TAMPICO, TAMAULIPAS.- Un 13 de junio de 1939, el buque Sinaia llegó a México con un aproximado de mil 600 refugiados españoles, tras la finalización de la Guerra Civil (1936-1939). Este hecho marcó el inicio de la llegada masiva del exilio español al país. Algunos de ellos -no pocos- se quedaron en Tampico y en Tamaulipas.
Fueron once largos días de travesía, recuerda Cecilia Sánz que vivieron junto a su esposo el médico Vicente Ridaura y su hija Cecilia en el Sinaia antes de llegar a nuestro país, momentos que narra en una entrevista para “Mar Abierta” a Teodoro Medina López.
“Era propiamente un transporte para caballos, que fue adaptado para que viajáramos en él hombres, mujeres y niños. Como era la primera expedición que se lograba por acuerdos multinacionales, había “intereses” encontrados. Muchos no querían que tuvieran éxito y la tripulación del navío seguía al pie de la letra la consigna de hacernos la vida imposible. Nos daban comida echada a perder. Cortaban el agua potable. Nos teníamos que bañar con agua de mar en la cubierta con todo y ropa, y esperar a secarnos con el sol.”
Aseguró que en esos momentos tenían reuniones diarias y hubo quien propuso tomar el mando del buque, “justamente indignados”, pero también otros señalaban que esto es lo que se buscaba, para detener el futuro flujo de españoles perseguidos, refugiados en verdaderos campos de concentración.
La tripulación no les permitió desembarcar en Puerto Rico, y eso causó su enojo, pero todo cambió cuando por fin llegaron a Veracruz, pues desde antes de llegar a puerto, se veía la multitud. Mantas
pancartas, músicos populares… “Nos sentíamos un poco mal, como bichos raros a los que toda esta
gente buena gente venía a ver. Afortunadamente, de este sentir pasábamos a la conmoción del recibimiento por las autoridades locales y federales, entre los que se podían ver León Felipe y su bella
esposa”.
Cecilia Sanz Sanz y Vicente Ridaura Álvarez, valencianos, médicos con amplia cultura, llegaron a Tampico en marzo de 1940. Inaugurada un año más tarde la Biblioteca Pública Municipal actual-
mente “Jesús Quintana”, Vicente Ridaura ya destacaba entre sus principales conferenciantes. El 30 de octubre de 1950 ayudó a la apertura de “las Escuelas [porteñas] de Derecho y Medicina […] pioneras de la Universidad Autónoma de Tamaulipas”, resalta Ciro de la Garza Treviño (5). Caracterizado además por su sensibilidad social, el científico Ruy Pérez Tamayo lo consideraría “héroe genuino de las virtudes humanas”.
La doctora Cecilia Sanz de Ridaura fue Catedrática en instituciones de educación preparatoria y profesional, de algunas incluso fue cofundadora. Dirigiría por buen tiempo la Biblioteca Pública de la ciudad, desde donde impulsó el crecimiento cultural de la ciudad.
EN ESTA FOTOGRAFÍA se aprecia bajando a Cecilia cargando a su hija y Vicente Ridaura con gafas y sombrero.
Su legado es el ejemplo de lo que mucho aportó el exilio español a Tampico.
El historiador tamaulipeco Raúl Sinencio Chávez, señala en su trabajo El Exilio Español en Tampico, que “llegaron intelectuales, artistas y científicos que enriquecieron de manera generosa la vida nacional. Entrarían por el puerto de Veracruz”.
POR. JESÚS GUERRERO VALDEZ
EXPRESO-LA RAZÓN