Ya es jueves y ayer ombligo de semana. Pero hoy es jueves y mañana viernes, diría una bruja o quizás alguien del respetable. El jueves es el cuarto día de la semana según el calendario gregoriano (siendo el primero el lunes), y el quinto para las nuevas culturas que consideran el domingo el primer día de la semana.
El nombre de «jueves» proviene del latín dies Iovis que significa «día de Júpiter» Sí, es un día muy honorable, podría decir alguien que agregue filosofía al evento de entrega de medallas al señor jueves, que al abrir el telón entra al recinto con todas las ganas . Traerá noticias del imperio de lo desconocido, un cartero extinto traerá la carta esperada hace años en un puerto. Aquí espantan, alguien espera en la esquina en lo poco que queda del día, de un momento a otro llegará el viernes pero todavía no viene.
Te levantas y es cualquier día de la semana hasta que te recuperas y recuerdas que es jueves, tal como supusiste, tal como lo temías. Existe un jueves santo y el resto no tanto. Los días acuden a misa, y el jueves se reúne con los viernes ya en la noche.
Todo el día será jueves y aunque te rasques la cabeza comenzará la retahíla de cosas inútiles con las cuales consumiste los últimos 40 minutos. Nada importa, la memoria va desvaneciendo el esfuerzo hecho sin reconocimiento, nadie recuerda que te caíste muy temprano, pero un señor te vio. Con eso tienes. Tendrás que aclarar que si nadie te pegó la caída no cuenta, no es caída.
Mañana es viernes, pero como si hoy también lo fuese. Pensé que ya era viernes. El viernes está a unas cuantas cuadras, de suerte que se observa si lloverá o hará sol al día siguiente si te asomas. Puede que veas las horas desde la central camionera, con el autobús en marcha.
Con el jueves fijo en un calendario medio roto, ahora en todos los aparatos, desde chiquillos sabemos que es jueves. Es raro que no haya clases el jueves. Por lo general en lo que va de la semana no se observa cuál día se llevará los aplausos.
Si yo fuera jueves no le hablaría al resto de los días, por simple mercadotecnia. Vendería boletos a la entrada del día, a quien gustara ver los jueves y a un gato negro desde la comodidad de sus habitaciones. Los jueves tienen todo el día para pelar nopales, leer un libro, hacer ejercicio, rodar, hasta que llegando a la noche se bajen las cortinas de acero inoxidable y salgan los empleados de la maquila.
Nada tiene de extraordinario el jueves, el patio de su casa se llueve como los demás. Y hubo jueves terribles que marcaron la historia del mundo así como lo conocemos. Otros recordarán, siendo válido que lo hagan, cuando traían ganas de ir al baño, fue jueves en un café, no recuerdo qué día fue. El jueves se acabó el gas.
El Pop de la Oreja de van gogh nos lleva a este rolón, o debo decir a este blues. Por una vez y durante apenas cinco minutos de música, aquel 11 de marzo de 2004 vuelve a ser sencillamente “Jueves”. La canción está dedicada a las víctimas de los atentados del 11 de marzo de 2004 en varios trenes de cercanías de Madrid (España). Si fuese más guapo y un poco más listo, si fuera especial o fuera de revista, tendría el valor de cruzar el vagón y preguntarte quién eres. De todas maneras al día siguiente sin duda fue viernes y eso ocurrió hace años.
Otros jueves, muchos, pasaron con su banda de colores y durante el desfile mostraron a los mortales de qué material estaban hechos. Los lunes hacen cruceros a los jueves todo pagado. El martes se parece mucho al jueves aún cuando no suelen verse.
Me suscribí al jueves desde que abrí los ojos. En cada casa había un jueves llevando la consigna de la jornada. Antes de que se haga tarde el jueves es jueves como abajo de la cama y del piso. El jueves embarró las calles de tiempo, los labios dirán que es jueves. Yo tengo que ir a chapolear un terreno y otras cosas.
HASTA PRONTO
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POR RIGOBERTO HERNÁNDEZ GUEVARA