Felipe Calderón no desaprovecha ocasión para responsabilizar a AMLO de todo lo que sucede en México. El pretexto más reciente, la salida de la periodista Asucena Uresti de Milenio TV que el expresidente atribuye al “autoritarismo presidencial”.
Se le olvida al michoacano que es el menos indicado para hablar de autoritarismo porque él fue uno de los mandatarios que actuó autoritariamente, reprimió y ejerció represalias contra aquellos comunicadores y medios de comunicación que criticaron a su gobierno.
He aquí 3 ejemplos: el bloqueo y boicot publicitario que impuso al programa radiofónico Monitor por el trato imparcial que dio al fallido proceso de desafuero de López Obrador y la contienda presidencial de 2006, medida que puso fin a cuatro décadas de informar del programa de José Gutiérrez Vivó.
En la última edición Gutiérrez Vivó recordó que el 3 de marzo de 2004 cuando el Grupo Radio Centro, sin previo aviso y pese a haber perdido el proceso legal contra el grupo Monitor, sacó del aire al noticiero del mediodía. “En México de 2004 –dijo- en plena democracia sacaron del aire a la estación informativa, como hacían las dictaduras”, solo porque el jefe de Gobierno del D. F., López Obrador, anunció en el noticiero la intención de contender por la presidencia de la República.
El conductor denunció asimismo que antes de la transmisión de poderes presidenciales, el grupo Monitor recibió un mensaje del equipo calderonista que decía textualmente: “Están castigados. Vamos a ver como se portan. Si quieren difundir nuestra información, bien, si no, también, cuando consideremos que hay un buen comportamiento, entonces se arreglara una entrevista con el presidente”.
Otro caso de la falta de respeto a las libertades constitucionales en las que incurrió Calderón se registró en la ceremonia del primer informe presidencial de 2007. El discurso de la presidenta de la mesa directiva de la Cámara d Diputados, la perredista Ruth Zavaleta, fue censurado íntegro por el Centro de Producción de Programas Informativos y Especial de la presidencia (CEPROPEL) que dejó fuera la señal transmitida a través de las principales televisoras, Televisa y TV Azteca.
No obstante lo evidente de la maniobra, la Presidencia de la República pretextó “fallas técnicas y un error en el ajuste de la agenda”, sin embargo, ante las protestas de los legisladores, incluidos los del propio PAN, que calificaron la acción como “un ataque al congreso” y a que las empresas televisivas se desmarcaron de la censura, en la retransmisión de las 21 horas se difundió el mensaje vetado.
Un agravio similar sufrió Carmen Aristegui. El programa noticioso de la conductora de CNN en español que se transmitía por la W Radio y el sistema de televisión SKY, propiedad de Televisa, fue sacado del aire por este último pretextando “motivos técnicos”, aunque es del dominio público que la razón fue una represalia del Señor de los Pinos porque Aristegui había entrevistado al excandidato presidencial del PRD.
La comentarista dejó el programa “Hoy por Hoy” de W Radio el 4 de enero de 2008 por diferencias contractuales y cambios en la dirección editorial que la empresa radiofónica se propuso llevar a cabo, según afirmaba la versión oficial.
La propia Aristegui y medios como La Jornada dejaron en claro que a lo largo de 2007 se empezaron a conocer las presiones de los consorcios de televisa y Prisa por limitar los márgenes de crítica de la periodista (…) lo que dice que definió el despido (de esta), no fue otra cosa que la intervención de uno de los cuñados incómodos del presidente, que, por cierto, desde el sexenio de Calderón trabaja para la española PRISA”.
Apenas asumida la presidencia por el panista Felipe Calderón –a decir del medio aludido— su otro cuñado y cercano amigo Juan Ignacio Zavala fue nombrado representante de los intereses del consorcio multimedio.
POR JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ CHÁVEZ
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