La aparición de hidrocarburo en las costas tamaulipecas inevitablemente hace recordar algunos de los graves desastres ecológicos que han afectado a sus mares. Desde hace un par de semanas, en las playas del norte del estado y el sur de Texas se han detectado manchas de “chapopote” cuyo origen todavía se desconoce, aunque se presume que se trataría de una fuga en alguna plataforma texana.
En Tamaulipas, las autoridades ambientales han señalado que por el momento no se consideran de riesgo ni para la población ni para la captura pesquera, y llevan a cabo trabajos de limpieza en las playas.
El peor desastre natural del que se tenga registro en el Golfo de México ocurrió en el 2010. El 20 de abril se registró una explosión en la Plataforma Deepwater Horizon de la British Petroleum.
Durante 87 días hubo un escape de 210 millones de galones (800,000 metros cúbicos) al mar que provocó afectaciones a la vida marina incuantificables.
De acuerdo con las Asociaciones Civil Colectivas” que concentran a los pescadores afectados, en el caso de las costas mexicanas, hubo repercusiones para 30 mil 717 personas del sector pesquero, concentradas en 160 cooperativas con 6657 socios, 291 permisionarios de actividades pesqueras y 125 grupos de pescadores libres con 24 mil 051 personas registrados.
De acuerdo con una investigación realizada por la Comisión Nacional de Pesca (CONAPESCA) en el Golfo de México y presentada en la mesa de discusión legislativa , entre 2010 y 2014 la captura de especies con valor comercial cayó un 12 por ciento anual. Por ejemplo, en el caso de la captura del camarón, mostró un detrimento durante 2010 ( año del derrame) 31 por ciento.
En 2011, 32 por ciento, en 2012 fue un 3 por ciento (respecto al año anterior) y 31 por ciento en el 2013 y 25 por ciento en 2014. En ese mismo período, la investigación de Conapesca detalla que mantuvo pérdidas anuales por un promedio de 807 millones de pesos.
Se documentó la muerte de varias especies de tortugas, casi un millón de pelícanos y gaviotas, y un número significativamente alto de delfines. En los cinco años posteriores al desastre, más del 75% de las gestaciones de delfines fracasaron en la zona del derrame. Además, la población de ballenas de Bryde del Golfo de México se redujo en aproximadamente un 22%.
Este desastre también afectó aguas mexicanas, y se encontraron hidrocarburos en algunas playas del Golfo de México. A pesar de una negociación por una compensación de 25 millones de dólares, no hay evidencia de que se haya resarcido a pescadores y comunidades afectadas.
La SRE presentó en el último día antes de que prescribiera el plazo legal, el 19 de abril de 2013, la demanda por daños en las costas y aguas mexicanas a causa del derrame. “Cientos de demandantes presentaron reclamos en fecha similar.
Dado el gran volumen de demandas, en mayo de 2013, la Corte de Distrito ordenó suspender temporal e indefinidamente todos los casos nuevos -incluyendo el de México- en tanto se resolvía aspectos fácticos y jurídicos comunes a todos”, explicó la SRE. Antes de la demanda federal, Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo interpusieron una demanda colectiva, que fue rechazada por la corte de Estados Unidos en septiembre de 2013.
El científico Sergio Jiménez sí encontró pruebas de daño: “Plumas de hidrocarburo creadas en la superficie por el accidente de derrame de petróleo de Deepwater Horizon, alcanzaron las costas de los estados de Tamaulipas y Veracruz en enero de 2011 y continuaron impactando en sus costas y en la vida marina”, escribió Jiménez en una declaración para la demanda en enero de 2013.
El científico también descubrió que 16 islas de Tamaulipas, Veracruz y Quintana Roo tenían daños. Además, pronosticó que los efectos continuarían dañando las costas de estos tres estados durante 10 años. Jiménez pudo probar que había hidrocarburo de BP en las costas de Tamaulipas desde junio de 2010 porque los estados sí contaban con la Huella Molecular, que identifica al petróleo de esa plataforma.
POR ANTONIO H. MANDUJANO