El martes de la semana pasada, durante el programa “Punto de encuentro”, que conduce CLEMENTE CASTRO GONZÁLEZ, abordamos con ARNOLDO GARCÍA CÁCERES, el tema de los debates entre las distintas candidaturas a los cargos de elección popular, como fuente de información para orientar el voto de la ciudadanía y, en este sentido, su importancia para la construcción de una cultura cívica democrática.
Para enmarcar el tema, trajimos a colación el primer debate presidencial que se transmitió por televisión en los Estados Unidos de Norteamérica, el 26 de septiembre de 1960, entre el republicano RICHARD NIXON y el demócrata JOHN KENNEDY, marcando un antes y un después, para la comunicación política utilizada en las campañas.
Quienes escucharon el debate por la radio, dieron como ganador a NIXON, y quienes lo vieron por televisión a KENNEDY, es decir, la vista se impuso al oído, la percepción al pensamiento, el corazón al cerebro.
Frente a las cámaras de televisión, la audiencia percibió a un joven sonriente, atlético y bronceado, KENNEDY, ante un sudoroso y desencajado NIXON, sufriendo el dolor de una reciente cirugía de rodillas.
La experiencia política del entonces Vicepresidente NIXON, fue derrotada por el carisma del joven senador KENNEDY.
Una imagen contrastante esparcida por las cámaras de televisión, por toda la unión americana, en donde fue vista por millones de televidentes, terminando por influir en la intención del voto a favor de KENNEDY.
Quien finalmente ganó y relevó en la presidencia a DWIGHT EISENHOWER, con uno de los marcadores más apretados en el voto popular: 34,220,984 a 34,108,157, aunque en el colegio electoral ganó por 303 a 219.
A partir de esta elección, la imagen de las candidaturas en campaña, fue una variable de la mayor importancia en los Cuartos de Guerra, al mostrarse como un “producto” atractivo para las y los votantes potenciales.
De entonces a la fecha, la sonrisa Colgate, las arrugas en el rostro, el color de la corbata, de la camisa y, en general, de la presentación del “producto”, (el envase), fueron temas a resolver por la mercadotecnia política.
Surgieron los consultores en imagen, que fueron contratados para vestir a las candidaturas, los expertos en marketing para venderlas y abundaron los diplomados para multiplicarlos.
Hoy, la imagen de las candidaturas, es decir, cómo quieren ser percibidas, es más importante que su contenido, es decir, que sus propuestas, de cara a un electorado predominantemente hormonal.
Photoshop, el programa de retoque fotográfico más usado del mundo, sirve a los fines del marketing político en boga.
Un tema que recuerda la famosa novela del escritor irlandés, ÓSCAR WILDE, llamada “El retrato de Dorian Gray”, que cuenta “la obsesión de un hombre atractivo y exitoso por mantenerse siempre joven, después de que un amigo, el pintor Basil Hallward, lo retrata soberbiamente en un lienzo”.
Novela que parte del argumento universal de la eterna juventud; no obstante, el verdadero tema central es el narcisismo, ya que el personaje principal tiene una excesiva admiración por sí mismo, llegando al extremo de no desear otra cosa que conservarse tal y como aparecía en el cuadro para siempre.
Tomando en cuenta el poder de la imagen ante el electorado, el narcisismo de DORIAN GRAY está presente en las campañas de 2024.
Las fotografías de los anuncios espectaculares muestran candidaturas que, lejos de envejecer por el transcurso de los años, rejuvenecen milagrosamente cada vez que se presentan en campaña.
Por ejemplo, ÓSCAR ALMARAZ SMER, un experto en el tema del marketing político, luciendo una imagen propia de la campaña de 2016, cuando ganó la alcaldía de Victoria a ARTURO SOTO ALEMAN, otro panista que no canta mal las rancheras al respecto.
Así, para ganar la hormona del electorado, porque las neuronas son más difíciles de convencer, las candidaturas se asemejan a modernos DORIAN GRAY en campaña, que encontraron en los filtros del Photoshop la fuente de la eterna juventud.
POR JUAN CARLOS LÓPEZ ACEVES