SEGUNDA Y ULTIMA PARTE
CIUDAD VICTORIA, TAMAULIPAS.- Existen varias leyendas y testimonios que hablan de casas del diablo, de aparecidos y de cosas extrañas que se ven en los puentes; lo que son parte del mundo paralelo donde dan por hecho que han vuelto aquellos que perdieron la vida abruptamente
Tampico: La casa del diablo
En la tranquila ciudad de Tampico, Tamaulipas, se alzaba una majestuosa edificación del siglo pasado: La Quinta Rosario.
Originalmente construida por Diego Moreno como un hermoso chalet, la propiedad pasó de manos en manos, hasta que finalmente fue heredada por su hija Rosario.
Fue entonces cuando la historia de esta quinta tomó un oscuro giro que la hizo merecedora del inquietante apodo de «La Casa del Diablo».
Con el tiempo, La Quinta Rosario cambió de propietario en varias ocasiones, pero en los años 90, un grupo de maestras intentó alquilarla sin éxito, dejándola finalmente abandonada.
Se hicieron esfuerzos por revivirla como un colegio militar, pero ese intento también fracasó, y la casa cayó en el abandono total.
Fue entonces cuando comenzaron a surgir extrañas historias que envolvían a esta antigua mansión.
Los vecinos comenzaron a relatar avistamientos de figuras y sombras misteriosas de mujeres que deambulaban por la propiedad. Intrépidos individuos que se aventuraron a entrar en La Quinta Rosario para jugar a la ouija o realizar actos de brujería pronto se encontraron aterrorizados por eventos paranormales inquietantes.
Los testimonios hablaban de susurros escalofriantes, lamentos y apariciones espectrales que llenaban el aire nocturno.
Para evitar que la casa cayera completamente en la ruina, se contrató a un valiente velador, pero su presencia en la quinta resultó ser su perdición.
Su vida fue arrebatada de forma inexplicable, sumiendo a la comunidad en el horror y la desconfianza.
Los vecinos, aterrorizados por las apariciones y los eventos sobrenaturales, comenzaron a llamar a la mansión
«La Casa del Diablo», creyendo que albergaba presencias malignas.
En 2019, se anunció un ambicioso plan para restaurar La Quinta Rosario y convertirla en un negocio que aprovecharía su rica historia y su arquitectura única. Sin embargo, desde aquel anuncio, el lugar parece haber quedado congelado en el tiempo, como si alguna fuerza sobrenatural se empeñara en impedir su renovación.
Hoy en día, La Quinta Rosario sigue siendo un lugar misterioso, envuelto en oscuras leyendas y rumores de fenómenos paranormales.
Nadie se atreve a entrar en sus sombríos pasillos, y la historia de esta mansión perdida en el tiempo persiste como un escalofriante recordatorio de lo que acecha en las sombras.
El puente de la central y los cuerpos de agua
La noche era oscura y lluviosa cuando nos adentramos en la misteriosa búsqueda de respuestas en Ciudad Victoria, Tamaulipas. En nuestro recorrido semanal, investigando el fenómeno que solo se manifiesta en los días de lluvia cerca de la Central de autobuses, nos encontramos en un puesto de comida callejera, compartiendo historias con un vendedor local.
Mientras degustábamos nuestra cena, el vendedor comenzó a contarnos una historia que había mantenido en secreto durante mucho tiempo.
Trabajaba en ese lugar y había sido testigo de un extraño fenómeno en un pequeño puente que cruzaba un canal cerca de la Central de autobuses. Solo ocurría en días lluviosos, cuando el sonido del agua parecía dar vida a sollozos tristes y perturbadores.
Nadie se atrevía a investigar de cerca, pero todos coincidían en que la lluvia desencadenaba este evento.
Nuestra investigación se había centrado en las apariciones de La Llorona cerca de ríos, pero este relato nos hizo reconsiderar la relación entre el ente y los cuerpos de agua.
Recordamos una historia en Campestre, donde una anciana y otros testigos afirmaron haber visto a una mujer vestida de blanco en el centro de lo que ahora es un panteón.
Estos eventos nos hicieron pensar que quizás los cuerpos de agua eran un factor común en estas apariciones.
Armados con esta información valiosa, decidimos ampliar nuestra investigación. Planeábamos explorar ríos, lagos y lagunas, además de visitar el misterioso puente en un día de lluvia para presenciar el fenómeno de primera mano. Sin embargo, surgieron más preguntas intrigantes: ¿qué sucede en los cuerpos de agua que desencadena estas apariciones?, ¿por qué ocurren en lugares tan específicos?, y, lo más inquietante de todo, ¿quién es realmente La Llorona?
Nuestra búsqueda de respuestas continuaba, y mientras avanzábamos, estábamos cada vez más cerca de descubrir los secretos detrás de esta aterradora leyenda.
Los niños de la capilla de San Luisito
El velador de San Luisito, conocido por su coraje inquebrantable, tenía una historia que contar.
