CD. VICTORIA, TAM.- El sol comienza a esconderse atrás de la Sierra que adorna a la capital de Tamaulipas, mientras que Héctor, se prepara para ir a buscar el sustento para su familia.
“Lo que siempre hago al salir de casa, despedirme de mi señora y de mi hija, me encomiendo a la virgencita de Guadalupe y salgo con todas las ganas a trabajar”.
Desde 1997 realiza la labor de informar los accidentes viles en la zona centro de Tamaulipas, y confiesa que “Claro que aún hay adrenalina, por que por más años que uno tenga en esto, se te “arruga” feo, vemos de todo”.
Perales Jaramillo Héctor, llega a las oficinas de EXPRESO, saluda a los compañeros y se dispone a esperar los reportes para salir a cubrir las noticias. Mientras aguarda, repasa momentos de su vida, como aquél que lo dejaría marcado para siempre y significaría una gran prueba.
En 1990 laboraba como chofer de un Licenciado que trabajaba en Gobierno y que tenía sus oficinas arriba del Periódico “El Gráfico”, que era dirigido por Lupe Díaz.
“En ese entonces me pude comprar un carrito, un bocho, quise saber cuánto corría y si jalaba bien, mi error fue comprarme un doce de cerveza (risas), me fui a Monterrey con un primo”.
Tras disfrutar en tierras regias, se despidió y emprendió el viaje de regreso a Victoria, pues era 10 de Mayo y quería darle un gran abrazo a su madre.
“El señor venía tomando (él), los bochos tienen una aletita y con una mano la venía agarrando para que me entrara aire y con la derecha venía manejando, fumando, y cambiando cassette, todo, yo creo Dios dijo, ah quieres una?, pues bueno…”
“…Ya en Benito Juárez, me quedé dormido e invadí el carril a un taxi, afortunadamente al taxi no le pasó nada, el chofer se puso abusado y se bajó de la carretera; yo nada más pasé con el brazo por fuera y el carro de atrás me la rebanó con la defensa”.
Perales muestra signos de tristeza al rememorar el momento tan gris, toma aire, bebe agua y explica que el saldo fueron ocho fracturas en su brazo izquierdo y para mantenerlo, luchó durante dos años, afirma que fueron momentos duros, pues casi lo operaban los lunes, miércoles y viernes de cada semana.
“Un día yo me rajé, por que la anestesia ya no me despertaba, los aires acondicionados se reían conmigo, entonces dije, si voy a quedar idiota por mantener el brazo, mejor no, así que preferí amputarlo. Pero lo más difícil de todo fue enfrentar a mi familia y decirles”, confiesa entre lágrimas.
“Psicológicamente esos dos años yo me preparé, yo solito decidí amputarme el brazo, así fue, estoy cumpliendo 32 años sin mi brazo”.
“Claro que fue muy difícil, echarme shampoo, el papel de baño, detalles para comer, pero a mí no se me complicó.
“De hecho yo tenía un tío de Coahuila que era ferrocarrilero y el tren le había amputado el brazo, yo de niño lo veía y no entendía cómo se abrochaba los zapatos, yo practicaba hacerlo igual con una mano, sin saber que me iba a servir mucho en mi vida”.
EL PERIODISMO: UNA LUZ EN EL CAMINO
Por si fuera poco perder una extremidad, el oriundo de la zona centro de la capital, también se quedó sin “jale”, pues falleció su jefe. Tenía 31 años, tres hijos y una esposa que mantener, por lo que comenzó a tocar puertas y estas se abrirían en el mismo edificio.
“Fui invitado a trabajar en el Periódico “El Gráfico”, que dirigía Guadalupe Díaz, me dijo que fuera y que a ver en qué me ponía, quedé en el área de circulación, repartiendo periódicos y también me encomendaron reclutar jóvenes para que ellos los repartieran”.
“Ahí conocí a “Temo” Diaz, hermano menor de “Lupe”, él era el reportero policiaco y todas las noches, con unas Tecate rojas, con limón y sal, me invitaba a reportear”.
“Yo me hice en la calle, Temo me empezó a enseñar cómo eran las claves y todo, ahí dije “esto es lo mío”, me gustó mucho la adrenalina”.
Posteriormente, Cuauhtemoc abriría su propio medio, “El Meridiano de Hoy”, y como Perales “ya se la sabía”, le ofreció ser el responsable de la “Nota Roja”. Estuve once años, también estuve en Ultimas Noticias y en “La Extra”. Actualmente estoy cumpliendo 13 años en Expreso”.
HA SUFRIDO AGRESIONES
A lo largo de su trayectoria, ha tenido diversos obstáculos, más grandes que sostener el celular, la lámpara, la cámara fotográfica y a veces un paraguas, con una sola mano; también ha sufrido agresiones físicas por realizar su oficio.
“El 22 de mayo del año pasado en el 16 Lopez Mateos, a las 3;30 de la mañana, llegué y varias personas que ya estaban ahí, me imagino amigos del que estaba atrapado, me comenzaron a gritar que me fuera, les dije que estaba trabajando, les indiqué que solo venía a tomar el accidente”.
“Llegó uno y me golpeó por la espalda, me golpeó el oído y caí en mi medio brazo, ahí me agarró a patadas, terminé muy inflamado, yo estaba haciendo mi trabajo, ya habíamos llegado a un acuerdo, yo no iba a tomar al lesionado, solo el vehículo”.
“Es muy difícil, la gente que no te conoce no lo entiende, a mi a veces me exigen mucho, que no se ve bien y no se qué, cabrón todo lo tengo que manejar con una mano, pero es gente que no me conoce fisicamente y tu sabes que en las redes es muy fácil criticar e insultar”.
Acepta que hay muchas ocasiones en que no se ha podido contener y responde las ofensas, “Es imposible aguantar tanta agresión, o no me explico, si no les gustan mis transmisiones, que se vayan a otro lado, afortunadamente son muchos mas los que me apoyan, a los cuales les mando un abrazo y bendiciones”.
En las buenas y en las malas, siempre ha estado arropado por su familia, sus hijos, sus hermanos y su pareja, por quienes se esfuerza y lo da todo, “Estudié la normal, para ser maestro, fui pescador en la Laguna Madre, también trabajé en una Refaccionaria, en el tres Berriozábal, era agente de ventas, me iba a los pueblos a vender”.
Hoy en día, ha desarrollado muchas habilidades con su mano derecha, como abrocharse las agujetas, manejar el celular y automóviles e incluso hace trucos de magia con cartas.
No lo oculta, ama a su familia y su oficio de reportero, que “Apesar de que son muchas horas diarias, sobre todo de noche, lo hago con chingos de gusto, me encanta mi trabajo y lo digo con firmeza, yo no pienso en el retiro aun, hay Perales para rato”.
POR DANIEL RÍOS