La oposición chilanga tenía poco que hacer hace seis años para disputarle la jefatura de gobierno a CLAUDIA SHEINBAUM, quien venía de gobernar la alcaldía de Tlalpan.
No existían los acuerdos PAN-PRI y por ello Acción Nacional aceptó con regañadientes apoyar la candidatura de la exdirigente perredista ALEJANDRA BARRALES, cuya fuerza entonces reposaba en el gobierno saliente de MIGUEL MANCERA, del mismo Sol Azteca, mientras el PRI postulaba a un descolorido MIKEL ARREOLA.
El resultado es que CLAUDIA ganó con 47%, ALEJANDRA alcanzó el 31% y MIKEL un triste 12%. Muy por debajo se ubicaría la ambientalista MARIANA BOY (PVEM, 3.8%), el activista social MARCO RASCÓN (Partido Humanista, 0.96%) y la polifacética PURIFICACIÓN CARPINTEIRO (PANAL, 0.65%).
Importa recordar estos detalles porque, un sexenio después, en el presente 2024, la lucha se ha simplificado al extremo. Solo hay de dos sopas, la morenista CLARA BRUGADA y el prianista SANTIAGO TABOADA, con el naranja SALOMÓN CHERTORIVSKI como un débil tercero en discordia.
En 2018, el PRD tenía peso y votos. Hoy la polarización entre MORENA y el PAN le ha arrebatado prácticamente todo, para reducirlo a una vergonzante minoría.
Otro cambio interesante entre una y otra elección es que el PRI ya entendió (luego de cinco derrotas consecutivas) que en la capital mexicana no lo quieren. Por ello esta vez se plegó a la alianza con Acción Nacional y lo que queda del PRD.
Hasta hace un año, la aspirante puntera de las oposiciones era XÓCHITL GÁLVEZ. Un pleito con AMLO la llevó a cambiar de estrategia y catapultarse a la lucha presidencial, mientras las dirigencias negociaban la postulación del empresario SANTIAGO TABOADA, de filiación azul.
LA CLAVE EN ROSA
Los adversarios principales de MORENA lucen hoy números mejores porque (1) juntaron las canicas de membretes que antes compitieron por separado y (2) se han visto potenciados por el movimiento de inconformidad ciudadana conocido como “Marea Rosa”.
A tres jornadas de los comicios, la impresión es que la fuerza de TABOADA, como la de XÓCHITL en la capital mexicana, residen más en la “Marea Rosa” que en la endeble estructura de los partidos.
La ciudadanía sin membretes empezó a mostrar su garra en los comicios intermedios del 2021, donde (bajo diversas combinaciones) le arrebataron al guinda la mitad de las alcaldías. El territorio se dividió, como efecto también de la referida polarización de estos tiempos.
Luego los rosas incrementaron sus activos en, al menos, tres marchas con causa definida: en defensa del INE y del Poder Judicial, así como su apoyo final a la campaña de XÓCHITL hace un par de semanas.
Curiosamente, en América Latina hubo un fenómeno con ese nombre (“marea rosa”) que impactó los sistemas políticos a principios de siglo, encumbrando a caudillos populistas y partidos de izquierda (CHÁVEZ, LULA, EVO, KIRCHNER, etc.)
Nada que ver con la ola mexicana, que ni lejanamente parece estar girando hacia la izquierda sino, más bien, hacia posiciones de centro-derecha. Descontento amplio que aún se observa en la fase primaria que caracteriza a los movimientos. Sin estructura formal y con más impulso que proyecto.
MENOR VENTAJA
Las encuestas coinciden en ubicar en primer lugar a CLARA BRUGADA, candidata de MORENA, aunque sin la ventaja que obtuvo CLAUDIA hace seis años, ni la delantera que tiene ahora en la justa presidencial.
Quizás por el bajo perfil de BRUGADA, una figura más bien de vecindarios, acaso popular en los barrios lóbregos de Iztapalapa (cuya alcaldía ocupó) pero menos votada en la competencia interna que el superpolicía OMAR GARCÍA HARFUCH.
De hecho, este sería el pecado original de CLARA. Haber obtenido la nominación con el dudoso pretexto de la equidad de género, pese a ser superada por OMAR. Tras bambalinas se dijo que llegó únicamente por ser carta de AMLO, mientras que la doctora SHEINBAUM apoyaba abiertamente a GARCÍA HARFUCH.
La imagen original de SANTIAGO TABOADA ante los medios era bastante endeble. Se le tenía por un niño bien de cerebro hueco al estilo SAMUEL GARCÍA, guardando las debidas proporciones.
Pero su cuarto de guerra se encargó de inyectar coraje (real o presunto) a su imagen y también una determinación que antes no tenía. Se propusieron hacer de TABOADA algo parecido a un gladiador de la derecha.
El tipo duro con el que sueñan las sociedades sobrecogidas por el miedo. Se diría que casi lo lograron. Al menos trae mejores números que la principal candidata opositora de hace seis años, ALEJANDRA BARRALES, quien obtuvo el 31% del voto.
Hoy los sondeos reconocen a SANTIAGO porcentajes mejores. Lo bueno de todo esto es que la elección del domingo habrá de purgar todas las dudas. Sabremos quien acertó, quien se acercó poco o mucho. Y también quien desbarró.
POR CARLOS LÓPEZ ARRIAGA
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