La inflación anual para el mes de abril del presente año, según datos del INEGI, se ubicó en 4.65 por ciento, es decir, presentó un incremento de 0.20 puntos porcentuales, lo cual constituye una fuerte presión para el Banco de México con respecto a las decisiones futuras de las tasas de interés.
Recordemos que el objetivo de inflación del Banco Central es alcanzar su nivel de tres por ciento anual, nivel que no representa riesgos para el conjunto de la economía, sin embargo, después de la pandemia ha sido difícil de controlar la inflación, incluso a nivel internacional continúa siendo una de las grandes preocupaciones.
En el periodo post-pandemia, los Bancos Centrales han controlado la inflación a través de incrementos en la tasa de interés de referencia de su país; en el caso de México, la tasa de interés de referencia se ha elevado hasta 11.25 por ciento, sin embargo, recientemente, el Banco de México había disminuido ligeramente la tasa de interés a niveles de 11 por ciento, lo que parecía una señal de aliento para el sistema productivo mexicano. Con el aumento de la inflación en el mes de abril, este optimismo de bajar las tasas de interés parece que se podría difuminar, al menos en el corto plazo.
El tema es que en México podríamos estar entrando en un escenario de estanflación, en donde se combina la desaceleración de la economía y el crecimiento de los precios. Desde el tercer trimestre de 2022, la economía mexicana ha venido disminuyendo su ritmo de crecimiento pasando de 5 por ciento a 2.4 por ciento para el cuarto trimestre de 2023; prácticamente, llevamos cinco trimestres con caídas en la tasa de crecimiento de la economía mexicana, lo que en términos económicos representaría una situación de recesión para el país.
El comportamiento inestable de la inflación, combinado con un escenario de recesión, nos podría llevar a una estanflación, y esto puede concretarse si la inflación se descontrola, por ello la preocupación del Banco Central de mantener las tasas de interés en su nivel actual, con la finalidad de evitar que los precios se aceleren.
Si bien la inflación podría controlarse con el nivel actual de tasas de interés, no descartemos la posibilidad de nuevos incrementos en tasas, sobre todo si la inflación se acelera. Esto podría ocurrir dado la situación de escasez de agua que existe en diferentes regiones del país, lo que podría ocasionar que los precios de los bienes agrícolas y los procesados eleven sus precios y generen una fuerte presión en la inflación.
La falta de agua en el país podría representar un potencial factor de presión en los precios del país, esto combinado con la recesión de la economía, podría llevarnos a una estanflación. En este sentido, es importante que los funcionarios públicos en materia económica se preparen en caso de un escenario como el que señalamos, con el propósito de evitar el menor daño posible para la población. Usted ¿qué piensa?
POR JORGE ALBERTO PÉREZ CRUZ