Dicen los hombres de ciencia, Alexi Carrel, premio nobel de medicina entre ellos, que a los seres humanos se les conoce el carácter y la capacidad para resolver problemas graves, en las circunstancias de adversidad y eso es lo que ha ocurrido en el pasado y en las semanas recientes con la falta de lluvias y aguda escasez de agua que padece la zona.
En la sequía de 1949 que azotó la región, fenómeno que afectó también a los estados del sur de los Estados Unidos, Texas, Nuevo México, Oklahoma, Mississipi y Arkansas, lo mismo que a Francia, España, Inglaterra, Alemania y la Unión Soviética, puso de relieve los esfuerzos y la entereza del entonces alcalde de Tampico, Don Manuel Guzmán Willis.
En un acto de desesperación, pero al mismo tiempo de determinación, en vez de quejarse, como muchos, el 2 de junio, hoy hace 75 años, el jefe del gobierno municipal subió a su propio avión en medio de la algarabía popular a bombardear las nubes con hielo seco para tratar de provocar llover artificialmente.
No lo logró, pero el experimento sirvió para inyectar ánimo y optimismo a las comunidades de la región de la Huasteca y enseñarles que, en vez de acobardarse o angustiarse ante la contingencia climática, hasta entonces sin precedente, había que enfrentarla con coraje y firmeza para atenuar los estragos causados por esta al puerto y los alrededores.
Cae señalar que la crisis de 1949 y años siguientes no fue únicamente de agua, también repercutió seriamente en las finanzas, escasearon y se encarecieron los alimentos, se perdieron miles de cabezas de ganado, incluso se registraron reacciones de pánico entre la comunidad.
Traemos el caso a colación porque, mientras que muchos aprovechaban las dificultades provocadas por el agotamiento de la Laguna del Chairel, principal vaso de captación y abasto del líquido a los habitantes de Tampico y Madero, para sacarle raja política al fenómeno climático, los directivos de la Comapa Sur, encabezados por el Gerente de la potabilizadora Altavista, Francisco González Casanova, trabajaban primero para traer agua de las lagunas cercanas con motobombas de la Conagua.
Luego, gracias al trasvase del elemento desde el rio Guayalejo del Mante y más tarde del Tampaón, San Luis Potosí, como se hizo hace más de 30 años, gradualmente empezó a llegar el líquido a la mayoría de las colonias, en algunas el problema aún persiste, pero continuará suministrándose a los hogares a través de la tubería o de pipas, en tanto siga sin llover.
Cuando se resuelva el problema y el proceso electoral haya pasado podrá valorarse con precisión los esfuerzos realizados por las autoridades de la secretaría de recursos hidráulicos del Estado y la comisión de agua potable y alcantarillado de la ciudad para que, aunque con dificultades, no falte el agua a la población y la industria, como el comercio, continúen operando con regularidad. jlhbip2335@gmail.com
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