Faltan 37 días para que los mexicanos acudan a elegir a la primera Presidenta de la República el próximo 2 de junio y la campaña en medios y redes sociales afines a la derecha opositora ha arreciado en todas las líneas previstas: algunos afirman que se está consumando una elección de estado, otros que es una narco elección por el dinero del narcotráfico y el de la venta de combustibles ilegales y los que dicen que la votación estará distorsionada por la violencia generalizada, todos coinciden anticipadamente en que la elección podría-debería ser anulada.
Los politólogos y comunicadores, a quienes Salinas de Gortari denominaba los intelectuales orgánicos, proclaman que López Obrador, su movimiento y su candidata son autoritarios y dictatoriales, que quieren desaparecer a los organismos autónomos que garantizan el equilibrio de los poderes, la transparencia y la buena marcha del gobierno y las instituciones, afirman que Claudia Sheinbaum quiere el control total del Congreso para suprimir la democracia y consumar la destrucción del estado de derecho.
En este punto hay que decir que la separación y el equilibrio de los poderes del estado está garantizada en la Constitución desde 1917, que el Jefe del Poder Ejecutivo, que es el Presidente de la República tiene la obligación de cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes creadas por el Poder Legislativo, y que el Poder Judicial a través de la Suprema Corte de Justicia, los magistrados y los jueces, tienen como función velar por la correcta aplicación de esas normas que le dan estructura y sentido al estado mexicano en su conjunto.
Es pertinente recordar que la proliferación de las instituciones autónomas vino aparejada a la llegada al poder del presidente que abrió la puerta a las reformas neoliberales: Miguel de la Madrid, y que los presidentes Salinas de Gortari, Zedillo, Fox y Calderón siguieron creando estos organismos con el propósito de compartir la gobernabilidad con partidos y grupos políticos, es decir se crearon organismos o instituciones autónomas como una forma de negociación ante la incapacidad de hacer valer el estado de derecho por su propio peso.
El pacto que permitió la gobernabilidad desde 1929 hasta 1982 fue roto por De la Madrid y Salinas de Gortari en una sucesión de golpes políticos a los sectores obrero, agrario y popular del PRI, lo que les permitió modificar la Constitución y las leyes cambiando totalmente el tipo de régimen y los principios ideológicos que regían la actuación de los gobiernos federales, estatales y municipales.
En consecuencia la negociación que anteriormente se hacía en el Poder Legislativo entre los sectores de un mismo partido que representaban a la sociedad, cambió a ser una negociación entre partidos políticos que empezaron a tener mayor presencia en el Poder Legislativo Federal y que exigían una cuota de poder a cambio de sus votos para llevar a cabo las reformas que hicieron posible el viraje más grande de la historia reciente conocido en todo el mundo como el neoliberalismo.
35 años después de la práctica de los dictados económicos de esta corriente y de la mayor acumulación de capital en pocas manos que se haya dado en la historia de la humanidad, los países de Europa, Asia y América se han sacudido este flagelo uno a uno mediante el triunfo en elecciones democráticas de gobiernos de izquierda y derecha que rechazaron mantenerse en esa posición.
La derecha neoliberal mexicana acusa al gobierno de izquierda de Morena y a su candidata Claudia Sheinbaum de querer regresar al pasado priista lejano, pero existen pruebas recientes de que durante casi 6 años han impulsado la economía de libre mercado capitalista que ha mantenido su rumbo y la estabilidad de sus indicadores sin titubeos y sin tropiezos a través del Nuevo Tratado de Libre Comercio el TEMEC con Estados Unidos y Canadá mientras que su gobierno se ha ocupado de generar un estado de bienestar a favor de los más desprotegidos.
En realidad quienes quieren regresar al pasado neoliberal superado prácticamente en todas partes del mundo son los trasnochados PRI-PAN y PRD de la Coalición Fuerza y Corazón por México y su candidata Xóchitl Gálvez qué ofrecen restaurar y proteger a los organismos autónomos, a la Suprema Corte de Justicia en su desempeño actual y todos aquellos cotos de poder que estaban a su servicio y que no lo estarán mas.
Dicen esos mismos profetas del desastre que en esta elección se juega el futuro de la nación por los próximos 30 o 40 años, pero habrá que pedirles que le bajen dos rayitas porque no es para tanto, la democracia mexicana le da derecho a los ciudadanos de elegir, para corregir o ratificar su decisión, cada 6 años mediante la elección de un nuevo presidente, gobernador o senador y cada 3 en la elección de los diputados, presidentes municipales y legisladores de los estados. Existe también la revocación del mandato, así es que no hay necesidad de perder la calma ni de votar apurados y a la carrera, hay tiempo e información suficientes para que cada elector tome la mejor decisión solo para los próximos 6 y 3 años.
POR JESÚS COLLADO MARTÍNEZ