofrey se le veía entusiasmado y no era para menos, ahí estaba y había llegado para participar a sus vecinos y amigos, el compromiso nupcial contraído recientemente con la señora que le acompañaba.
Al siguiente dia me enfrasqué con don Andrés Flores Cavazos, su hermano don Luis y con don Inocente Cano Coronado, lisonjeros amigos señores ochenteros, con los que fui en carro por las calles del pueblo reconociendo las casas donde vivieron algunas antiguas familias; después estacionamos frente al hotel y entramos en una vieja casa donde vivió don Miguel de la Garza y su esposa doña Dionicia de la Garza.
POR CARLOS MARTÍN HERRERA DE LA GARZA