Acaso por la soberbia que pudieran darles los últimos resultados electorales, en Matamoros los actores políticos de Morena están a punto de desatar una tormenta perfecta.
Ayer estaba programado el destape de quien abanderará a la coalición Sigamos haciendo historia en la competencia por la alcaldía, pero de última hora, la rueda de prensa se pospuso sin mayores explicaciones.
Lo que no se dijo en público, fue ampliamente comentado en privado.
El problema detrás de esta indefinición está en el veto que pretende aplicar el alcalde con licencia, y candidato a la diputación federal, Mario López Hernández, a quien -se supone- ganó las encuestas del partido, el diputado Alberto Granados.
El edil no se ha ahorrado calificativos negativos contra el legislador; traidor es lo más suave que le ha dicho.
Surge natural la pregunta: si ya era bien conocida la postura del presidente municipal cómo esperaba el delegado Mario Llergo convencerlo de aceptar a un candidato al que incluso ha denunciado por supuesto robo de agua.
Otro cuestionamiento también resulta válido: en qué momento Mario López se convirtió en el dueño de Morena en Matamoros, como para reservarse el derecho de admisión a un movimiento al que él entró por una ventana, luego de una vida militando en el PRI.
Cualquiera sea la razón, ayer se impuso su voluntad y se frenó el destape, por lo que ahora se llevan a cabo negociaciones frenéticas para buscar un candidato que satisfaga las expectativas de las diferentes tribus de la 4T.
En ese contexto, se puso sobre la mesa el nombre del diputado local, Isidro Vargas. Pero como están las cosas en Matamoros, todavía cualquier cosa puede pasar.
No es el único punto de la geografía tamaulipeca donde la designación de las candidaturas se ha tornado traumática para la 4T.
Ayer trascendió que en Reynosa se cayó la postulación de Carlos Peña Ortiz, lo que obviamente mete ruido a la relación de por sí tóxica de su madre, Maki Ortiz, con Morena y la 4T.
La candidatura vacante para la alcaldía de esa ciudad desató una ola de licencias en el Congreso del Estado, donde tres diputados se apuntaron para ocuparla: Magaly Deandar, Humberto Prieto y Armando Zertuche, a quienes ahora se ven con más posibilidades que otros aspirantes que también habían levantado la mano como Luis Miguel Iglesias y Marcelo Olán Mendoza.
En los últimos dos procesos electorales, Morena ha convertido a la frontera en una gran mina de votos, y en esta ocasión eso difícilmente cambiará, por más que algunas de sus tribus de la región se esmeren en ello.
Sin embargo, lo que está en disputa para la 4T este 2024 es mucho más que el control de dos o tres ayuntamientos.
El 2 de junio también se juega la gobernanza para la segunda mitad del gobierno de Américo Villarreal, y claro, las condiciones para que la Presidencia de la República siga en manos morenistas.
POR MIGUEL DOMÍNGUEZ FLORES