La verdadera batalla por la Presidencia de México y el Congreso de la Unión se librará en las instancias judiciales. Será ahí donde la alianza maldita del PRI, PAN, PRD pretenderá anular las elecciones del 2 de junio. Y es que el bloque conservador sabe que la derrota es inminente e irreversible. Queda solo utilizar toda clase de artimañas en la intención de amargar el triunfo de Sigamos Haciendo Historia con Claudia Sheinbaum al frente.
Ahora mismo la oposición apuesta su resto. Arrecian las campañas de odio contra el supremo gobierno en medios de comunicación afines, y “analistas” cuya enfermiza obsesión los sustrae de la realidad. Al tiempo patrocina grupos con sello provocador, disfrazando protestas de origen legítimo, (como de familiares de los estudiantes desaparecidos de Ayotzinapa o de maestros en busca de mejores condiciones de vida), convirtiéndolas en violenta confrontación buscando desestabilizar el orden constitucional.
Panistas y socios quieren sangre para justificar la presunta inseguridad que evitaría votar, según lo sostienen ante diversos gobiernos y organismos extranjeros, como primer paso para denunciar un fraude que solo cabe en sus calenturientas mentes. “No hay necesidad, dice Fernández Noroña, si estamos ganados desde siempre”. Y está en lo cierto.
De manera que la ultraderecha prepara un gran operativo para desestimar y aun desconocer el voto popular. Se trata de un claro atentado antidemocrático que por supuesto la mayoría mexica no está dispuesta a permitir. Ya no son los tiempos en que Vicente Fox y Felipe Calderón se atrevieron a robar el triunfo de AMLO en el 2006. Entonces el silencio de “periodistas” e intelectuales estaba comprado. Y ni modo que sea invento.
En esta ocasión la alianza maldita tiene al poder judicial de su lado. Por ello la reciente reunión denunciada por Morena, entre Norma Piña y el dirigente tricolor Moreno Cárdenas, seguro pa’ afinar detalles. En este sentido no se requiere mucha imaginación para comprender que los integrantes de la SCJN defienden los mismos intereses que la reacción, sea que los mueve la voracidad por vivir en estado permanente de lujos protegidos por instituciones contaminadas por la corrupción.
Morena tendrá que defender su triunfo ante la alta burocracia de cuello blanco; la más privilegiada por los regímenes neoliberales. Esa que recibió todo para mantenerse como la socia mejor pagada y consentida, y por consecuencia colaboradora sin excusa ni pretexto, en la criminal tarea de entregar la nación al capital privado nacional e internacional.
Así que jueces, magistrados y ministros tendrán en sus manos decisiones de importancia suprema para el país a partir de las denuncias que prepara la oposición. Será una época difícil para la democracia que todos hemos de vivir desde el cierre de las casillas, el conteo previo y resultado de antemano inaceptable para los perdedores que tendrán en Xóchitl Gálvez a la víctima idónea para hacer creer que ganaron, lo cual no pasa ni como broma.
SUCEDE QUE
El tercer debate presidencial por parte de Xóchitl Gálvez no será diferente a los anteriores. De ahí “la muina” del columnista por la obligación de escuchar las mismas tonterías y sobre todo observar la forma lastimosa en que la mujer se conduce…y luego el tal “Alito” quien se cree monedita de cambio; eso de prometer que dejará el liderazgo del PRI y la candidatura al senado si Jorge Álvarez Máynez declina a favor de Xóchitl ¡tá con madre!, por no decir que es una real pendejada.
Y hasta la próxima.
POR MAX ÁVILA