Es curioso ver circular en las avenidas principales del sur de Tamaulipas a camionetas particulares cargadas con uno y hasta dos tinacos vacíos. Me pregunto si una vez que lleguen a su destino podrán ser rellenados a través de la tubería normal de COMAPA o si tendrán que hacerlo a través del llenado manual por cubetas.
Hace no muchos días ese era uno de los principales problemas para los ciudadanos de Tampico, Madero y Altamira. En pocos días acabaron con la venta de tinacos, botes de basura para almacenaje líquido y tambos.
Una servidora todavía alcanzó a comprar un bote de basura con rueditas, y una vez que llené de agua el enorme recipiente, éste se tornó pando. Tuve miedo que reventara porque no fue diseñado para el almacenamiento de agua.
Ejemplos como ese hay muchos en toda la ciudad, en los que los ciudadanos en su descontento por no tener agua, se han organizado y han exigido a las autoridades mediante manifestaciones en diferentes puntos de la ciudad, para que COMAPA solucione la falta del líquido. Algunas de las medidas temporales fue abastecer a la población con pipas de agua, que han permitido tener algún alivio.
Otra medida fue que a nivel gubernamental se planteó enviar agua de Ciudad Mante hacia el sur de Tamaulipas. Agua que aún no llega, entre otras cosas
porque tiene una presión insuficiente de tan solo de tres metros cúbicos por segundo y tendrá que recorrer más de 200 kilómetros. Sin embargo, el camino del agua tiene largos tramos de cauce natural que actualmente se encuentra reseco, por lo que ha demorado un poco esa ayuda, que será tan solo temporal.
Lo cierto es que mientras no lleguen las lluvias, esta situación podría volverse un desastre natural y se tendría que desplegar la estrategia DNIII del ejército mexicano.
Las vistas aéreas que ofrecen algunos medios e influencers de la zona, muestran zonas desérticas en lo que antes eran cuerpos de agua. Todos los días llegamos a cifras récord en cuanto al estiaje de la zona.
En estos momentos es bueno plantearse algún sistema doméstico de captación de agua para las próximas lluvias; impermeabilizar y limpiar los techos; así como arreglar cualquier clase de fuga que exista en el hogar y en la comunidad. ¿Cuánto más tendríamos que demorarnos en plantar árboles y cambiar los hábitos domésticos para ahorrar el agua? Como los tinacos han aumentado sus ventas, hasta agotar existencias, los comerciantes optaron por traerlos de otras ciudades; aplicando la ley de la oferta y la demanda, subiendo su precio.
¿Usted diariamente cuántas camionetas ve en la calle transportando tinacos? Lo importante de esta crisis es aprender la lección del cuidado del vital líquido; pues nunca antes en los 200 años de historia de nuestra ciudad, habíamos padecido una sequía como esta.
Esperemos que, con las elecciones presidenciales y locales, que hoy se votan, puedan unirse esfuerzos y generar proyectos que prioricen el abastecimiento de agua en la zona, para el presente y para las futuras generaciones.