El miércoles, Morena publicó su primer lista de candidatos al Senado de la República.
Se podría especular por qué en ese bloque de 11 entidades no estuvo incluido Tamaulipas, pero la razón suele ser la más sencilla: todavía no concluye el proceso de selección.
Primero, habría que decir lo obvio, y es que este procedimiento no consta solamente de las encuestas que ha presumido la dirigencia nacional del partido.
A la par de los estudios que sí se llevan a cabo para medir los verdaderos alcances de los aspirantes, hay un camino político que tiene que transitarse.
Eso incluye, por ejemplo, la opinión del gobernador que no es un factor menor, ni mucho menos.
Y claro, al escritorio de Mario Delgado y compañía llegan todo tipo de lobistas para impulsar los proyectos políticos de quienes se apuntaron en la convocatoria.
Esa combinación de factores añade cierta complejidad al proceso; de otro modo, ya se hubieran dado a conocer los resultados de las famosas encuestas para terminar con las ansias de quienes mantienen una vela encendida para aparecer en la boleta.
Pobres, según lo dicho por su dirigente nacional, ahora será hasta enero cuando se den a conocer los nombres los agraciados.
Lo cierto es que en este momento -a nueve días de que concluya el año- nada está definido para Tamaulipas, y eso lo saben bien los aspirantes y sus promotores que utilizarán las vacaciones oficiales para volcarse a la tarea de posicionarse como candidatos.
Unos claro, tienen más posibilidades que otros.
En esa lista, por ejemplo, pueden anotarse a Olga Sosa y Maki Ortiz por las mujeres, y a Marco Batarse Ferrel, José Ramón Gómez Leal y Adrián Oseguera por los hombres.
La situación en el PAN no es muy distinta, aunque ahí se pusieron plazos más cómodos para entregar los nombres oficiales de sus candidatos.
Pero los tironeos en el equipo azul también suben de tono conforme se acerca el fin de año.
La crisis migratoria
Otra vez, el año cierra con la frontera tamaulipeca sumida en una grave crisis migratoria.
Lo que se vivió ayer en el Río Bravo ayuda a dimensionar el drama.
Desde hace días, se ha desatado una ola de cruces masivos de venezolanos y haitianos que cansados de esperar la cita del programa de asilo humanitario, se tiran al río con la esperanza de llegar al lado americano y que eso agilice su trámite.
Sin embargo, eso no ocurre. Por el contrario el ingreso ilegal a los Estados Unidos anula toda posibilidad de formalizar su situación migratoria, y la situación empeorará con la ley SB4 que permite a las autoridades texanas arrestarlos, y luego deportarlos de manera inmediata a México.
Son ya al menos tres años de un desbordamiento evidente del fenómeno migratorio en la frontera entre Tamaulipas y Texas, sin que aparezca una voluntad real de ambos gobiernos federales para poner fin a este calvario que viven miles de familias.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES