CD. VICTORIA, TAM.- Hay voces emblemáticas en ciudad Victoria, una de ellas, es sin duda la de Florencio Montelongo, pues ha dejado huella como locutor de radio, voz del Estadio Marte R. Gómez, animador en grupos musicales y cantante.
Orgulloso, abre explicando que “Me dicen La Güera desde chico, así me puso un chavo del barrio, Beto Carreón, desde que estábamos en la Primaria, ya después todos me empezaron a decir así, menos en la casa, ahí me dicen “Lencho”.
Ese barrio, el conocido por la raza como “El Rincón del Diablo”, juega un papel crucial en la vida de Florencio, literal, ahí comenzó todo.
“Según dicen que se llama ‘El Rincón del Diablo por que siempre había personas que estaban ahí cuando querías cruzar del otro lado Del Río San Marcos, decían que ‘aguas por que ahí estaban los del rincón’, la gente tenía miedo, era por que ellos estaban tomando, pero no pasaba nada…”
“…Tengo 63 años, nací en el 59 y antes en todos los barrios había una partera, en el mío era doña Lucilda, yo le decía mi madrina de cariño, ella me trajo al mundo en mi casa”.
Su padre, Don Roberto Montelongo, era originario de Jaumave, precisamente en dicho municipio laboraba como comandante de la Policía Rural.
“En una fiesta hubo un problemita, él fue a apoyar, sacaron la pistola y mi papá se fue, se murió, yo tenía solo dos años”.
“Mi mamá María Concepción Pérez, era de Bustamante, era ama de casa, siempre estaba en la casa, mi hermana Guadalupe me platica muchas cosas, de que mi papá si estuviera en vida desde hace mucho me hubiera comprado aparatos de música, pero no me tocó y en paz descansen los dos”, indica con voz tenue.
Detalla que en esos momentos complicados, la persona que vio por ellos fue su hermano Urbano Montelongo. En el barrio también conocería otra cosa, la música.
No olvida aquel momento que marcó su vida, era 25 de Diciembre de 1968 y como todos los años, un día después de Navidad, salía con sus amigos de la cuadra a mostrar los juguetes que les había traído Santa Claus.
“A mí me traían casi siempre un balón de futbol y unos tachones, así pasó ese día, pero mi amigo Marco Arturo Cervantes tocó a la puerta y me pidió que lo acompañara a su casa para ver lo que le habían traído, fui y era un teclado, bien bonito, tenía teclas suavecitas, ahí él se puso a sacar canciones…”
“Yo conseguí una guitarrita, no sé dónde y echábamos relajo, no sabíamos tocar, no sabíamos los tonos, pero dábamos serenatas en el barrio”. “Había otros chavos más grandes que sí sabían tocar y cuando nos sentábamos a verlos, nos corrían. Ahí tuve la inquietud de aprender a tocar el bajo, así que me metí de cargador al grupo de Mario Valladares con “Mario y su Sonido Cinco”.
“Fue él quien me dio la primera oportunidad, me prestó sus llaves, la camioneta y todo el equipo, le dí para la casa y empezamos a tocar, hasta se nos unió La Peri, que era uno de los que nos corrían en el barrio, era muy bueno”. Así nació el grupo “Universo Cinco”, con el que comenzó a tocar en diferentes lugares, como en el Hotel Panorámico, “Ahí ya tocaba “Sheriff”, era el grupo de moda, y dije, si ellos se llaman así, nosotros vamos a ser “Marshall”, ahí empezamos, tocamos varias veces con “Liberación”, estuvimos en muchos casinos.
“Luego formamos otro grupo que se llamó Pleyades, luego me encontré a Beto García del Grupo Cihua, era 1987, me preguntó que si el tecladista que yo traía se querría ir con ellos, le dije que sí, pero también le pedí chance de que me dejara entrar a mi, no quería por que él también tocaba el bajo, pero le dije que me dejara tocar el Güiro, lo hice, me quedé y ahí duré 20 años”.
“Me di cuenta que aparte del güiro, yo podía hablar y ahí empecé, yo sólo me puse a practicar y comencé a hacerlo en las quinceañeras, bodas y demás eventos donde tocábamos, a mí nadie me enseñó, a mí me nació hacerlo, incluso la gente pensaba que yo tenía algo abajo de la lengua, por la velocidad que agarraba al hablar”.
También ha formado parte de los grupos “La distancia”, “Sonora Karma, “El Regreso, Motivos y “Los nombergwan de Florencio Montelongo” Esa habilidad que comenzó a tener para presentar a los grupos y animar los bailes, lo llevaría a la radio.
“Estudié un Curso de Locución, yo no traía dinero y me apoyó el ingeniero Miguel Cantú de Rectoría. Ahí hablaron conmigo y me felicitaron, incluso me pedían que continuara con la locución pero en Cuba, yo agradecí, pero dije que no”.
“Fui a pedir oportunidad tres veces a ORT, dos veces me dieron capacitación y me quedaba, pero yo dejaba de ir, por andar tomando, así que me castigaban un año. Fue hasta el tercer año cuando yo ahora sí entendí, era tomar casi todos los días, perdí muchas oportunidades, pero ya a la tercera me quedé”.
Además de estar en cabina, llegó una oportunidad en algo que lo apasionaba desde niño, el futbol, pues Don Carlos Adrián Avilés, lo “empujó” a que fuera parte de las transmisiones de los partidos de Correcaminos, primero para comentar a nivel de cancha, luego para dar los informes comerciales y también, ser la voz del Marte R. Gómez.
Al echar un vistazo hacia atrás, comparte que en todas sus facetas ha sido muy feliz y gran parte de su éxito, se lo debe a Alicia, su esposa, “Vivimos a todo dar, es mi compañera de vida, para todos lados andamos juntos”, sabe que junto a ella van a venir muchos éxitos más, por que hay Güera para rato, pues su voz nunca se apagará.
POR DANIEL RÍOS