El proceso electoral es el conjunto de actos ordenados por la Constitución y las leyes electorales, realizados por las autoridades electorales, los partidos políticos, así como la ciudadanía, que tiene por objeto la renovación periódica de los Poderes Ejecutivo y Legislativo, así como de los ayuntamientos de los estados y las alcaldías de la Ciudad de México, señala el artículo 207 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.
Destacando que, la renovación periódica mencionada, se realiza a través del voto libre y secreto de la ciudadanía, como el instrumento democrático para designar a la representación popular.
Representación que se integra, a partir de las candidaturas independientes y las registradas por los partidos políticos.
Candidaturas que se placean frente al electorado, con un trueque de la mayor importancia para el país, estado o municipio: ofertan cumplir sus plataformas electorales a cambio del voto.
A este placeo se le denomina campaña electoral, definida por el artículo 242 de la LEGIPE, “como el conjunto de actividades llevadas a cabo por los partidos políticos nacionales, las coaliciones y los candidatos registrados para la obtención del voto”.
Y para la obtención del voto, las candidaturas en competencia hacen uso de
propaganda electoral, entendida como el conjunto de escritos, publicaciones, imágenes, grabaciones, proyecciones y expresiones, que difunden apoyadas por los partidos políticos y sus simpatizantes.
Tomando en cuenta lo anterior y faltando escasos 9 días para la conclusión de las campañas, es momento de preguntar si éstas lograron el objetivo de mantener o mover la intención del voto.
Señalo mantener o mover las preferencias electorales de la ciudadanía, por la sencilla razón de que, cada candidatura tiene una intención de voto distinta al momento de iniciar las campañas y, en consecuencia, a unas les interesa incrementarla y a otras no perder la ventaja.
Verbigracias, XÓCHITL GÁLVEZ RUIZ, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO y JORGE ÁLVAREZ MAYNEZ, iniciaron con una intención del voto distinta, a partir de la cual diseñaron su estrategia de campaña.
Para aproximarnos a una respuesta, tomaré la intención del voto recolectada por la encuesta de encuestas de “Polls.mx”.
La candidata del PAN, PRI y PRD, tenía una preferencia electoral de 29% el primero de marzo pasado, mientras que la de MORENA, PT y PVEM obtenía el 65% y el candidato de MC sumaba el 4% (Polls.mx).
Ochenta días después, GÁLVEZ RUIZ tiene una intención del voto de 32%, SHEINBAUM PARDO suma 55% y ÁLVAREZ MAYNEZ el 11%.
Considerando el error estadístico que tienen los estudios demoscópicos, que en este caso gira alrededor de +/-3%, podemos concluir que, solamente las campañas de SHEINBAUM PARDO y ÁLVAREZ MAYNES funcionaron.
El candidato naranja logró un crecimiento de 7 puntos porcentuales, superior al error estadístico, mientras que la campaña de la candidata obradorista ha logrado mantener una amplia ventaja sobre la del PRIAN.
Transcurridos 80 días de campaña, la estrategia de XÓCHITL GÁLVEZ RUIZ no ha funcionado, pues su crecimiento de solamente 2 puntos porcentuales, es menor al margen de error estadístico.
Incluso, si medimos la intención del voto a partir del primero de julio de 2023, cuatro días después de que GÁLVEZ RUIZ anunció que participaría en la elección presidencial, y el 20 de mayo de 2024, fecha de corte de la encuesta de encuestas, veremos que, las precampañas y campañas, así como los tres debates presidenciales, no movieron las preferencias electorales.
El uno de julio, XÓCHITL tenía una preferencia electoral de 29%, CLAUDIA el 58% y el candidato de MC sumaba 11%.
Once meses después, la encuesta de encuestas de “Polls.mx”, arroja para GÁLVEZ RUIZ una intención del voto de 29%, SHEINBAUM PARDO tiene el 57% y ÁLVAREZ MAYNEZ el 12%.
Junto con pegado, la encuesta de encuestas de “Oraculus”, señala que la aprobación del Presidente LÓPEZ OBRADOR, se ha mantenido oscilando entre el 66 y el 68 por ciento, suficiente para darle a la marca MORENA, los caballos de potencia que necesitan sus candidaturas para ganar.
POR JUAN CARLOS LÓPEZ ACEVES