Desde su llegada, la capilla detrás del hospital había sido su refugio, a pesar de las advertencias sobre extrañas apariciones. Una noche, hace un mes, los ruidos y pasos misteriosos finalmente lo inquietaron.
Ignorando los sonidos perturbadores, un escalofrío recorrió su espalda cuando risas y pasos apresurados llenaron el aire.
Decidió investigar, solo para encontrar a una niña vestida de negro, cuyo rostro permanecía oculto. Sin miedo pero con la sangre helada, huyó.
No fue el único testigo de fenómenos inexplicables.
Entre la capilla y el hospital, en la escuela, vio a niños correr y gritar en medio de la noche.
En el IMSS, la gente desaparecía en un parpadeo. Cada jueves o sábado en la madrugada, almas desesperadas pedían ayuda en el viento silencioso.
Hoy, en la madrugada, la hora maldita se acercaba.
El viento cesó a las 3:16 a.m., y un frío intenso se adueñó del lugar. El velador, ahora en frente del IMSS, buscaba la seguridad de la luz y la presencia de otros, preparado para lo que se avecinaba.
Los vecinos, después de escuchar su historia, habían cambiado sus hábitos, y ya no se aventuraban por las calles tarde en la noche.
Las criatura de la maqui
Este mensaje es respecto a lo que están contando acerca de los niños que aparecen en Walmart y Sam’s, hace algunos años trabaje en la maquiladora ( en aquel tiempo Delphi) encargado de los guardias de seguridad, el turno de la noche salía a las 12.44 y si no había tiempo extra la fábrica se quedaba sola. Lo que te quiero contar paso un fin de semana, solo había un guardia en cada caseta el rondinero y el monitorista, este último estaba encargado del turno y controlaba las alarmas desde la oficina de seguridad.
En la madrugada se activó la alarma de la puerta de emergencia que estaba en el pasillo de enfermería y que daba a los cuartos de compresores.
Le pregunte al rondinero por el radio si había comenzado el rondín pero este me contesto que no, que estaba con un compañero en la caseta 1 y se puso a buscar a los otros guardias por las cámaras pero estaban en sus áreas, regreso el vídeo de la cámara que daba al pasillo y vio que alguien abría la puerta.
En seguida le pidió al rondinero que verificará la puerta para desactivar la alarma, el se acompañó del guardia de caseta 3 y revisaron el pasillo, los cuartos de compresores, el patio trasero y las naves y no encontraron nada y le informaron al monitorista que todo estaba en orden y fue con el monitorista a revisar el vídeo y efectivamente se distinguía que alguien abría la puerta pero era como una sombra de un niño y ese vídeo lo guardo el monitorista me lo mandaron pero ya no recuerdo en qué celular viejito quedó.
Al hablar con el jefe de seguridad interna el lunes nos contó que en la fábrica aparecían los niños que tiraron en el canal y en los baños de mujeres de planta 2 no había espejos porque en el turno de noche las señoras se desmayaban al ver a los niños en el reflejo.
La bruja detrás de la puerta: Relato de Tula
Tula oculta secretos tenebrosos bajo su apacible apariencia. Aquella noche, como de costumbre, dejé mi puerta entreabierta para aprovechar la frescura nocturna. Mi habitación, alejada de las demás en esa casa lúgubre, me brindaba la sensación de soledad que, en ocasiones, era reconfortante.
La quietud reinaba en el pueblo, pero esa noche algo no estaba bien. No podía conciliar el sueño, y desconocía la razón. Quizá tenía que ver con lo que vendría después, lo que presenciaría y que aún me persigue en mis pesadillas.
La cortina que dividía mi cuarto del exterior se mecía suavemente con la brisa. Casi con desesperación, bajé la cortina, y entonces ocurrió. Una figura humana se formó frente a la puerta, como si me observara fijamente. Mis pensamientos vacilaron entre la posibilidad de que fuese un sueño o el fruto de mi propio miedo.
Decidí poner fin a la incertidumbre y me levanté, decidido a enfrentar al intruso. Pero cuando alcancé la puerta, la figura había desaparecido. Mis nervios se aplacaron momentáneamente al convencerme de que no había peligro real. Cerré la puerta con cuidado, pero la sensación de que algo estaba mal no se desvanecía.
Tumbado en mi cama, intenté volver al mundo de los sueños, pero la figura volvió a materializarse, incluso con la puerta cerrada. En la oscuridad, sus rasgos eran difusos, pero su presencia era inquietante. Me observaba sin emitir palabra ni movimiento, una presencia sin identidad.
La noche transcurrió sin que pudiera descifrar quién o qué acechaba desde las sombras. No conseguí conciliar el sueño, y la sensación de ser observado me acompañó hasta el amanecer. Desde entonces, en Tula, el miedo había adquirido una nueva dimensión, y la tranquilidad nocturna se había transformado en pesadilla constante.
Por Raúl López García
Expreso-La Razón
PRIMERA PARTE -> Historia de terror en Tamaulipas