CIUDAD VICTORIA, TAM.- El Caminante se topó en la miscelánea con un alboroto entre varios vecinos, que frustrados y molestos comentaban los desagradables hechos del día. Una de ellas, doña Carmela, estaba que ‘se la llevaba Pifas’ pues al amanecer se dió cuenta de que le habían robado tres sillas verdes de plástico, del patio de su casa. – Yo no sé cómo chinga’os le hicieron para alcanzarlas, si estaban pegadas a la pared, pero se las llevaron las tres – dijo la señora muy enojada.
– Es que el barandal de su casa está muy chaparrito – respondió Mario o ‘el de Totalplay’ como lo conocen en el barrio. – ¡Es que no importa que esté chaparrito! ¡no deben meterse a la casa de uno, méndigos ratas! – respondió doña Carmela.
– La semana pasada le robaron la moto al señor de acá a la vuelta – dijo Sabás ‘el profe’ – y eso que la tenía dentro de una casa con candado.
– Es que los rateros están nomas ‘a las vivas’ a ver que que se vuelan y luego con eso de que casi todas las lámparas de la colonia están fundidas – refunfuño doña Carmela. – ¡Pero si yo las reporté hace poco, y nomas nunca vi claro! – exclamó Sabás.
– Oiga profe, ¿y a dónde se reportan las lámparas fundidas? – Pues el ‘vela’ me dijo que al 072 y yo llamé y me pidieron mi nombre y la dirección y ahí les dije que eran como 5 lámparas que no servían, pero ‘pos’ nada… – Uy no pues estamos fritos… – dijo doña Carmela, agarró sus triques y abandonó la tienda.
– A lo mejor hay que reportarlos entre muchos, así como cuando se va la luz, para que nos hagan caso – dijo Mario.
– Fíjese que sí, llegando a la casa le voy a decir a mi señora que les marque, y ustedes también hagan el reporte pa ‘echarles montón’ – dijo Sabás.
El Caminante tuvo que esperar a que se fueran de la tienda todos los vecinos, para comprar su machacado y un medio kilo de huevos. – ¿Cómo ve la ola de robos vecino? – preguntó Rosa al Caminante.
– Está canijo la verdad, imagínese, uno encharcándose para pagar sus cachivaches en Coppel o Elektra, para que llegue un ‘vivillo’ y se los robe – respondió el vago reportero – Es que si es verdad que están muy oscuras estas calles, y como dice del dicho ‘la ocasión hace al ladrón’
– Es cierto, pero también cada vecino debería tener bien iluminado el frente de su casa al menos, así aunque el alumbrado público falle, pues no esta todo en tinieblas. – Ahí si ya es de cada quien …porque con tanto foco luego llega muy cargado el recibo.
– ¡Nombre ni eso! ya en cualquier lado venden lámparas LED que se cargan con el sol ¡algunas hasta cámaras traen! únicamente es cosa de fijarlas a la pared o a un poste, eso si, bien alto para que no se las lleven. – ¡Uta, pues sale la misma cosa! – exclamó Rosa estallando en carcajadas.
El Caminante salió de la miscelánea con la firme idea de hacer el reporte de las lámparas descompuestas.
Marcó al 072, pero en el primer intento, la llamada no entró. En el segundo se cortó apenas le contestaron y en el tercero la operadora le dijo “que lo escuchaba muy bajito”.
Finalmente al cuarto intento la operadora lo pudo atender. Para levantar el reporte le pidió su nombre, domicilio, un número de celular y ubicación de ‘entre que y que calles’ se encontraba la lámpara descompuesta.
Total que después de mucho güiri güiri la operadora pudo redactar el reporte, y prometió que se atendería ‘a la brevedad posible’. Al Caminante no le quedó mas remedio que hacer uso de su fé y esperar que así fuera.
Dos días después el cronista de banqueta salió en su ‘biciburra’ rumbo a un GranD a comprar un pollito fileteado para asar en su descanso laboral, y al regresar se encontró con un vecino y otro fulano en su camino. – ¡Ah mire! ese que viene ahí es a quien anda buscando – le comunicó el vecino al fulano. – Oiga ¿usted hizo un reporte de unas lámparas que no sirven? – preguntó el fulano,
– Ah si son aquellas dos, de esta calle – respondió el Caminante. – ‘Porfas’ dígale a aquel panzón que viene ahí, para que le firme el reporte.
El Caminante aceleró la pedaleada y se entrevistó con el empleado del municipio. Resulta que cada que se hace un reporte de este tipo, hay que confirmarlo, de lo contrario no se cambian las lámparas.
El vago reportero constató que los focotes se sustituyeran y la calle quedó perfectamente iluminada. – ¿Y tienen muchos reportes de esto? – preguntó el escribidor firmando el reporte. – Sí jefe, traemos chamba de aquí hasta las 10 de la noche – dijo el empleado del ayuntamiento. Ojalá que ya con más luz, haya menos chamba para los cacos. Demasiada pata de perro por esta semana.
POR JORGE ZAMORA