La determinación de la Sala Superior fue contundente, un golpe ineludible.
Salvo por la postura del magistrado Reyes Rodríguez Mondragón, esperable por su cercanía al círculo jurídico y político que históricamente ha acompañado a Francisco García Cabeza de Vaca, el resto de los integrantes del Pleno coincidieron con la tesis central de la sentencia: en este momento, el ex gobernador no puede ser candidato porque se considera un prófugo de la justicia.
El proyecto de Janine Otálora apeló a una larga lista de argumentos para demostrar que las dos órdenes de aprehensión que enfrenta Cabeza de Vaca están activas.
Pero mucho más que eso, demostró que el ahora fallido aspirante a candidato se ha sustraído de la acción de la justicia, pues ha puesto distancia de por medio.
Es al final de cuentas, el triunfo del sentido común, pues desde el 2022 es bien sabido que en lugar de enfrentar los requerimientos que se le han hecho -incluidas dos órdenes de captura-, decidió refugiarse en Estados Unidos, sacando provecho de su doble nacionalidad.
Pero quizás más que la resolución -ya la veía venir a juzgar por la carta que publicó unas horas antes del inicio de la sesión- lo más duro para el ex gobernador haya sido darse cuenta de la falta de respaldo de su partido, sus “aliados” de la coalición Fuerza y Corazón por México, y sobre todo, del panismo tamaulipeco, que ayer lo dejó solo.
El golpe no es menor: no solo perdió una diputación, se le esfumó de manera definitiva la posibilidad de regresar al país, por lo menos durante un periodo de tres años más, o antes claro, si es que se decide a enfrentar las acusaciones de manera formal.
En ese trance, no hubo quien saliera a defenderlo, ni a sumarse a su denuncia contra el Tribunal al que ahora acusa de atentar contra la democracia mexicana.
Solo sus familiares, y alguno de sus operadores más cercanos como Gerardo Peña Flores, fijaron su posicionamiento.
Ninguno de los candidatos de la alianza que ahora buscan alguna alcaldía de Tamaulipas, ni la dirigencia estatal del PAN, emitieron mensajes al respecto.
Tampoco Marko Cortés, o Alito Moreno, ni sus más fieles escuderos como Javier Lozano Alarcón ensayaron defensa alguna.
Ni hablar de Xóchitl Gálvez, quien alguna vez le pidió que borrara una fotografía que había publicado en sus redes sociales para presumir su encuentro en Estados Unidos.
Así como la candidata presidencial hace hasta lo imposible por desmarcarse de los partidos que la postularon, los candidatos tamaulipecos también tratan de borrar cualquier signo que los identifique con esos institutos políticos.
Y ahora, parece, también buscan desvanecer cualquier liga con el ex gobernador Cabeza de Vaca.
POR MIGUEL DOMINGUEZ FLORES