TAMAULIPAS.- Durante el 2023, los colectivos de búsqueda incrementaron sus labores en el territorio y lograron el hallazgo de decenas de sitios donde se ubicaron fosas clandestinas, y en algunos casos, verdaderos centros de exterminio utilizados por el crimen para desaparecer cuerpos. En esta ocasión, fue Reynosa el municipio que concentró más hallazgos de este tipo. Un total de 4,460 cuerpos se encuentran en los Semefos de Tamaulipas en calidad de desconocidos, de los que 2,620 pertenecen a la base de datos estatal.
De acuerdo con la Fiscalía del Estado, numerosas personas desaparecidas se encuentran entre las víctimas que aún no han sido identificadas; otras más podrían estar en alguna fosa común y de las que no se han realizado aún las pruebas necesarias para obtener su ADN.
Sin embargo, la cifra de desaparecidos en la entidad es muy alta; aún hay 12,931 personas de las que no se sabe nada de su paradero, solo que en algún punto de Tamaulipas se perdió contacto con ellos. En la búsqueda de los desaparecidos, las familias han jugado un papel importante, primordial, pues encabezan las búsquedas prospectivas que luego acompañan de las autoridades de la Comisiones de Búsquedas estatales y federales, Guardia Nacional, Guardia Estatal, peritos y agentes del Ministerio Público. Se trata de puntos donde localizan cadáveres o indicios, restos óseos, ropa y otros objetos que puedan ayudar a identificar a las personas que han muerto, en muchos de los casos de forma violenta. Este año, de acuerdo a estadísticas oficiales y de los colectivos de búsqueda se han localizado en total 29 sitios con fosas clandestinas, o considerados campos de exterminio.
Centros de exterminio y fosas clandestinas localizadas en casi todos los municipios del estado y que son descubiertos por familiares que buscan a padres, hermanos, hijos y otros familiares. El trabajo del colectivo “Amor por los Desaparecidos” ha sido sobresaliente en Reynosa, donde tan solo en el mes de julio, localizaron 16 entierros clandestinos, ese mismo mes en Victoria se localizó una fosa más en Victoria. En agosto también en Reynosa, el trabajo del colectivo de personas desaparecidas, ubicaron otros tres puntos de fosas clandestinas y una más se ubicó en Matamoros. Destacan casos como el de la colonia Infonavit Arboledas en Reynosa, donde encontraron 11 fosas clandestinas con al menos 22 cuerpos, y aun hoy siguen procesando el sitio. Más recientemente, en noviembre, ubicaron otro
campo de exterminio en un rancho abandonado, en la carretera Ribereña, a espaldas del antiguo centro recreativo Doña Lita, muy cerca del canal Guillermo Rodhe, a las afueras de Reynosa. Luego de caminar por una brecha enmontada, localizaron una antigua casa de un solo piso, derruida de puertas y ventanas.
Todo parece indicar que se trata de una cocina “activa”, pues ellas localizaron restos humanos alcanzados por el fuego, “todavía se puede distinguir algo de tejido y piel en estas osamentas calcinadas”. Acompañadas por elementos del Ejército Mexicano, inspeccionaron la zona que sería utilizada por criminales para acabar con la vida de sus rivales o tal vez de personas que secuestran.
TERRITORIO PLAGADO DE FOSAS
Desde el 2010 al 24 de agosto de este año, la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas reportó 484 fosas clandestinas, tan solo en este año se cuentan 41 entierros clandestinos, 17 de ellos en el mes de julio en Reynosa y Victoria. Del 10 de noviembre de 1961 al 29 de diciembre de este año, los datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No localizadas, indica que 20,466 personas han sido reportadas como desaparecidas en Tamaulipas, en este tiempo 7,535 han sido localizadas, sin embargo 700 fueron encontradas ya sin vida. Desde esa fecha, aún hay 12,931 personas de las que no se sabe su paradero, 890 se consideran no localizadas, es decir, no se conoce su paradero, sin embargo, hay 12,041 de las que su desaparición está relacionada a la comisión de un delito. El caso de San Fernando ha sido emblemático en el tema de desaparecidos, entre 2010 y 2011 se ubicaron 53 fosas clandestinas donde se ubicaron 149 cadáveres y restos óseos de los que aún no se conoce la identidad de las víctimas, según respondió la Fiscalía del Estado a la solicitud de información con folio 281197023000578. La situación en cuanto a la identificación de víctimas de desaparición se complica, cuando los grupos delictivos incineran los cuerpos de sus víctimas en zonas de exterminio o también llamadas “cocinas”.
Estas zonas también se han localizado en muchos municipios, hay lugares entre montes y montañas, hasta donde las familias de desaparecidos llegan en busca de pistas por los suyos. Una de estas “narco cocinas” la ubicó en 2017 el colectivo “Voz y Dignidad por los Nuestros” en el municipio de Llera, en el ejido El Papalote. En 2020 en el kilómetro 10 de la carretera El Mante-Tampico, se ubicó otra “cocina” bautizada después como “Las Marraneras”, porque los fragmentos de restos óseos encontrados, habían sido masticados por cerdos. En ese punto, los cuerpos desmembrados eran arrojados por pedazos a los marranos o a los cocodrilos en un río cercano al lugar; una antropóloga forense que analizó las heces de los cerdos, corroboró este hecho. Otro punto se ubica en el municipio de Matamoros en el ejido La Bartolina, donde también otro colectivo, “Madres Unidas por Nuestros Hijos”, encontró los primeros indicios en abril del 2011 y desde entonces se han encontrado restos de personas asesinadas en ese lugar. Pero no son los únicos lugares, desde Nuevo Laredo al sur del estado, se han localizado además de entierros clandestinos, zonas donde se han tratado de desaparecer los restos de víctimas. Otro método ha sido el arrojar a personas a cuerpos de agua para tratar de “desaparecerlos”, por lo que también este método ha sido indagado por las autoridades.
Entre el 2014 al 2021, la Fiscalía General de Justicia de Tamaulipas reportó el hallazgo de 431 cadáveres en cuerpos de agua, la mayoría de ellos no fueron identificados y enviados a la fosa común. Canales de desagüe, lagunas, canales de riego, lagos, norias y pozos, han sido usados por la delincuencia para tratar de ocultar homicidios de personas que han sido secuestradas.
POR PERLA RESÉNDEZ
EXPRESO/ LA RAZÓN