En Tamaulipas, la reconstrucción del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se prevé harto complicada porque sus cuadros más habilidosos, en la operación política, prácticamente lo han abandonado.
Unos quizá tratando de eludir el escarnio público por su contribución al tropiezo electoral del pasado 2 de junio; otros para evitarse desgastes ‘innecesarios’ previos a la renovación del Comité Directivo Estatal (CDE); y los menos por su indecisión entre conservar su militancia o causar alta en Movimiento Regeneración Nacional (morena) o el membrete verde.
Lo cierto es que son pocos (con capacidad de liderazgo) quienes, al fragor de los acontecimientos, siguen apostándole al resurgimiento de la mentada gran familia revolucionaria.
Mercedes del Carmen Guillén Vicente, por ejemplo –consciente que sólo está de paso en la dirigencia–, no quita el dedo del renglón (en un válido intento) para como diputada plurinominal recuperar la comunión con la sociedad, mediante un diálogo.
La estructura partidaria que la acompaña, se mueve en ésta misma órbita y atendiendo la crítica constructiva que igual analiza la destructiva, que, usted bien sabe, generan los fatalistas o en su caso los detractores, tras la estrepitosa derrota electoral más reciente.
Otros militantes que dan la cara defendiendo al partido, son algunos ex legisladores federales y locales.
De los ex gobernadores Manuel Cavazos Lerma, Egidio Torre Cantú y Eugenio Hernández Flores, no existe registro alguno en cuanto al rubro.
En el Palacio Legislativo de San Lázaro, sólo atienden este tema la diputada Montserrat Alicia Arcos Velázquez; y aquí en el Congreso local, Alejandra Cárdenas Castillejos
Esto significa que al grueso de lo que queda de su clase política tampoco le interesa lo que ocurre en el membrete del que tanto se han valido para treparse a los pináculos del poder.
Otros omisos son los ex dirigentes partidistas y ex dirigentes u aún dirigentes sectoriales.
Y esto confirma su indiferencia ante la crisis que atraviesa el PRI.
Aparte de ellos, hay jefes de las tribus estatales y/o regionales, cuyo cacicazgo político-partidista está en clara decadencia, pero mantienen el control de los comités municipales y desde ahí mueven las pocas piezas del ajedrez que todavía les quedan en el tablero.
Esto se palpa desde Nuevo Laredo hasta Matamoros, considerando los municipios fronterizos intermedios; acá en el centro del estado; y allá en el ex sólido sur, aunque evitan aparecer en público tras la derrota a la que también contribuyeron con su frenética disputa por el poder y, lo que es peor, ante la pérdida de credibilidad por parte de sus rebaños.
Lo más lamentable del asunto, sin embargo, es que al presidente del Comité Ejecutivo Nacional (CEN), Rafael Alejandro Moreno Cárdenas, el mentado ‘Alito’, nada le importa el priismo tamaulipeco.
Y nada puede hacer para meter en cintura a tanto ingrato, pues igual carece de autoridad moral.
La convocatoria
Preveo que el mes próximo habrá de emitirse la convocatoria para el relevo del dirigente priista en Tamaulipas,
Pero eso no quiere decir que el Consejo Político Estatal (CPE) tenga que sesionar casi de inmediato para atender la ‘línea’ centralista, pues en los documentos básicos se contempla una ampliación del interinato, en caso de no haber condiciones inmediatas para que la asamblea se lleve a cabo.
Claro que los aspirantes dispuestos al ‘sacrificio’ de dirigir el partido, en una etapa de crisis (como la que se vive), mostrarían disgusto. Y más sus promotores que ya se frotan las manos por su codicia de manejar las prerrogativas de ley, a que todavía tiene derecho el PRI.
Lo que ahora ocurre, es que ser oposición en el estado los aterra en extremo.
Por ello su quehacer político-partidista lo han sustituido por la intriga tras bambalinas, a diferencia de quienes sí están decididos a trabajar en aras de refundar al tricolor.
¿Sus nombres?
Son del dominio público.
Alcalde ofensivo
Que mal se vio y peor escuchó el mentado ‘Makito’, al calificar de pendejos a los automovilistas que se atrevan a transitar por el desnivel del boulevard Hidalgo (justo frente a la ‘Plaza Real’), en caso de que Reynosa registre un torrente pluvial ante el arribo del ciclón ‘Alberto’ a Tamaulipas.
Para evitar la circulación en ese punto dispuso colocar conos.
“Pero si alguien aun así pasara por ahí es que están bien pendejos…”, vociferó.
Carlos Víctor Peña Ortiz así evade su responsabilidad de reestructurar la arteria vial y proporcionarle mantenimiento.
Sobre todo, porque el punto se inunda con cualquier lluvia (por mínima que sea), sin que éste en su período edilicio, ni su madre, Maki Esther Ortiz Domínguez (en los seis años que estuvo como presidenta municipal) hayan siquiera esbozado un proyecto para solucionar el problema.
POR JUAN SÁNCHEZ MENDOZA
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